Se dice que el rey Salomón poseía una alfombra voladora de
noventa y seis km de largo y otros tanto de ancho, capaz de transportar 40.000
hombres.
La Tradición hace referencia a que el Rey Salomón (Suleimán
para los árabes) poseía la capacidad de trasladarse por los aires en “aparatos
voladores”, y esta información, aunque parezca mentira, procede, directa o
indirectamente, de al menos tres textos religiosos: el Corán, el Kebra Negast y
el Targum.
El Kebra Nagast, también conocido como el libro de Reyes, el
libro más sagrado e importante de los antiguos etíopes, encontramos como el rey
Salomón poseía una especie de dispositivo volador. Una máquina voladora.
Además, una leyenda narra un hecho sorprendente:
Cuando el Rey Salomón se sentó en la alfombra, fue atrapado
por el viento y navegó por el aire tan rápido que desayunó en Damasco y cenó en
Media.
Estos relatos se confirmaron con las leyendas de personas
del Tíbet que le relataron al explorador Nicholas Rourke que el Rey Salomón,
volaba a través de los terrenos tibetanos con su impresionante objeto volador.
En el Targum, se comenta que Salomón dominaba los vientos y
que éste realizó, con “un medio de transporte sobrenatura“, el recorrido de La
Meca a Yemen, entre la salida y la puesta de la estrella Canope
Cada mes visitaba a su amada Reina, cubriendo la distancia
Jerusalén – Marib (Yemen) o Jerusalén – Etiopía, en tan sólo medio día. También
viajó 5.000 kilómetros más al oriente, edificando templos y residencias
megalíticas en determinados montes “estratégicos” en los actuales países de
Irán, Pakistán y Cachemira.
Las leyendas locales dicen que Salomón llegó a Cachemira con
su trono volante, encauzó el torrente y desecó los pantanos. Por eso a
Cachemira se le denomina también “Huerto de Salomón“.
Yahveh se apareció a Salomón… y le dijo: Pide lo que quisieres que yo te dé…..
Fuente: Leyendas, Mitos, Misterios y Enigmas del Mundo
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