jueves, 3 de septiembre de 2015
El Estramonio, Una Planta Empleada Por Las Brujas.
Con el título “El estramonio y los
orgasmos de las brujas”, el diario ABC ha publicado un artículo de
G.D. Olmo, que reproducimos a continuación. «El vulgo cree, y las
brujas confiesan, que en ciertos días y noches untan un palo y lo
montan para llegar a un lugar determinado, o bien se untan ellas
mismas bajo los brazos, y en otros lugares donde crece vello, y a
veces llevan amuletos entre el cabello». Esta cita de un documento
del siglo XV recogida por el profesor Antonio Escohotado en su
monumental Historia General de las Drogas ilustra una de las
explicaciones que se han dado el origen histórico de la imagen
arquetípica de las brujas volando sobre sus escobas. No era el
estramonio, tan de actualidad ahora, la única sustancia que
utilizaban. También recurrían a la belladona y la mandrágora.
No se sabe si los jóvenes que en los
últimos días han sido noticia por haber resultado intoxicados con
estramonio tenían idea de que esta planta de la familia de las
solanáceas ya era conocida y empleada por muchas mujeres de las
épocas medieval y moderna. De la planta «Datura stramonium»
obtenían un ungüento que se aplicaban en los genitales, al parecer
impregnando el palo de una escoba que se introducían en la vagina.
Así se producían orgasmos y alucinaciones, prácticas que la
Inquisición perseguía y castigaba con denuedo.
Era esto habitual en el mundo
ruralizado y sin alfabetizar del pasado y a ellos se deben muy
probablemente algunas de las denominaciones populares que se ha dado
al estramonio, como berenjena del diablo o higuera del infierno. El
estramonio estaba arraigado como afrodisíaco pecaminoso en el
folclore más clandestino, folclore que dio lugar a todo un fenómeno
social, el de la brujería. La fascinación por lo oculto y por las
sustancias naturales que ayudaban a los simples a alterar sus estados
de conciencia estaban muy extendidos en una sociedad en la que las
penurias marcaban la vida del común.
Como puso Umberto Eco en boca de uno de
sus personajes en El Nombre de la Rosa: «La vida de los simples (…)
no está iluminada por el saber y el sentido agudo de las
distinciones propios de los hombres sabios (…). Además, es una
vida obsesionada por la enfermedad y la pobreza, y por la ignorancia
(…) A menudo, para muchos de ellos, la adhesión a un grupo
herético es solo una manera como cualquier otra de gritar su
desesperación». Es una explicación. No parece que sea eso lo que
mueva a los jóvenes que en la actualidad consumen la venenosa planta
en descampados en los que atruena la música «techno».
Aprendices de brujos
El título avisa de que el escrito
viene a cuento de la reiteración veraniega en la intoxicación por
Datura stramonium (o estramonio a secas), planta de cierta solemnidad
muy extendida en nuestro país donde es conocida por nombres tan
característicos como trompeta del diablo o hierba del infierno que
orientan adecuadamente sobre su toxicidad. Su actividad farmacológica
y tóxica se debe a los principios activos que contiene: escopolamina
y atropina, anticolinérgicos como decíamos más arriba. Lo cuenta
Agustín Hidalgo en La Crónica Virtual.
Sus efectos sobre la fisiología humana
y sobre algunas patologías es conocido desde hace muchos años y han
sido y aún son sustancias muy útiles en la experimentación de
laboratorio para caracterizar el efecto de algunos grupos de
medicamentos. Además, algunos análogos de su estructura química se
utilizan habitualmente en clínica humana p.e. como espasmolíticos;
de hecho la popular buscapina no es otra cosa que el butilbromuro de
escopolamina que nos alivia dolores cólicos pero que no accede al
cerebro y, por tanto, carece de los efectos alucinatorios buscados
por algunos intoxicados.
También se han utilizado en la
medicina precientífica con varias indicaciones y en asociación con
otras plantas. Así, en asociación con tusilago y pie de gato, el
estramonio se utilizó en forma de emplastos para el tratamiento de
«afecciones respiratorias» y estuvo comercializada en forma de
«cigarrillos antiasmáticos» que «mejoraban parcialmente» la
sintomatología del asma por reducir la secreción bronquial y
disminuir el hipertono bronquial que dificultan la respiración en
los asmáticos.
Esta preparación fue, en su época,
una respuesta terapéutica de base científica pues se pensaba que la
acetilcolina era la responsable de producir la dificultad
respiratoria de los asmáticos y, en consecuencia, el preparado podía
adquirirse no sólo en farmacias sino también en droguerías
acreditadas, como la regentada por Luis Alonso en la riojana
localidad de Haro donde los conocimos hace años.
La escopolamina y otros alcaloides
tropánicos (como la atropina) son sustancias químicas –muchas de
ellas de origen natural– que se comportan como antagonistas
colinérgicos (es decir, se oponen a los efectos de la acetilcolina,
un neurotransmisor –sustancia encargada de la comunicación
intercelular– universal en el cuerpo humano). Como tales
antagonistas producen efectos tan característicos como la
disminución de la secreción de saliva y de la actividad de todas
las glándulas exocrinas (entre ellas las glándulas salivares).
También produce midriasis (dilatación
de la pupila), parálisis de la acomodación (visión borrosa),
taquicardia y efectos sobre el cerebro variables según las dosis que
se administren, y que oscilan entre la excitación y la depresión
mortal. Por eso no son de extrañar los casos ocurridos, sobre todo
si tenemos en cuenta que se ha asociado a otras sustancias.
Pero el estramonio ha sido utilizado
además como planta decorativa como demuestra que hace unos años fue
retirada de un jardín de Granada donde se cultivaba por su valor
ornamental. También era uno de los ingredientes de las pócimas que
se utilizaban en las sesiones de brujería para comunicarse con el
demonio y alcanzar el estado de excitación (tóxica) que alcanzaban
los participantes en los aquelarres. El estramonio produce amnesia,
por lo que no es extraño que los participantes en estos
acontecimientos lo negaran, al menos podemos entender que tenían una
excusa para justificar su reticencia que, por lo que cuenta la
historia, no era resistente a los bancos de tortura de la
Inquisición.
Contempladas a nivel antropológico las
sesiones de brujería poco tienen de diferente de las sesiones de
enajenación que se busca con diferentes fines y mediante el uso de
diferentes sustancias. Los servicios de urgencias de los hospitales
reciben constantemente intoxicados por todo tipo de sustancias
ilegales, pero también legales. No olvidemos que el alcohol es un
tóxico legal, un «ansiolítico social» como se le ha denominado en
alguna ocasión, que cada fin de semana lleva a los hospitales a un
número no desdeñable de jóvenes que consumen recursos sanitarios
para ser atendidos.
En todo caso, la juventud es época de
experimentar y por eso podemos entender estos fenómenos sociales que
emergen puntualmente. En el caso del estramonio no es ninguna
novedad: hace unos años, en Valencia, en los botellones posteriores
al examen de selectividad, se produjo un considerable número de
intoxicados por estramonio que ofrecía un ciudadano nórdico; en
estos días la prensa autonómica da noticias de casos en diferentes
comunidades autónomas. Lo lamentable del caso es, naturalmente, la
muerte de personas jóvenes pero también lo es que no se incorpore a
la memoria colectiva la potencial toxicidad de estas sustancias,
ejemplo claro de que no «todo lo natural es bueno». También mata.
Es sorprendente la imagen de policías
locales arrancando plantas de Datura stramonium. Aparte de un
atentado ecológico es un disparate que no conducirá a nada que no
sea la demostración de la incultura botánica y social de nuestros
gestores administrativos que parecen esconder la cabeza con este
gesto en vez de, una vez por todas, invertir en formación. La Datura
stramonium continuará perviviendo en secano y en humedales y
continuará adornando los campos con sus grandes flores blancas.
Los jóvenes seguirán haciendo ensayos
con esta o con otras plantas, mezclándola con otras sustancias
ilícitas y disfrutando de situaciones nuevas como parece exigirle
esa «aplastante y agotadora monotonía» que lucen de vez en cuando;
y la vida, en algunos casos, se les romperá en un instante sin que
podamos hacer algo por remediarlo más allá de procurarles
instrucción. Porque, como decía Aharon Appelfeld, «la realidad
puede permitirse el lujo de ser increíble, inexplicable, de situarse
fuera de toda proporción», y el ejercicio de la libertad no siempre
produce los resultados esperados.
La planta mortal de las brujas
Ha sido la planta de los aquelarres, de
los adivinos, de los ritos chamánicos y últimamente de las fiestas
más extremas, según explica BBC Mundo. La muerte de dos jóvenes en
España después de consumir un cóctel que contenía estramonio, una
planta alucinógena y venenosa, ha puesto la atención sobre la
llamada hierba del diablo.
Los cuerpos de los jóvenes, de 18
años, fueron encontrados en medio de los bosques de Perales del Río,
un pueblo de los alrededores de Madrid donde se suelen organizar
ruidosas raves (fiestas de música tecno) en edificios abandonados
como El Monasterio de la Aldehuela, un lugar de culto para este tipo
de celebraciones y reuniones esotéricas.
Minutos antes de que murieran, una
pareja se topó con una de las eufóricas víctimas visiblemente
alterado por el cóctel que había consumido. En los análisis de
sangre se encontró alcohol, speed (droga sintética) y estramonio.
Aunque la autopsia determinó que la planta no fue la causante
directa sino un golpe de calor, una de las consecuencias de su
consumo es la hipertermia: sofoco y sensación de asfixia combinados
con problemas cardiovasculares.
‘Es una sustancia peligrosa, puede
provocar un ataque al corazón. Las semillas son las más tóxicas,
te envenenas con sólo unos pocos gramos’, explica a BBC Mundo la
toxicóloga María del Mar Serrano. ‘Su alta concentración de
alcaloides como la atropina, escopolamina e hiocinamina se traduce en
delirios, mareos y alucinaciones que fácilmente pueden conducir a la
muerte’, agrega la experta.
Las víctimas del Monasterio,
abandonados entre el silencio y los graffitis, bebieron un mejunje a
base de estramonio que les ofrecieron. A los pocos días la policía
detuvo a las dos personas que prepararon la bebida, a quienes se les
acusó de tráfico de drogas y homicidio. Según las autoridades los
detenidos repartieron gratuitamente la bebida con la intención de
abrir mercado.
No es la primera vez que ocurre. Hace
unos años en Valencia un músico ambulante danés le repartía a los
transeúntes un líquido que el describía como la ‘bebida de las
brujas’. Cinco estudiantes extranjeros bebieron el brebaje de
estramonio, también conocido como la manzana espinosa. Todos
resultaron envenenados y dos de ellos murieron. Una semana después
cuatro jóvenes que participaron en la marcha del Orgullo Gay fueron
hospitalizados después de que alguien les diera a beber un cóctel
con estramonio.
Utilizada en ritos de iniciación, hay
referencias del estramonio desde la antigua Roma o en documentos de
brujería de la Edad Media. Su estrecha relación con el esoterismo
va de la mano con los alcaloides de la planta que provocan
alucinaciones durante horas. ‘Es una planta muy común. Es nativa
de Sudamérica y Asia pero se encuentra fácilmente en los bosques
mediterráneos. Crece en solares abandonados o en huertos sin
cultivos’, comenta Serrano.
A pesar de su letalidad, el estramonio
tiene propiedades antiinflamatorias por lo que se utiliza para
tratamientos de várices o hemorroides. A partir del estramonio, el
químico alemán Albert Ladenburg aisló en el siglo XIX la
escopolamina (burundanga), un alcaloide que se utiliza como
antiespasmódico y analgésico en los partos, así como en el
tratamiento del mal de Parkinson.
En los alrededores de Perales del Río,
donde ocurrió la tragedia de los dos jóvenes fallecidos, las
autoridades han comenzado a erradicar las plantas de estramonio pero
son conscientes que eliminarlas es prácticamente imposible, pues
crecen silvestres por toda la península. Su fuerte y desagradable
olor la delata, quizás por ello también es llamada la hierba
hedionda o ‘hierba del diablo’.
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ResponderEliminarMi nombre es Dietricha y han pasado 2 meses desde que el Dr. Maleek me salvó del cáncer de seno en etapa 5. He estado sufriendo de esta enfermedad durante mucho tiempo, mis senos estaban totalmente fuera de forma, tenía dolores en todo el cuerpo. un día vi su contacto en internet cómo salvó a una mujer joven, no tengo otra opción y, además, rápidamente tomé su contacto y lo contuve y él me respondió y me dijo qué hacer y seguí todas sus instrucciones después de eso la cura fue enviado a través de DHL y después de tomar el medicamento, sentí la vida en mi cuerpo nuevamente y me recuperé por completo. Estoy aquí para agradecerles y hacerle saber a la gente que el cáncer se puede curar. Póngase en contacto con él en:
ultimateherbalcure@gmail.com
El contacto de la aplicación es: +2348139565427
Mi nombre es Dietricha y han pasado 2 meses desde que el Dr. Maleek me salvó del cáncer de seno en etapa 5. He estado sufriendo de esta enfermedad durante mucho tiempo, mis senos estaban totalmente fuera de forma, tenía dolores en todo el cuerpo. un día vi su contacto en internet cómo salvó a una mujer joven, no tengo otra opción y, además, rápidamente tomé su contacto y lo contuve y él me respondió y me dijo qué hacer y seguí todas sus instrucciones después de eso la cura fue enviado a través de DHL y después de tomar el medicamento, sentí la vida en mi cuerpo nuevamente y me recuperé por completo. Estoy aquí para agradecerles y hacerle saber a la gente que el cáncer se puede curar. Póngase en contacto con él en:
ResponderEliminarultimateherbalcure@gmail.com
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