En un rumbo no especifico una anciana mujer a orillas de la calle, hace la parada a un taxi, asciende y el conductor pregunta: – ¿Adónde la llevo Madre?-,-A la Iglesia del Rosario hijo- le responde la mujer, el taxista la lleva a su destino donde ella le pide amablemente que la espere, que no tardara mucho, baja del taxi, después de unos minutos regresa al vehículo envuelta en llanto y con rezos en los labios.
Pidiéndole de nuevo al taxista dirigirse hacia otra Iglesia, con el mismo resultado, ella va de templo en templo por un par de horas.
Después de transcurrido todo este tiempo la mujer indica al taxista que la lleve a su casa, en donde sus familiares pagarán por el servicio, que ha acumulado una cuenta algo larga. Llegando a la casa la anciana baja del taxi, diciéndole al chofer que saldrá con el dinero en unos instantes.
Corre el reloj y la mujer no aparece a saldar su deuda. El taxista, fastidiado, llama a la puerta con enojo, cuando alguien le abre, el chofer cuenta toda su travesía, y la actitud de la anciana hacia él, reclamando su pago este se sorprende al enterarse que la anciana a la que estuvo transportando por varias horas ha fallecido hace ya tiempo.
Sospechando que se trata de alguna broma o truco para no pagar, se le muestran fotografías de los últimos años de la abuela.
El conductor, si es ha escuchado la leyenda, cae en cuenta de que ha servido de chofer a “La penitente”, un espíritu que adopta la forma de muchas viejas mujeres para ir a rezar a templos, tratando de que se le perdone quién sabe qué pecado.
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