viernes, 7 de agosto de 2020
Las Moiras, Hilanderas del Destino
Las Moiras o Parcas
son representaciones alegóricas del destino. Hijas de Zeus y la
titánide Temis, o bien sólo de ésta, o bien anteriores incluso a
Temis, como cuenta Hesíodo, hijas de la Noche.
Convencionalmente se
cuentan tres hermanas. Éstas se encargan de hacer cumplir el destino
de los hombres siguiendo las órdenes, precisamente, del dios que
lleva su nombre, Moros (destino). Para ello tienen asignadas unas
tareas muy específicas que podrían representar cada una de las
partes de la vida. Al ser figuras del ámbito de la muerte, las
Moiras residen en el reino del Hades, hacia donde son atraídas, a
través de la Estigia, las víctimas de su rueca. En la tradición,
las Moiras o Parcas han sido objeto de confusiones con otros seres de
la mitología, como las Grayas o incluso de forma imperdonable con
las Harpías. También su campo de acción se ha visto en ocasiones
afectado, de tal modo que pudieran llegar a representar en sí mismas
la fuerza del destino. De esto es significativo el nombre alternativo
que reciben las Parcas romanas: Fata, precisamente, "destinos".
Onomástica y
funciones
Por orden de edad,
sus nombres griegos son Cloto, Láquesis y Átropos, siendo los
romanos . La primera sostiene una rueca con hilos de distintos
materiales, en función de la persona cuya vida represente el hilo.
Así, las personas que han de ser ricas y felices se encuentran
identificadas por hilos de seda y oro, mientras que para las personas
desdichadas sólo hay hilos de lana y cáñamo. Junto a ella se
encuentra la intermedia en edad, Láquesis. Ésta da vueltas al huso,
atando y enrrollando los hilos y repartiendo la suerte entre los
mortales. Por último, la mayor, Átropos, vigila que el trabajo esté
bien hecho y, sin previo aviso, corta los hilos que le place y acaba
con las vidas de los hombres, cortando tanta lana como seda.
Como suele suceder
en el ecosistema mitológico, los nombres con que nos llegan sus
personajes no son elegidos al azar: el nombre de Cloto, la primera y
más joven de las hermanas, procede directamente del verbo κλώθω
(klótho, hilar); el de la segunda, Láquesis, del verbo λαγχάνω
(lankháno tocar en suerte); y el de la última, Átropos, está
relacionado con el verbo τρέπω (trépo rehuir) que, tras
añadírsele el alfa privativa, vendría a darnos su significado
completo. Con esto, las tres hermanas serían referidas bajo sus
propios eufemismos: la Hilandera, la Repartidora de suerte y la
Fatal, en el sentido de inevitable.
Moiras y Moros
El concepto en
general del destino (en griego μόρος "moros") suele
traer problemas de interpretación etiológica de la historia, ya sea
la real o la ficticia. Por ello, en la cultura griega ---como en el
resto de civilizaciones---, si no llega a caer de lleno en una
inconsistencia sistémica, sí suele rozar el reino de las paradojas.
En el caso del
griego Destino, hijo de la Noche, se trata de una personificación
alegórica mucho más antigua que Zeus y, tal vez por eso, mantiene
un poder superior al de su muy lejano sobrino, rey de los dioses. Por
otro lado, Moros conserva un campo de acción totémico más cercano
a la esencia primigenia de la naturaleza. De esta manera, como Tetis
supiera que su hijo con Peleo, Aquiles pie-raudo (usando, en homenaje
a García Calvo, su traducción del epíteto), fuera a morir, intentó
esquivar al destino bañándolo en las aguas infernales con la idea
de hacerlo invulnerable. Sin embargo, esto no fue obstáculo para la
voluntad del Destino.
En el caso de las
Moiras, sin embargo, la discusión sobre su primacía frente a Zeus
se vuelve más polémica puesto que, como hemos mencionado en la
Introducción, la tradición sobre su nacimiento es diversa. La
versión de unas Moiras nacidas de Zeus ofrecería el poder sobre
éstas al rey de los dioses, mientras que un parentesco directo con
la Noche haría a las Moiras independientes y dueñas de su acción
fática, al servicio exclusivo del Destino.
Algunas apariciones
posteriores
Por su atractiva
entidad alegórica, las Moiras han sido mencionadas profusamente a la
largo de la historia del arte. Suelen verse descritas como tres
ancianas juntas en su labor de hilanderas, y pueden ir acompañadas
de una cuarta figura que representa aquél a quien sirven. En el
cuadro de Luca Giordano, por ejemplo, se encuentra el Demogorgon,
supremo custodio de las potencias ocultas que aparece encapuchado por
detrás de la escena principal.
En Las Parcas de
Goya, por otro lado, nos encontramos con un cuarto sujeto, rodeado
por las tres hermanas, que no se corresponde con un ser superior. Con
las manos sujetas a su espalda, se ha supuesto en él la víctima del
último trabajo de las Moiras. En la escena, Átropos se dispone a
cortar el hilo de la vida de éste, antes de llevárselo a la laguna
Estigia.
La alegoría griega
de las Moiras ha evolucionado en ocasiones, bien por confusión o
bien por interés, hacia la representación de la Muerte, de tal modo
que en algunos casos aquéllas han recibido los atributos que ésta
porta en otros imaginarios (como la guadaña); y al revés, también
la figura única y sola de la Muerte se ha visto nombrada por el
nombre de aquéllas, como nos recuerda J.M. Serrat en sus hermosos y
archiconocidos versos:
Si un día para mi
mal
viene a buscarme la
Parca,
empujad al mar mi
barca
con un levante
otoñal
...
Por último, una de
las realizaciones de las Moiras que más han calado en la infancia y
juventud actuales es la que hizo Disney en su película sobre el
vástago héroe, hijo de Zeus, Hércules. En este caso, las hermanas
aparecen representadas como tres ancianas que cumplen con el Destino
de los mortales, más allá de los deseos del malicioso Señor del
Hades, quien consulta al gracioso trío de hilanderas, que residen en
su reino, con el fin de intentar esquivar las voces del destino, una
vez más, en vano. En este caso, además, las tres ancianas comparten
un solo ojo, con el que llegan a vislumbrar el destino, un rasgo
propio, en realidad, de otro tríptico femenino en la mitología
griega más antigua: las Grayas.
También en la
segunda parte de la película juvenil surgida del personaje de Rick
Riordan, Percy Jackson, encontramos una amable representación de las
Moiras, convertidas esta vez en taxistas del satírico Carro de la
Condenación, un típico taxi neoyorquino. En el fragmento que
podemos ver más abajo podremos escuchar, además, cómo una de ellas
llama a su hermana Tempestad, un nombre que no coincide con ninguno
de los de las Moiras.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario