miércoles, 12 de septiembre de 2012
Sin Luces por la Carretera
Un hombre circula a altas horas de la madrugada por una
carretera secundaria, de repente se da cuenta de que un vehículo de gran
cilindrada conduce sin luces en su dirección. Para avisarle decide hacerle un
juego de luces…
Manuel regresaba de su pueblo a altas horas de la madrugada,
antes de llegar a la autopista debía circular varios kilómetros por carreteras
vecinales y comarcales que se encontraban en un estado lamentable. Además de
carecer totalmente de iluminación, las curvas y lo irregular del asfaltado
hacían que aventurarse en ellas de noche fuera jugarse la vida. Mucho mas
cuando llevaba casi un día sin dormir debido a que su “visita al pueblo” se
debía al fallecimiento de un tío lejano pero muy querido por la familia.
Luchando contra el sueño y casi por casualidad, en unos de
los pocos trazados en los que la carretera permitía que la Luna iluminara la vía, divisó
a lo lejos un todo terreno negro que circulaba con las luces apagadas en
sentido contrario al suyo. Se consideró afortunado de no haber impactado
frontalmente con él y pensando que era algún borracho que olvidó encenderlas le
hizo un juego de luces con los faros de larga distancia.
El todo terreno prendió entonces sus luces de máxima
intensidad, era un modelo con unas potentes luces instaladas en la parte
superior del vehículo como los utilizados en algunos safaris de África. Manuel
casi se sale de la carretera al ser deslumbrado por tan potentes “faros”,
enfadado empezó a pitar y vociferar toda clase de insultos por la ventanilla.
Lo que no esperaba es que el todo terreno haciendo un derrape típico de
películas de acción cambiara el sentido de su marcha comenzando a perseguir al
coche de Manuel.
Aterrorizado comenzó a acelerar con la intención de dejar
atrás a su perseguidor. Pero este parecía más veloz y diestro al volante y
aprovechaba la mayor cilindrada de su vehículo para empujar y golpear el coche
del asustado conductor. Hasta que sucedió lo inevitable, Manuel perdió el
control de su vehículo en una curva y tras dar dos vueltas de campana acabó
estrellándose contra un árbol. Al salir por la ventanilla del coche pensó por
un momento que había sido afortunado de sobrevivir al accidente. Pero su
alegría pronto se vio interrumpida cuando al levantar la cabeza observó como
cuatro individuos bajaron del todo terreno con martillos en la mano…
Al día siguiente la policía encontró el vehículo a varios
metros de la calzada y el cuerpo de Manuel casi irreconocible, machacado a
golpes de martillo durante varios minutos. En el informe policial se advirtió
que una vez más una de las bandas más peligrosas de la zona había vuelto a
matar en uno de los ritos de iniciación a sus nuevos miembros.
Su modus operandi consistía en conducir sin luces por una
carretera secundaria hasta que algún incauto trataba de advertirles haciéndoles
un juego de luces. De este modo elegían a su víctima a la que obligaban a salir
de la carretera o accidentarse para que después el nuevo miembro de la banda le
golpeara hasta la muerte.
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