jueves, 6 de septiembre de 2012
Bienvenido al Mundo del Sida
Un hombre casado conoce a una escultural mujer en un bar
tras una reunión de negocios. Tras tomarse una copa y comenzar a flirtear
deciden llevar su pasión a la habitación del hotel del señor. Pero allí
descubrirá algo escalofriante…
Existe un relato,
una leyenda urbana quizás o quizás sucedió en realidad. Esta es la historia:
Juan era un hombre
casado, con dos hijos, el típico padre de familia. Un día tuvo que desplazarse
a una convención de trabajo, lejos de su ciudad. En algunas ocasiones tenía que
hacer acto de presencia en congresos y exposiciones para conseguir nuevos
clientes. En esta ocasión viajó junto a otros compañeros a una ciudad que
desconocemos.
Como sucede en
estas convenciones, Juan acudió a la salida del congreso a una cena con los
compañeros y con algunos conocidos clientes. Después de la cena acudió a una
sala de fiestas a tomar la última copa. Estando en la barra vio aparecer una
chica guapísima, de las chicas que no suelen verse muy a menudo. Todo el mundo
quedó maravillado por su belleza, pues no solo tenía un rostro precioso, sino
que su cuerpo era perfecto. Al parecer la chica venía sola y parecía algo
triste. Ella se acercó a la barra donde estaba Juan y pidió una copa.
Sus miradas se
cruzaron y una leve sonrisa dio pie a cuatro palabras de cortesía. Juan no era
de los típicos hombres que intentan seducir a las mujeres de forma descarada.
Él simplemente quería conversar con esa preciosa mujer. Empezaron a hablar, a
reír, se contaron sus vidas y los vasos vacíos iban acomodándose en la mesa.
Juan, seducido por
tan maravillosa chica le ofreció tomar una última copa en el bar del hotel
donde estaba hospedado. Ella aceptó con una mirada de complicidad. Como era de
esperar Juan y la chica misteriosa pasaron la noche juntos.
Cuenta el relato
que se dejaron llevar por los instintos más carnales, sin pensar, sin tomar
precauciones, puro instinto sexual.
Al día siguiente
Juan abrió los ojos y vio que la chica no se encontraba a su lado. Se levantó
con los ojos entre abiertos y un leve dolor de cabeza por los efectos del
alcohol. Juan fue al baño para ver si la preciosa chica estaba en él.
Fue entonces
cuando Juan vio que en el espejo del baño había un texto escrito con pinta
labios.
Juan cayó al
suelo, pálido, con cara de terror, un grito de miedo surgió de todo su ser.
Pero ¿Qué texto había escrito en el espejo del baño?
El texto ponía:
¡Bienvenido al club del SIDA!
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