Ante la suposición de que fuera un enorme lobo, se organizaron grandes cantidades de cazadores de toda Francia. Claro que no iban a arriesgar gratuitamente la vida: El Rey ofreció una generosa recompensa a cambio de su piel. Le calcularon aproximadamente 100 kg. de peso e incluso el pueblo llegó a pensar que era el mismo demonio.
Pero vayamos al comienzo. El primer ataque de la bestia se produjo el 30 de Junio de 1764 y su primera víctima una niña de 14 años llamada Jeanne Boulet. Ese mismo verano se cobró más vidas y asesino dos niñas más, dos niños y una mujer de 32 años. En invierno el número de víctimas se incrementaba alarmantemente incluso asesinando dos veces por semana.
Solía arrancar de un solo bocado la cabeza de las víctimas, lo que puede darnos una idea del tamaño y la fuerza de su mandíbula. En tan solo un año se había cobrado 54 víctimas. El monarca alarmado por tan abrumantes cifras decidió enviar a sus tropas de choque, los "dragones", que formaban la élite del ejército real. Envió 4 tropas de caballería con el fin de realizar una batida que acabara de una vez con la bestia.
El jefe de una de las tropas quedo sorprendido al ver al animal, el cual según su descripción era casi tan grande como su caballo pero infinitamente más rápido y ágil. Tras tratar de abatirlo a disparos sintió que las balas no eran capaces de traspasar su piel.
Otras descripciones le señalaban como un enorme lobo de aspecto muy extraño, con el lomo rayado y una línea negra que le recorría desde el cuello hasta la cola, el color de su cuerpo era rojizo, con el morro afilado, una cola muy larga y fuerte y extraordinariamente móvil y con unas fauces desmesuradas.
Los esfuerzos de los "dragones" eran en vano, no solo se debían enfrentar al difícil duelo de encontrar a la bestia además tenían otros duros competidores, los caza recompensas, que atraídos por el precio que se puso por dar fin a la vida de la bestia les tendían emboscadas y les confundían con pistas falsas.
El miedo por los asesinatos sumado a la ambición humana por el dinero sólo ayudaron a generar más muertes, en este caso de los inocentes lobos. Por más ejemplares de esta especie que asesinaron las víctimas no cesaban. Sin duda el comportamiento de la bestia no se asemejaba al de un lobo común pues expertos cazadores de toda Europa trataban de eliminarla con las técnicas que se empleaban para la caza de estos.
La gente empezaba a sentirse muy asustada, ni la participación del Rey había conseguido aplacar a la bestia. Los clérigos aprovechaban para hacer su campaña diciendo que la bestia solo atacaba a las jóvenes más lascivas, los nobles acusaban a los gitanos pues decían que alguna de las bestias de su circo debía haber escapado. También se apunto a un terrateniente que había recorrido África con una compañía comercial, criaba mastines asilvestrados, lobos, leones y tigres.
El terror infundido por este animal, incluso, llegó a sembrar una psicosis insólita donde los pueblerinos llegaron a acusarse mutuamente de hombres lobo o incluso de ser los custodios de la bestia. Finalmente, en 1767, el monstruo fue muerto por un campesino que según la leyenda le disparó con una bala de plata hecha tras fundir una medalla de la Virgen. El monstruo fue llevado ante el Rey, más tarde fue embalsamado y años después sus restos desaparecieron. Era algo parecido a un lobo gigantesco de fauces enormes.
Tras varios estudios se llegó a la conclusión de que se trataba de una especie de lobo, el llamado Lobo de los Alpes, que se extinguió en el Siglo XIX y que debió atacar a los hombres por falta de alimento. Pese a que después de su muerte cesaron los asesinatos, muchos supersticiosos adjudicaron los crímenes a un hombre lobo, aunque por supuesto esto nunca pudo ser probado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario