Hace entre 5 y 6 millones de años el Mar Mediterráneo se
secó casi completamente. La causa fueron los movimientos tectónicos que
cerraron el estrecho de Gibraltar conectando Europa y África.
Privado de la afluencia de agua del Atlántico el
Mediterraneo no pudo equilibrar esa pérdida con el desagüe de los ríos,
superada por la evaporación. Grandes depósitos de sal comenzaron a formarse en
el antiguo fondo marino. Algunos de estos depósitos todavía son visibles en la
ciudad siciliana de Mesina, después de ser levantados por la acción de las
placas tectónicas.
Al mismo tiempo que el nivel de las aguas bajaba, los ríos
que vertían al Mediterráneo comenzaron a formar gargantas similares al Gran
Cañón del Colorado, de más de 1.000 metros de profundidad, mientras que la
costa y el fondo, libres de la pesada carga del agua, sufrían un levantamiento
isostático de centenares de metros. Se calcula que eso ocurrió hace 5,96
millones de años.
Pero unos 630.000 años más tarde el agua del Atlántico
consiguió romper la barrera de tierra del estrecho de Gibraltar y las aguas
volvieron a entrar llenando el Mediterráneo. Se calcula que el nivel pudo subir
hasta 10 metros al día, lo cual fue catastrófico para la vida, la flora y fauna
allí establecida. Evidentemente, ningún humano moderno (homo sapiens) estaba
allí para sufrir las consecuencias, ya que nuestra especie aparecería más de
cinco millones de años después de aquello.
Pero hay otro evento parecido que el homo sapiens si
presenció: la inundación del Mar Negro. No es más que una de las muchas
hipótesis que se barajan para explicar la formación de este mar, pero de paso
aporta una fuente de origen para los posteriores mitos del diluvio universal
que encontramos en el Poema de Gilgamesh y en la Biblia.
Según esta teoría el estrecho del Bósforo se habría cerrado
igual que lo hizo el de Gibraltar, desecando grandes extensiones de tierra al
norte y oeste del actual mar. Durante miles de años el agua dulce del mar Negro
habría fluido al Mediterráneo, hasta que hacia el año 5600 a.C. quizá una
subida del nivel del mar a nivel mundial provocó la ruptura del Bósforo.
De repente, el agua salada del Mediterráneo comenzó a fluir
en cascada a través del Bósforo, con una fuerza 400 veces más potente que la de
las Cataratas del Niágara y vertiendo 42 kilómetros cúbicos de líquido al día.
El nivel de las aguas habría subido unos 10 centímetros por hora, inundando más
de un kilómetro de costa por día, hasta que al cabo de unas pocas semanas más
de 150.000 kilómetros cuadrados de tierra firme quedaron sepultados bajo las
aguas.
En aquel momento las zonas inundadas estarían habitadas por
asentamientos neolíticos. Poblados enteros a los que la subida del nivel de las
aguas tomó por sorpresa y que, día tras día intentarían escapar hacia el interior,
trasladando familias, ganado y enseres, con mayor o peor fortuna.
Una expedición dirigida por el investigador Robert Ballard
en 1999 encontró evidencias de ocupación y estructuras de construcción humana,
así como moluscos de agua dulce en el fondo del Mar Negro. Ello sería
indicativo de la existencia anterior de un lago de agua dulce, y de la
posterior inundación marina.
Los supervivientes de aquella catástrofe y sus descendientes
habrían transmitido la historia oralmente durante generaciones, hasta que
finalmente dio origen a los mitos del diluvio universal.
Según los científicos, en un futuro lejano (dentro de otros
5 millones de años) el estrecho de Gibraltar se volverá a cerrar y el
Mediterráneo se secará de nuevo, quedando reducido a unos pocos lagos
hipersalinos. El Mar Negro correrá la misma suerte, y se volverá a iniciar el
proceso.
No obstante, otros estudiosos opinan que tal evento nunca se produjo, y que de hecho el agua del Mar Negro siempre ha fluido, y continua haciéndolo, hacia el Mediterráneo.
Fuente: Leyendas, Mitos, Misterios y Enigmas del Mundo
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