El baile de San Juan, conocido históricamente como Baile de
San Vito, fue un fenómeno social que implicó la obsesión por la danza. Una
obsesión que se apoderó de Europa entre los siglos XIV y XVII. Uno de los
mayores sucesos conocidos al respecto ocurrió en Aquisgrán, Alemania, el 24 de
junio de 1374, sólo varias décadas después de que la Peste Negra se propagase
por Europa. Durante dicho “brote”, los individuos afectados bailaban
histéricamente por las calles, durante horas, días y, al parecer, incluso
meses, hasta derrumbarse de puro agotamiento, muriendo muchos de un ataque al
corazón o de un derrame cerebral. Fueron miles los participantes en cualquiera
de estos brotes. En la literatura moderna, las mujeres a menudo son retratadas
como víctimas del Baile de San Juan, aunque los relatos de la época registran
que fueron igualmente propensos a sufrirlo hombres, mujeres y niños.
Inicialmente se consideró que la manía del baile era una
maldición enviada por un santo que, generalmente, se atribuía o a San Juan
Bautista o a San Vito, de ahí su emblemático nombre. Por tanto, las personas
que sufrían esta enfermedad iban a los lugares consagrados a dichos santos para
rezarles por su salvación. La asociación de este fenómeno con San Vito quizá
pueda atribuirse a un acontecimiento sucedido en Alemania en 1278. Durante ese
año un grupo de 200 personas bailó tan vigorosamente en un puente sobre el río
Maas que el puente acabó derrumbándose, muriendo muchos de los danzantes. Los
supervivientes fueron trasladados a una capilla cercana, dedicada a San Vito,
recobrando por completo la salud muchos de ellos.
Curiosamente, estos hechos no fueron algo aislado, sino que
se produjeron en numerosas ocasiones a lo largo de toda Europa. Según consta,
sucesos así se produjeron en Italia, Luxemburgo, Francia, Alemania, Holanda y
Suiza, especialmente durante los siglos XIV, XV y XVI.
Varias hipótesis se han postulado para explicar este
fenómeno. Una de ellas es la de intoxicación por cornezuelo de centeno, a la
que se atribuyen las alucinaciones y convulsiones que acompañaban al Baile de
San Juan. Esta forma de intoxicación coincidía con inundaciones y temporadas
lluviosas, dado que la excesiva humedad es la condición más favorable para el
crecimiento del hongo claviceps púrpura, que contiene sustancias químicas
tóxicas y psicoactivas, incluyendo el ácido lisérgico y la ergotamina (usada en
tiempos modernos como un precursor en la síntesis del LSD). Este hongo se
encuentra, generalmente, en el grano cultivado como el centeno y puede inducir
ciertos síntomas típicos del Baile de San Juan, como son los espasmos
nerviosos, delirios psicóticos y las convulsiones. Sin embargo, se sabe que los
bailes no sucedieron durante inundaciones ni estaciones lluviosas. Además, no
todos los síntomas del Baile de San Juan pueden atribuirse a la intoxicación
por cornezuelo de centeno.
Otra explicación para el baile es la que apuesta por el
hecho de que los participantes fuesen acólitos de determinadas sectas
religiosas. Dado que estas personas peregrinaron por toda Europa durante los
años posteriores a la Peste Negra, para ganar el favor divino, fueron ganando adeptos
y creciendo en número. Viéndose involucrados en un baile prolongado, acompañado
de ayuno y de rituales emocionales, los síntomas como alucinaciones, desmayos,
y temblores descontrolados habrían sido comunes.
Aunque es muy probable que algunos de los participantes del
Baile de San Juan estuviesen realmente afectados por enfermedades mentales, se
ha argumentado que la mayoría de los que se dedicaron a esta danza no sufrían
realmente síntomas tales. En lugar de calificar al Baile de San Juan como una
forma de trastorno mental, se podría considerar como un fenómeno social, a
veces denominado 'enfermedad psicógena de masa', que implica la aparición de
síntomas físicos similares, sin causa conocida, afectando a un gran grupo de
personas, como forma de influencia social. De este modo puede que algunos de
los implicados en el Baile de San Juan lo hicieran por miedo, mientras que
otros bailasen para adaptarse a la multitud.
Aunque pueda parecer que esta forma de histeria en masa
existe sólo en los libros de historia, en realidad es muy común, también, en
los tiempos modernos. La epidemia de la risa de Tanganica en 1962, por ejemplo,
fue otro suceso de histeria en masa sufrido en Tanzania. En este caso, unas
risas incontrolables, acompañadas de desmayos, problemas respiratorios y
llantos, que comenzaron afectando a un grupo de colegialas, se extendieron al
resto del colegio, a las escuelas vecinas y, finalmente, a aldeas enteras.
Miles de personas se vieron afectadas, no pudiendo erradicar el fenómeno por
completo hasta ¡18 meses después!
La histeria en masa continúa desconcertando a la comunidad médica y, aunque resulta fácil reirse de lo que aparentemente sólo es un comportamiento ridículo y extraño, las investigaciones han demostrado que existe un complejo número de factores que pueden contribuir a la formación y propagación de la histeria colectiva: rumores, extraordinaria ansiedad o excitación, creencias culturales, contexto social y político y acciones reforzadas por la autoridad y el estrés. Numerosos casos de histeria en masa han sido registrados por todo el mundo durante siglos, proporcionándonos una visión fascinante de la compleja naturaleza de la psicología humana.
Fuente: Leyendas, Mitos, Misterios y Enigmas del Mundo
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