viernes, 11 de septiembre de 2015
El Enigma De La Postal Escrita Por Louis Joseph.
Un peregrino que se alojó en el
albergue jacobeo de Molinaseca envió en 2000 al propietario del
establecimiento una postal en la que se despide como “Louis Joseph,
futuro papa Benedicto XVI”, cinco años antes de la elección de
Ratzinger con ese nombre. El documento, de autenticidad verificada
por calígrafos, se guarda en una caja fuerte y ha motivado una
polémica religiosa. La periodista Paloma Gómez Borrero dice que el
enigma es “inexplicable”.
Una postal con matasellos del año 2000
que se custodia en una caja fuerte en el albergue jacobeo de
Molinaseca, en el Bierzo, es el mayor enigma relacionado con la
elección del actual Papa. El misterioso documento protagonizó el
contenido del último programa televisivo de Cuarto Milenio en 2010,
al que asistió expresamente desde Roma Paloma Gómez Borrero, uno de
los periodistas con más facilidad de acceso al entorno del
pontífice.
La postal, cuya autenticidad ha sido
verificada por expertos, fue enviada cinco años antes de la elección
de Ratzinger como Papa al hospitalero Alfredo Álvarez, propietario
del albergue de Molinaseca, por un peregrino que le recrimina algunas
posiciones religiosas sobre las que supuestamente habrían discutido
durante su paso por el hospedaje, y está firmada por “Louis
Joseph, futuro papa Benedicto XVI”.
Alfredo Álvarez asegura que al
principio no dio mucha importancia a la carta, pero aún así decidió
guardarla. Se felicitará de haberlo hecho cuando, en la primavera de
2005, siguiendo por televisión los fastos de la coronación de
Ratzinger como Papa, cayó en la cuenta de que el rostro del nuevo
pontífice le sonaba. El hombre entronizado en el Vaticano había
pasado por el albergue de Molinaseca años antes como peregrino
camino de Compostela.
El enigma se reavivó al hilo del
malentendido provocado por una entrevista en la que el portavoz del
Vaticano, el jesuita Federico Lombardi, se felicitaba de que
Benedicto XVI regresara a Santiago, dónde había estado años atrás.
Pocos días después, Lombardi rectificó sus declaraciones y aclaró
que se había confundido y que Joseph Ratzinger jamás había puesto
un pie en Santiago.
Los análisis caligráficos efectuados
a la misteriosa postal garantizan que no ha sido manipulada, fue
enviada en 2000 desde la localidad provenzal de Aprés de Montpellier
y que tanto la escritura como la tinta corresponden a un mismo autor
lo que, como mínimo, confirma que el documento vaticinó con cinco
años de adelanto el nombre del siguiente Papa. Otra cosa es la
autoría de Ratzinger, que, de confirmarse, se entendería como un
acto de soberbia y arrogancia. En cualquier caso, el Vaticano no ha
facilitado manuscritos del Papa para su comparación caligráfica con
el texto de la postal. “El calígrafo al que acudí en Madrid
garantizó su autenticidad, pero contó con muy poco material
manuscrito de Ratzinger , apenas una firma, para poder valorar si es
de la autoría del Papa –asegura Alfredo Álvarez–. Lo que sí
está claro es que el documento es auténtico. Yo no quiero entrar
ahora en si Ratzinger estuvo o no en el albergue. No quiero problemas
con la Iglesia ni con el Vaticano. Simplemente guardo un extraño
documento auténtico. Y lo cierto es que quien lo escribió o era
adivino o sabía ya en 2000 cuál iba ser el nombre del Papa”.
Durante el transcurso del programa
Cuarto Milenio, la periodista Paloma Gómez Borrero aventuró que no
le parecía escrita por Ratzinger por el tipo de retórica empleada
en los argumentos con los que recrimina la postura religiosa de
Alfredo Álvarez.
También afirmó que el Papa no hablaba
español, algo que niega Alfredo Álvarez, que llegó a ser acusado
de falsificador por el obispo de Astorga. “Eso sí que no lo
consiento. El documento es auténtico. Otra cosa es quien lo escribió
“, dice éste, tras no pocos quebraderos de cabeza. Pero lo cierto
es que ahora es la propia Iglesia quien empieza a mostrar una
creciente curiosidad por la enigmática postal.
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