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viernes, 11 de septiembre de 2020
La Campana Difunta
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Llegados al convento de las
monjas clarisas, los asturianos iniciaron el proceso de fundición
para la campana de su iglesia, de esta forma recolectaron oro de
todas las monjas.
Cada monja entregaría su
joya más preciada a los fundidores y vería como ardería esta joya.
Sor Clarineta de Indias era una monja de ojos amarillos como el oro,
que no tenía ningún tipo de joya para entregar a la fundición.
Por sugerencia de una
compañera y con la fijación de hacer un mayor sacrificio que las
demás, Sor Clarineta decide en sueños sacarse los ojos y echarlos a
la fundición. De esta manera, la campana sería la de Santa Clara de
Indias y haría honor a su sacrificio.
Después de su sacrificio,
Sor Clarineta pide ser absuelta por su soberbio sacrificio, petición
que le es negada. Se dice que, al sonar la campana por primera vez,
ésta pedía a gritos ser absuelta, como lo hizo Sor Clarineta
después de entregar sus ojos.
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