Humboltd la llamó “el orinocómetro”, pues los habitantes de la ciudad la usaban para llevar el registro de las subidas y bajadas de aguas. Cuenta la leyenda que debajo de la Piedra del medio existen galerías que se desparraman por toda la ciudad y que en ellas habita una serpiente de siete cabezas. El último avistamiento del monstruo fue en 1988, año en el cual una multitud de bolivarenses, con lámparas y cámaras, lograron fotografiar en la noche varias sombras de las supuestas cabezas de la serpiente.
A mediados del siglo XX, la Universidad de Oriente envió una embarcación de estudios oceanográficos para realizar investigaciones en el río Orinoco, y el buzo que se sumergió para explorar el río, en los alrededores de la Piedra del medio, pidió en medio de un ataque de nervios que lo subieran rápidamente porque había visto un monstruo.
Lo que a fin de cuentas descubrió la expedición, con aparatos de ultrasonido, es que justo delante de la piedra se encuentra una enorme fosa de 160 metros de profundidad, en forma de embudo.
Es curioso que en ese punto se hayan perdido varias embarcaciones, y que otras tantas hayan reportado fuertes golpes en la estructura de la nave.
Esta historia se parece mucho a la contada en la mitología griega. La historia de la Hidra relata la presencia de un animal, una serpiente de siete cabezas, que habita y protege las entradas subacuáticas a los inframundos.
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