domingo, 9 de julio de 2017
Guanina y Sotomayor (Leyenda Taina)
Guanina era una india taina, hermana de Agüeybaná el Bravo,
jefe de la tribu y de un grupo de bravos guerreros, el cacique supremo de toda
la isla de Puerto Rico. Guanina significa en el lenguaje taíno:
“Resplandeciente como el oro”.
Los conquistadores españoles se habían apoderado de la isla
de Borinquén, que así se llamaba entonces la isla de Puerto Rico.
En aquel tiempo, un indio llamado Guarionex vivía enamorado
de Guanina. Guanina era la hermana del cacique supremo, o sea el jefe de todas
las tribus de la isla.
Cada vez que Guarionex veía a Guanina, el corazón le latía
de tal manera que parecía que se le quería salir del pecho. Cada vez que él la
veía le declaraba su amor. Ella no le correspondía porque vivía enamorada de un
conquistador español llamado Don Cristóbal de Sotomayor, alcalde mayor y
fundador de un poblado al que había bautizado con su propio apellido.
Guarionex, lleno de odio mortal hacia Sotomayor, le gritaba:
– ¡Don Cristóbal, uno de los dos debe de morir! Tú no mereces vivir porque me
robaste el amor de Guanina, y yo no quiero seguir viviendo si me falta su amor.
Los indios ya no podían soportar más el trato cruel de los
españoles. Los indios taínos los habían recibido con amistad y habían celebrado
la ceremonia del guatiao ( pacto de fraternidad que sellaban con el intercambio
de nombres). Por eso al cacique Agüeybaná también se le llamaba Don Cristobal.
Los españoles, haciendo caso omiso al pacto, se repartieron
a los indios como siervos. Los explotaban especialmente en los yacimientos de
oro. Así explotados, los indios anhelaban volver a ser libres. Una noche,
celebraron un areito (reuniones para celebrar sus fiestas, recordar
tradiciones, y tomar decisiones, sobre todo cuando era necesario resolver sobre
una guerra). Esa noche Agüeybaná y los taínos decidieron que los españoles
tenían que morir para ellos poder ser libres otra vez.
Guarionex quiso el poblado de su enemigo mayor, que era Don
Cristóbal de Sotomayor. Güarionex no pudo matar a Don Cristobal de Sotomayor
porque en ese momento Sotomayor estaba llegando al bohío de Agüeybaná donde
Guanina le advirtió que se salvara pues los indios se habían levantado en su
contra.
Sotomayor se fue con sus soldados a La Villa de Caparra para
ver al Gobernador. Agüeybaná le prestó a Sotomayor a unos Naborías para que lo
ayudaran con la carga. Pero en secreto les dijo que cuando empezara el ataque,
huyeran con las vitualles. Guanina no quiso dejar a Sotomayor huir solo y se
fue con él.
Los indios tainos los persiguieron y el ataque empezó.
Sotomayor peleaba ferozmente con su espada mientras los golpes de las macanas
de los indios le iban abriendo profundas heridas. En el momento de mayor
peligro, Guanina se interpuso entre Sotomayor y los indios y recibió en su
cuerpo la herida mortal que iba dirigida a su amado. En ese momento de
distracción de Sotomayor, Agüeybaná aprovechó para traspasarlo con su flecha.
Cayó Sotomayor en los brazos de su amada Guanina.
Agüeybaná mandó a que los enterraran juntos, pero que a
Sotomayor le dejaron los pies fuera de la tumba para que no pudiera encontrar
el camino a la tierra de los muertos.
Poco después los españoles rescataron los cuerpos y los
enterraron, uno al lado del otro, al pie de un risco empinado y a la sombra de
una enorme ceiba.
Desde entonces, los jíbaros dicen que cuando el viento agita
de noche las ramas del árbol frondoso, se oye un murmullo, que no es el rumor
de las hojas, y se ven dos luces muy blancas, que no son luces de luciérnagas o
cucubano, sino los espíritus de Guanina y Sotomayor que flotan, danzan y se
funden, cantando la dicha de estar unidos siempre.
cucubano = insecto volador que despide una luz azulada
durante la noche.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario