martes, 3 de julio de 2018
La Cueva de Movile
A pocos kilómetros del Mar Negro, en Rumania, la vida parece
haberse detenido hace más de cinco millones de años. Es poco tiempo para la vida del planeta, pero
una eternidad para el hombre…
Efectivamente, una singular cueva bautizada como la Cueva de
Movile, fue descubierta en 1986, en la época en que el dictador Nicolas
Ceacescu gobernaba la República Socialista de Rumania.
Por puro azar, un grupo de técnicos afines al
poder, buscaban un terreno apto para la instalación de una central nuclear.
Desde aquel año, el acceso a la cueva no está permitido y solo se puede
ingresar mediante un permiso especial de alto costo, razón por lo cual son muy
pocos los científicos que han podido acceder al privilegio de observar el
extraño ambiente que se desarrolla en su interior.
La vida se despliega aquí adentro de un modo diferente.
Pequeños invertebrados, escorpiones de agua, centípodos, sanguijuelas, arañas e
isópodos son los habitantes de esta cueva que permaneció misteriosamente
aislada del resto de la naturaleza terrestre.
El aire de sus profundidades está muy viciado y solo
contiene la mitad del oxígeno que hay en el exterior. Es abundante en dióxido
de carbono y sulfuro de hidrógeno y es allí, en esta extraña atmósfera donde
los biólogos han logrado identificar a 48 especies de invertebrados, de las
cuales 33 son únicas y endémicas exclusivas de la cueva.
Estrechos túneles de piedra caliza recorren la cueva, con
cañones verticales muy oscuros y húmedos, ya que esto ha quedado completamente
aislado de la luz del mundo por lo menos en los últimos cinco millones de
años. Según opinan los científicos, todas
las especies de insectos que habitan aquí, acabaron allí por accidente, no
pudiendo encontrar la salida, mucho tiempo antes que la cueva quede aislada.
Luego los invertebrados se reprodujeron y se adaptaron a este hábitat
subterráneo y sin luz solar hasta nuestros días.
Sin embargo y a pesar de un ambiente hostil, la cueva es
rica en vida y la mayoría de sus habitantes, son albinos y carecen de visión,
lógico producto de la vida en un ambiente carente de luz. Para compensar esta falta del sentido de la
visión, una gran cantidad de estos seres, han desarrollado extremidades y
antenas muy largas que le ayudan a palpar su entorno y alejar el posible
peligro.
En la cueva de Movile, las bacterias necesitan obtener su
energia y el carbono mediante reacciones químicas tales como la oxidación del
azufre o el amonio, a diferencia de la fotosintesis de la cual se nutren sus
parientes que viven en otros ecosistemas.
El agua dentro de la cueva supera los 21 grados centígrados y es muy
rica en sulfuro de hidrógeno.
Esta maravilla de la Naturaleza tiene una extensión de
aproximadamente cien kilómetros cuadrados, la mayor parte de ellos inaccesible.
La cueva de Movile es otro de los muchos fenómenos curiosos
que nos presenta un planeta al que todavía no conocemos en toda su magnitud y
que sigue asombrándonos día tras día…
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