sábado, 1 de junio de 2019
El Bastón de Mando
Sectas ocultistas,
grupos esotéricos, políticos ambiciosos, colectivos nazis... Todos
quieren heredar el Bastón de Mando, un tesoro arqueológico de los
nativos indios de Argentina supuestamente dotado de maravillosos
poderes.
Su propietario, un
hombre convencido de que el bastón servía de "antena"
para entrar en contacto con seres de otras dimensiones, ha fallecido
recientemente y el objeto busca nuevo dueño. Mundo Misterioso estuvo
en Córdoba (Argentina) para reconstruir la historia y conocer las
leyendas de este objeto casi tan legendario como el Santo Grial .
Habían transcurrido
muchos años desde la última vez que habíamos acariciado aquella
pieza. Su actual depositario, tras el fallecimiento de quien durante
décadas fue su misterioso dueño, la acababa de desenterrar de su
"escondite" poco antes de nuestra llegada a Argentina. Aún
se percibía su olor a tierra cuando tomamos de nuevo entre nuestras
manos el ansiado fetiche esotérico.
Paradójicamente,
tras algunos años de "servicio", el singular Bastón de
Mando había vuelto al único hogar que conoció durante siglos: las
entrañas de la tierra, en donde había permanecido oculto desde que
sus depositarios, los indios comechingones, lo enterraron para que no
cayese en manos de los devastadores conquistadores españoles. Sin
embargo, según lo previsto por su actual propietario, en el año
2001 el sorprendente Bastón de Mando, supuestamente llamado a
cumplir una función mesiánica en el nuevo milenio, podrá salir de
Argentina -y quizás de América- para siempre...
Mil años de
leyendas
Juan José Benítez,
tras haber recorrido el planeta investigando todo tipo de hechos y
objetos insólitos, escogió precisamente el Bastón de Mando como
uno de sus misterios predilectos en su obra Mis Enigmas Favoritos
(Plaza & Janés). Según explica el escritor navarro, tras
analizar algunas obras clásicas como la ópera Parsifal o La Montaña
del Sol, llegó a la conclusión de que existe una tradición
esotérica según la cual el mítico escudero del no menos legendario
sir Lancelot, y al igual que él una expedición de caballeros
templarios, habrían cruzado el Atlántico mucho antes que Colón
transportando hasta el Nuevo Mundo, y más concretamente a Argentum
(¿Argentina?), una serie de objetos sagrados. Entre ellos se
encontraba el Santo Grial, que debía ser depositado junto con otro
objeto de poder: "nuestro" Bastón de Mando.
A partir de ese
momento, sugiere Benítez, el Bastón de Mando, conocido también
como "Piedra que Habla", "Piedra Imán" o "Piedra
de la Sabiduría", se convertiría en una pieza tan deseada como
el Grial y buscada por hombres de ciencia, aventureros, místicos e
incluso expedicionarios militares. Sobre el objeto ya habla Roger
Bacon en una obra publicada en 1230. Asegura el célebre filósofo y
esoterista inglés que el Libro Sagrado y la Piedra de la Sabiduría
-¿el Bastón de Mando?- se encuentran escondidos en una cordillera
de un lejano y silencioso territorio ubicado en el extremo meridional
del Hemisferio Sur. En 1830, un ambicioso jefe araucano -conocedor de
las leyendas de las tribus que habitaban el norte y el centro de la
Argentina- decidió penetrar con sus guerreros en las sierras de la
Ventana, Tandil, Balcarse, Pillahuincó y San Luis, llegando incluso
a la ciudad de Córdoba en busca de "la Piedra que Habla y
dominará el mundo...".
Las leyendas sobre
las propiedades mesiánicas del Bastón de Mando hicieron que, entre
1920 y 1940, sucesivas expediciones inglesas, alemanas, indias,
japonesas y francesas se lanzasen a la caza y captura de la Piedra de
la Sabiduría. Incluso las SS de Adolf Hitler protagonizaron alguna
de esas expediciones, asesorados por los astrólogos y videntes del
III Reich que consideraban el Bastón de Mando como una pieza
fundamental para culminar las ansias mesiánicas del Fhürer. Pero
los nazis, al igual que el resto de buscadores, fracasaron...
Un bastón para
Ulises
Quien tuvo más
suerte fue Orfelio Ulises, un hombre que entró en la historia
esotérica de Argentina en 1934. Había permanecido ocho años en el
Tíbet, en donde de los labios de los lamas y de los "maestros
de Shambhala" escuchó hablar, por primera vez, de la Piedra de
la Sabiduría. Años después, ya de regreso en Argentina,
desenterraría el mítico Bastón de Mando del escondite en el cual
había permanecido oculto durante siglos: el cerro Uritorco de
Capilla del Monte (Córdoba, Argentina). Apareció junto a otros dos
objetos, una piedra circular parecida a un moledor y un tercero que
el descubridor quiso que quedara enterrado allí...
Por alguna razón,
Orfelio Ulises consideró que el depositario de aquella singular
pieza arqueológica, arrancada de las entrañas de la mítica
montaña, debía ser un no menos insólito personaje: el Dr.
Guillermo Alfredo Terrera. Este hombre, profesor en Derecho y
Ciencias Sociales en la Universidad de Córdoba desde 1954, académico
abierto y de mentalidad renacentista, terminó convirtiéndose en
punto de referencia del esoterismo argentino. Versado en mil
disciplinas y autor de numerosas obras fue el custodio del Bastón de
Mando hasta el día de su muerte, que le llegó el 19 de noviembre de
1998.
Legado indio
El bastón fue
encontrado partido en tres trozos de 43, 40 y 28 centímetros. Mide
en total 1.11 metros de longitud y unos 15 centímetros de diámetro.
Pesa algo más de 4.5 kilogramos, pese a que por su apariencia y por
la sensación que causa al tenerlo entre las manos es de que posee
mayor entidad.
Esculpido en
basalto, el pulido de la piedra fue datado en hace más de 7.000
años, lo que desconcierta notablemente a los historiadores y
arqueólogos. Sin embargo, para Guillermo Terrera no suponía ningún
problema aceptar esa datación, ya que sin ningún pudor relacionaba
el Bastón de Mando con el origen de los indios comechingonesErks,
poblada supuestamente por seres de otra dimensión, que según
explica en su libro Antropología metafísica, se encontraría en las
entrañas del Cerro Uritorco. Además, dicho bastón era una especie
de "antena" gracias a la cual, y en el transcurso de
extrañas ceremonias, entraba en contacto con aquellos seres de otros
mundos.
Guillermo Terrera, a
quien tuvimos la fortuna de conocer hace ya algunos años, afirmaba
sin temor, en contra de las teorías que ligan la llegada del Bastón
de Mando con los templarios, propone otra hipótesis sobre el origen
de la pieza y asegura que los antiguos comechingones fueron
conducidos por "seres superiores" (¿acaso los aparentes
extraterrestres que retrataron en sus pinturas rupestres?) hasta
Argentum (Argentina) cruzando el estrecho de Bering con el Bastón de
Mando entre sus posesiones.
Las teorías de este
peculiar personaje encontraron eco entre diferentes grupos esotéricos
latinoamericanos, muy influenciados -como Terrera, por cierto- por el
hitlerismo esotérico y el tradicionalismo mágico que tanto influyó
en el III Reich. Con su muerte, y como explican el sociólogo Emilio
Zubiría y el periodista Alejandro Ravazzola, la fascinación del
mundillo esotérico argentino por sus sorprendentes teorías, un
peligroso cóctel en el que se mezcla nazismo, nacionalismo y
hermetismo, se hizo todavía mayor.
Todos los grupos de
corte esotérico han querido heredar el Bastón de Mando. Pero según
Ravazzola, sólo el grupo Delfos podría considerarse como
continuador de la obra del controvertido ocultista cordobés. De
hecho, según sus investigaciones, dicho colectivo ha realizado
numerosas expediciones tanto en el Uritorco como en la Patagonia
siguiendo las pistas sugeridas por Terrera en sus libros en torno a
la ubicación del Santo Grial en Argentina y la presencia de
templarios en aquellas tierras antes, incluso, del descubrimiento de
Colón. Tan arriesgadas propuestas fueron creídas a pies juntillas
por los nazis de la II Guerra Mundial, muchos de los cuales se
refugiaron en Argentina importando su convencimiento a propósito de
la ubicación del insólito objeto. Este último hecho, por cierto,
fue confirmado por el centro Wisssental en América Latina y el
Mossad, que descubrieron la continuidad del hitlerismo esotérico -y
ufológico- en Argentina, hoy representado públicamente por el
diplomático chileno Miguel Serrano, conocido defensor de la teoría
que sostienen que los OVNIs actuales son naves desarrolladas por los
ingenieros nazis que lograron sobrevivir a la II Guerra Mundial y que
podrían habitar algunas ciudades subterráneas como Erks, que se
encontraría, como señalábamos, bajo el cerro Uritorco.
Delfos y su líder,
el ingeniero Fernando Fluguerto Martí, es hoy un colectivo envidiado
-y admirado- por los esoteristas argentinos al haber sido proclamado
como heredero no de sólo los conocimientos de Terrara sino también
del preciado Bastón de Mando que hoy muestran orgullosos... Pero
viven engañados...
Los dos bastones
Los hijos de
Guillermo Terrera viven al sur de Buenos Aires. Aún recuerdan con
cierto horror las circunstancias que rodearon el entierro de su
padre. Nos explicaron cómo aún estando caliente el cadáver,
algunos de los asistentes al velatorio, que presidía el Bastón de
Mando, se abalanzaron sobre la codiciada pieza "como locos,
asegurando ser los escogidos de los seres superiores para heredarlo",
nos asegura el hijo del hermetista, también llamado Guillermo. El
joven, tan alto y fornido como su padre, forcejeó con ellos para
recuperar el bastón, que para esconderlo acabó enterrándolo en
cierto lugar para evitar un posible robo. Así que no es de extrañar
que nos asegurara, ante nuestra sorpresa, que desconocía quiénes
formaban el colectivo Delfos.
¿Significaba
aquello que existían dos bastones, uno en posesión del citado grupo
esotérico y otro custodiado aún por la familia de Terrera? La
respuesta es... ¡Sí! La historia del bastón falso resulta
rocambolesca. Según nos explicó su hijo, Guillermo Terrara fabricó
una réplica del "fetiche" por temor a perderlo a manos de
algunos visitantes de cuyas intenciones no estaba seguro.
La pieza apócrifa
no presenta las roturas de la original y su peso es considerablemente
menor. Pero quien no haya sostenido con sus manos ambas piezas no
podría percatarse de la diferencia... Ahora bien, ¿cómo llegó el
bastón falso a manos de los miembros del grupo Delfos? Según nos
comentaron los familiares de Terrera, la segunda esposa del
hermetista, tras el fallecimiento de éste, se distanció de los
hijos del primer matrimonio y no dudó en ceder el bastón falso al
grupo esotérico. Sin embargo, la pieza original, la auténtica,
junto a su base piramidal y su "memoria" de miles de años,
siguen bajo la custodia de la familia de Terrera.
Pero los dueños del
verdadero Bastón de Mando no saben qué hacer con él ni qué uso
darle. Y por eso han decidido poner a la venta el fetiche esotérico,
en espera de que quien lo adquiera sea una persona preparada para
continuar la obra de su padre. También desean que sea alguien
poderoso, tanto como los ex presidentes Juan Domingo Perón o Carlos
Menem, este último amigo personal de Terrera. Y es que ambos
quisieron adquirirlo décadas atrás, aunque fracasaron en su intento
porque Terrera no quiso desprenderse del objeto mientras vivió.
Eso sí: el nuevo
dueño tendrá que desembolsar varios millones de dólares, lo que ha
despertado el temor de los investigadores, que sospechan que el
Bastón de Mando puede salir de Argentina. Y esta posibilidad les
irrita: "Se encontró aquí, y aquí estuvo desde los tiempos de
los comechingones, así que adoptaremos todas las medidas legales
precisas para que esa pieza regrese a donde siempre debió estar: en
este lugar en el que ahora nos encontramos", expresó con
contundencia a Mundo Misterioso el investigador argentino Jorge
Suárez a los pies del mítico, misterioso y desconcertante cerro
Uritorco.
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