martes, 5 de noviembre de 2019
El Origen de la Muerte según la Mitología Japonesa
La mitología
japonesa cuenta que los primeros dioses decidieron crear a dos seres
divinos, un dios llamado Izanagi y una diosa llamada Izanami. Estos
seres divinos fueron los encargados de crear numerosas islas y más
dioses que poco a poco llegarían a formar la tierra en la que
vivimos actualmente. Izanagi e Izanami tuvieron mucha descendencia,
pero cuando la diosa engendró a Kagutsuchi (dios del fuego) pereció.
Izanagi estaba totalmente desconsolado, amaba por encima de cualquier
cosa a su esposa y no soportaba la idea de pasar el resto de sus días
alejado de su mujer. Este fue el principal motivo por el que decidió
viajar a Yomi (la tierra de los muertos).
Pronto llego al
lugar donde se suponía que la encontraría, un sitio que al parecer
no se diferenciaba del mundo terrenal nada más que por la absoluta y
perpetua oscuridad. A pesar de la similitud con el exterior Izanagi
comenzó a sentirse mal, echaba demasiado de menos la luz y los
placeres terrenales. Definitivamente ese lugar no estaba hecho para
él. Se apresuró entonces a encontrar a Izanami y cuando la encontró
le suplicó que volviera con él a la vida en la tierra. Izanami en
respuesta escupió a su pareja, de esta forma quería indicarle que
ya era demasiado tarde. Ella no quería moverse de Yomi, estaba bien
allí y se había acostumbrado a la eterna oscuridad.
Izanagi de ninguna
de las maneras pretendía aceptar la negativa de Izanami, así que
continuó con su lucha por convencer a su esposa. Finalmente la diosa
accedió pero antes suplicó a su dios que le permitiera dormir
durante un rato sin entrar en sus aposentos. El nervioso dios no pudo
soportar más tiempo en la oscuridad, necesitaba ver a su esposa,
sentirla, tocarla. Así pues, decidió entrar mientras esta dormía y
encendió un peine como si fuera una antorcha. La visión que tuvo a
continuación dejó completamente espantado al dios. Ella estaba
completamente deformada, su carne estaba descompuesta, llena de
gusanos. Sin duda alguna una imagen que dejó totalmente asqueado al
dios que decidió salir corriendo del mundo de los muertos.
Izanami despertó y
al ver el rechazo en la cara de su amado enfureció de manera
violenta. Se dispuso a perseguirlo por todo Yomi con el único fin de
matarlo. A esta persecución se sumaron las Shikomes salvajes o
mujeres asquerosas, pero Izanami lanzó rápidamente su gorro
transformándolo en uvas negras que frenaron de alguna forma el paso
de estas, no obstante siguieron avanzando.
Ante el fracaso de
su ataque, Izanami decidió lanzar su peine que se transformó en
brotes de bambú parece ser que esto frenó a las Shikomes, no
obstante, comenzaron a seguirle más seres horribles de Yomi. El dios
comenzó a orinar en un árbol creando un río enorme pero de nada
sirvió, posteriormente lanzó melocotones que tampoco sirvieron para
detener la persecución pero lo ayudaron a llegar más lejos.
Izanagi llego
exhausto a la puerta que separaba el mundo de los muertos del mundo
terrenal, cruzó el umbral y cerró fuertemente la roca que los
separaba. Ante tal desenlace Izanami gritó desgarradamente detrás
del obstáculo, maldijo a su marido y le anunció que si no dejaba
que saliera mataría todos los días a 1.000 hombres. Izanagi se
enfureció con las declaraciones de su mujer y sentenció que si ella
hacía eso él daría vida a 1.500 hombres al día.
De esta forma fue
como comenzó a extenderse la muerte por la tierra.
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