Esta leyenda tiene diferentes versiones y muchos matices,
pero la base de la misma es una. Tiene como protagonista a Pirene o Pyrene,
como uno prefiera llamarle. Esta buena mujer era la hija de Tubal, que no era
otro que el nieto de Noé, el del arca. El personaje de Tubal también da para
unos cuantos relatos, pero de momento habrá que conformarse con saber que se
cuenta que fue considerado un gran rey en la península.
Pirene, por su parte, era muy querida. Habitaba en los
valles que hoy son montañas, en comunión con la naturaleza, muy a lo Capitán
Fantástico, pero en soledad. Tenía la importante tarea de cuidar de todo ello.
Estaba encantada con su misión, porque amaba los valles y los bosques, no
necesitaba de mucho más para ser feliz.
Pero entonces entró en juego tanto el héroe como el villano
de la historia. El héroe: Hércules, porque no podía ser otro. Hércules estuvo
presente en muchos jaleos de la antigüedad de la península, como bien sabe la
ciudad de Sevilla. El villano, otro viejo conocido: Gerión. Otro monarca que
además era un monstruo y que, con sus tres cabezas, tenía a todos
aterrorizados.
Aunque con matices, todas las versiones coinciden en que
Pirene y Hércules se enamoraron al momento de verse. Un amor a primera vista,
un instalove de esos que siempre se han llevado mucho. Gerión, por su parte,
era el típico villano que gustaba de ser malo y que quería conseguir a Pirene
para sí. Pero Pirene, claro, no quería cuentas con el monstruo. Sucedió lo que
suele suceder: que Gerión, con su corazón malvado roto, buscó vengarse.
Así que persiguió a Pirene por esos valles y esos bosques,
algunos muy frondosos, quemando todo a su paso, obligándola a salir a su
encuentro. Pero Pirene no salió. Lo que pasó fue que pereció entre las llamas,
que arrasaron con todo. Cuando Hércules descubrió el terrible final de su
historia de amor, desconsolado como solo puede estarse en estas tragedias,
decidió que trabajaría día y noche hasta construir un monumento en honor a su
amada. Así que enterró a Pirene y sobre ella comenzó a colocar inmensas piedras
que solo un semidiós podría levantar. Tantas puso que al final el monumento le
salió cordillera.
Los matices, que siempre importan
Sobre la historia de amor de Pirene y Hércules. Una versión
apunta a que el instalove fue aún más intenso de lo que puede parecer. Muchas
historias hablan de cómo se enamoraron tras cruzarse un día en el bosque, de
cómo estuvieron viéndose durante días a escondidas. Otras sin embargo apuntan a
que en realidad no se conocieron en plenas facultades: el uno estaba conmocionado
y la otra moribunda.
Y es que es posible que Hércules sólo viera a Pirene una
vez: cuando falleció en sus brazos. Pero se enamoró de su belleza, quiso su
salvación y le propuso marcharse con él al Olimpo. Esto es muy propio del
héroe, así que cuadra bastante. Pirene, en cualquier caso, lo rechazó. En esos
valles y bosques ya arrasados había vivido y en esos valles y bosques moriría.
También muy propio de los protagonistas de las tragedias.
Las mismas historias que apuntan hacia lo primero, hacia
esos días de amor a escondidas, aseguran que al final, Tubal, el padre, los
descubrió. No podía permitir que su hija descuidara la tarea de velar por esas
tierras, ni tampoco le hacía demasiada gracia que un héroe en continua amenaza
se desposara con ella. Seamos sinceros: qué padre querría a este hombre para su
hija. Siempre ocupado, siempre en guerra. Así que prohibió su amor. Expulsó a
Hércules del lugar y este solo volvería, aquí si enlazamos con lo anterior,
para ver morir a su amada. Entonces, lo sabido: lágrimas, monumento,
cordillera.
La conclusión final
Esta impresionante cordillera surgió a partir de la muerte
de Pirene, que fue enterrada y honrada por Hércules. Si queréis probar suerte,
parece ser que su cuerpo descansa en algún punto entre el valle de Benasque y
el valle de Arán. También forma parte del conocimiento general de la zona que
los ibones son, en realidad, las lágrimas de Pirene, que lloraba por su hogar
incendiado y por su propia muerte.
Quizá no pudo cuidar más de esa naturaleza que tanto amaba, pero menudas formas surgieron a partir de esta tragedia. Formas llenas de muchas, muchas, muchas más leyendas. Como la que habla del gigante con muy mal genio que terminó convertido en pico de montaña. Concretamente, en el más alto de los Pirineos: el Aneto.
Fuente: Leyendas, Mitos, Misterios y Enigmas del Mundo
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