jueves, 5 de marzo de 2020
El Incierto Origen de los Dedos Cruzados
Cruzar los dedos es
uno de los gestos más frecuentes para quienes buscan atraer la
suerte, pedir que se cumpla un deseo o, en el caso de vernos
obligados a prometer algo que no pensemos cumplir. Pese a que la
mayoría de nosotros lo haya utilizado en más de una ocasión, con
mayor o menor esperanza de éxito, lo cierto es que su origen resulta
tan confuso como incierto, lo cual no ha impedido que este pequeño
gesto se convierta en uno de los más extendidos del mundo.
El gesto en sí de
los dedos se supone que representa una cruz, la cual alejaría las
malas influencias y la mala suerte en sí, pero ocurre que esta
tradición es pre-cristiana, remontándose a tiempos muy anteriores a
la aparición del catolicismo, religión que por otra parte condenaba
este tipo de supersticiones. Según la tradición romana, se creía
que protegiendo el pulgar bajo los demás dedos se podía ahuyentar a
los malos espíritus, quizá esto derivase en el actual cruce de
dedos, aunque no se sabe a ciencia cierta.
Otra tradición
anterior al cristianismo nos habla de que, si dos personas enlazaban
sus dedos índices en forma de cruz, podrían pedir un deseo que
sería cumplido, representando con ello la unión de ambas mentes en
la consecución de un mismo objetivo. Esta costumbre ha sido
simplificada a través de los siglos, dándose “por válida”
incluso aunque lo realice sólo una persona.
También hay quien
atribuye la invención de este gesto a los miles de africanos que
fueron llevados a América como esclavos, y que terminaron por
convertirse al catolicismo. La teoría dice que el cruzar los dedos
era la única forma que tenían de santiguarse mientras llevaban
puestas las cadenas, formando una cruz para poder alzar sus
plegarias.
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