La Iglesia Católica Romana dice: “La Trinidad es el término con que se designa la doctrina central de la religión cristiana. Así, en las palabras del Símbolo Quicumque: ‘el Padre es Dios, el Hijo es Dios y el Espíritu Santo es Dios, y sin embargo no hay tres Dioses, sino un solo Dios’. En esta Trinidad las Personas son co-eternas y co-iguales: todas, igualmente, son increadas y omnipotentes. "(The Catholic Encyclopedia).
La Iglesia Ortodoxa Griega dice de la Trinidad lo siguiente: “Dios es trino y uno. El Padre es totalmente Dios. El Hijo es totalmente Dios. El Espíritu Santo es totalmente Dios” (Our Orthodox Christian Faith).
The Catholic Encyclopedia afirma que es un dogma y a la vez un misterio como sigue: “Un dogma tan misterioso presupone una revelación divina”.
Origen
Técnicamente hablando, los primeros cristianos (en tanto seguidores de Cristo) en utilizar la trinidad fueron los gnósticos , como se puede ver en distintos evangelios gnósticos (Evangelio de la Verdad, Tratado Tripartito, Hipostasis de los Arcontes). La tríada estaba compuesta por Dios Padre (lo Uno), Madre o Pnêuma (Espíritu) y Cristo, o el Lógos. Ciertas formas de tríada ya eran parte de la época, como en el Hermetismo, cuya tríada es "Dios, Cosmos, Hombre" , o en el platonismo, como Numenio (Quien tenía tres dioses), o Plotino (Uno, Nôus, Alma del Mundo). [[En el año 215 d. C., Tertuliano fue el primer cristiano ortodóxo en usar el término Trinidad (aunque algunos autores difieren y afirman que Teófilo fue el primero en usar este término y Tertuliano lo acuñó).
Sin embargo, cabe la interpretación de que la doctrina de tres personas divinas distintas estaba ya implícita en el Símbolo de los Apóstoles que se usaba en las antiguas liturgias bautismales de las comunidades cristianas de Roma y se cree se remonta hasta la época apostólica, aunque esto no esta confirmado.
Es uno de los puntos más complejos y polémicos de la teología cristiana, sobre todo con respecto a la naturaleza del Hijo (Jesús) y a la relación de la segunda y tercera persona con el Padre (véase Filioque).
En los documentos de los Padres de la Iglesia anteriores al Concilio de Nicea se encuentran referencias frecuentes al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, aunque la relación que existe entre ellos es confusa o puede interpretarse de diversas maneras. Así, Ignacio de Antioquía (siglo I-II) afirma que los fieles debe subordinarse a sus obispos "como Jesucristo al Padre, según la carne, y los apóstoles a Cristo y al Padre y al espíritu, a fin de que exista unidad carnal y espiritual" (Epístola a los Magnesios, 13), mientras que Teófilo de Antioquía (siglo II) dice en su Apologia ad Autolycum (II,15) que "los tres días que preceden a la creación de los luminares son símbolo de la tríada de Dios, de su Verbo y de su Sabiduría".
La doctrina del Concilio de Nicea fue concebida para normalizar las enseñanzas del cristianismo, entonces aún escasamente institucionalizadas y por lo tanto en ocasiones sujetas a fuertes variaciones regionales. El Concilio de Nicea se convocó para establecer una doctrina oficial única (Credo) y condenó aquellas enseñanzas que quedaron excluidas del mismo, principalmente la de Arrio, que afirmaba que el Hijo era la primera creación de Dios y que, aunque existía desde antes del inicio de los tiempos, no era Dios mismo. Las conclusiones alcanzadas por el concilio se expresaron en un texto que especificaba todo lo que debía creer un cristiano para ser considerado tal; sobre todo las nociones relativas a la relación entre las potencias divinas, y en eso especialmente la naturaleza divina de Jesús, su génesis por el Padre y la naturaleza del Espíritu Santo. [cita requerida] Otras doctrinas presentes en las comunidades cristianas que quedaron excluidas del credo de Nicea y concilios posteriores fueron las que estaban influidas sobre todo por el gnosticismo y el neoplatonismo.
La definición del Concilio de Nicea, sostenida desde entonces con mínimos cambios por las principales denominaciones cristianas, fue la de afirmar que el Hijo era consustancial (ὁμοούσιον, homousion, literalmente "de la misma sustancia (que)") al Padre. Esta fórmula fue cuestionada y la Iglesia pasó por una generación de debates y conflictos hasta que la "fe de Nicea" fuese reafirmada en Constantinopla en 381.
Concilio de Constantinopla y otros concilios
En Nicea toda la atención fue concentrada en la relación entre el Padre y el Hijo, inclusive mediante el rechazo de algunas frases típicas arrianas mediante algunos anatemas anexados al credo; y no se hizo ninguna afirmación similar acerca del Espíritu Santo. Pero, en Constantinopla (381) se indicó que éste es adorado y glorificado junto con Padre e Hijo , sugiriendo que era también consustancial a ellos. Esta doctrina fue posteriormente ratificada por el Concilio de Calcedonia (451), sin alterar la substancia de la doctrina aprobada en Nicea.
Exposición de la doctrina trinitaria
La escritura y doctrina cristiana descansa en el monoteísmo (un solo Dios), por lo tanto había que ajustarla a lo que decía la Escritura con respecto al Padre, al Hijo y el Espíritu, sin caer en el politeísmo, ni tampoco modificando la Escritura por conveniencia (Eisegesis). Los teólogos de los primeros siglos del Cristianismo elaboraron explicaciones que generaron varias corrientes de pensamiento y una intensa polémica. Esta polémica se acentuó durante el reinado del emperador Constantino I, cuando los dirigentes de la Iglesia comenzaron a contar con el apoyo imperial y tuvieron que precisar cuál debía ser la doctrina compartida por las diversas comunidades cristianas. En contraposición tanto frente a las posiciones subordinacionistas (principalmente los partidarios de Arrio) como a las modalistas, algunos teólogos llegaron a la conclusión de que, si estas tres personas compartían diferentes cualidades y características divinas exclusivas de Dios (señorío, eternidad, omnisciencia, omnipresencia, santidad, etc.), se tendría que utilizar la formula matemática 1x1x1=1 en vez de 1+1+1=3, ya que ésta rompe el monoteísmo de Dios y se convierte en politeísmo o henoteísmo.
Se dice que en la Biblia se encuentran alusiones tanto al Padre como a Jesús y al Espíritu Santo en las que puede interpretarse que poseen los atributos exclusivos de Dios. Se presentan como fundamento diversas referencias a Dios gramaticalmente en plural. Por ejemplo: "Dios dijo: Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza..."(Gen. 1, 26); en el mismo sentido Gén 11,5-9; "(...) El hombre ha llegado a ser como uno de nosotros en el conocimiento del bien y del mal (...)"(Gén. 3. 22). “Acercaos a mí, oíd esto: desde el principio no hablé en secreto; desde que eso se hizo, allí estaba yo; y ahora me envió Yahvé el Señor, y su Espíritu”. "Yo oí la voz del Señor que decía: "¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?". Yo respondí: "¡Aquí estoy: envíame!" (Isaías 6. 8). También se presenta como argumento la utilización de la palabra Elohim, que es plural, para referirse a Dios. En el Nuevo Testamento encontramos a Juan 1, 1: “En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios”; el reconocmiento de Tomás hacia Jesús "Señor mío y Dios mío" (Juan 20, 28); el bautismo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Mat. 28, 19); el reconocimiento de la omniscencia de Jesús, atributo de Dios (Jn. 21,17; Jn. 16,30); "el que me ha visto a mí, ha visto al Padre" (Jn. 14.9); "yo estoy en el Padre y el Padre está en mí" (Jn. 14, 11); "Todo lo que tiene el Padre es mío" (Jn. 16,15); la acusación de los judíos de hacerse Jesús igual a Dios (Jn. 5, 18); la atribución de Jesús de autoridad (Mat. 5, 21-22); cuando Pedro dice que mentir al Espíritu Santo es mentir a Dios (He. 5, 3-4).
Además de la polémica sobre la naturaleza de Jesús —si era humana, divina, o ambas a la vez—, de su origen —si eterno o temporal— y de cuestiones similares relativas al Espíritu Santo, el problema central del dogma trinitario es justificar la división entre "sustancia" única y triple "personalidad". La mayoría de las iglesias protestantes, así como las ortodoxas y la Iglesia Católica, sostienen que se trata de un misterio inaccesible para la inteligencia humana.
Personas de la Trinidad
Según esta doctrina:
* El Padre. Es increado e inengendrado.
* El Hijo. No es creado sino engendrado desde antes de todos los siglos por el Padre.
* El Espíritu Santo. Procede del Padre y del Hijo (según la teología occidental) o sólo del Padre (según las Iglesias Ortodoxas).
Según el Dogma católico definido en el Primer Concilio de Constantinopla (381), las tres personas de la Trinidad son realmente distintas pero son un solo Dios verdadero. Esto es algo posible de formular pero inaccesible a la razón humana, por lo que se le considera un misterio de fe. Dios no es creado, Dios "es", no está limitado por el espacio ni el tiempo. El Espíritu Santo es Dios y no una fuerza como pretenden otros grupos minoritarios, por lo tanto, el Espíritu Santo es una persona y como tal tiene cualidades. En clases de catequesis se suelen utilizar símiles sencillos para entender la trinidad, por ejemplo, comparándola con el agua, pues el agua tiene tres estados: sólido,líquido y gaseoso, pero en cualquiera de los tres sigue siendo agua, aunque este ejemplo no aclara la problemática de la relación entre las personas divinas. Agustín de Hipona, por su parte, comparó la trinidad con la mente, el pensamiento que surge de ella y el amor que las une. Finalmente, otros teólogos clásicos, como Guillermo de Occam, afirman la imposibilidad de la comprensión intelectual de la naturaleza divina y postulan su simple aceptación a través de la fe.
Perspectiva de Tomás de Aquino
Tomás de Aquino usaba una imagen para ilustrar misterio de la Trinidad:
* Todo ungido presupone por lo menos tres elementos: El que unge, el ungido y la unción.
* Siendo Jesús el Mesías, el Cristo, es decir, el ungido de Dios, podemos hacer referencia a tres personas:
1- El que unge: sería Dios Padre.
2- El ungido: sería Dios Hijo.
3- La unción: sería Dios Espíritu Santo.
Interpretaciones de otras iglesias cristianas
Las iglesias no trinitarias
Dentro del cristianismo existen varias corrientes que consideran que la Trinidad no es una doctrina que se encuentre en los textos evangélicos ni en el mensaje de Jesús. Ellos consideran que la trinidad es producto del desarrollo teológico en siglos posteriores, bajo influencia del pensamiento filosófico griego, y constituye una deformación de las enseñanzas cristianas originales. Estos son:
1- El unitarismo o Iglesias unitarias
2- Los Testigos de Jehová
3- Los Pentecostales del Nombre de Jesucristo que defienden la doctrina de la Unicidad de Dios
4- Otros grupos cristianos no trinitarios
Unitarismo o Iglesias unitarias
Las iglesias y congregaciones unitarias surgieron en el siglo XVI como parte del ala radical de la Reforma protestante y su teología ha evolucionado, desde variantes de sabelianismo y arrianismo en sus orígenes, como las defendidas por autores tales como Miguel Servet y Fausto Socino, a un cristianismo ético y racional que evitaba todo tipo de dogmas. La primera formulación estructurada del credo sociniano se estableció en el Catecismo Racoviano (1605) polaco. Asimismo, el lema tradicional de las Iglesias unitarias de Europa Central de lengua húngara sigue siendo desde su fundación el de "Dios es Uno" (Egy az Istén en húngaro), en alusión a su rechazo de la idea trinitaria.
Los Testigos de Jehová
Los Testigos de Jehová aseguran que los cristianos del I siglo no tenían ninguna doctrina similar a la Trinidad y alegan que la Biblia no da a entender bajo ninguna circunstancia la doctrina. Dicen que Jesús nunca se refirió a Dios como una deidad que consistiera en una pluralidad de personas. Citan el evangelio de Juan: “bajé no para hacer mi propia voluntad, sino la voluntad de quien me envió”, y también: “nadie visto al Padre salvo aquel que es de Dios; sólo él ha visto al Padre” (Jn. 6:46), además de textos como: "la Cabeza de Cristo es Dios" (1Cor.11:3), "el Hijo mismo también se sujetará a Aquel que le sujetó todas las cosas" (1Cor.15:28), y "[Jesucristo] el principio de la creación por Dios" (Rev. o Ap. 3:14), "realmente para nosotros hay un solo Dios el Padre, procedente de quien son todas las cosas, y nosotros para él; y hay un solo Señor, Jesucristo, mediante quien son todas las cosas, y nosotros mediante él” (1Cor. 8:6).
Los testigos de Jehová creen también que la doctrina de la Trinidad es pre-cristiana y procede de culturas como la egipcia, con su tríada de Horus, Osiris e Isis y la mesopotámica, con su tríada de Ishtar, Sin y asmas.
Pentecostales de la Unicidad de Dios
Los pentecostales del nombre de Jesucristo o apostólicos (ver iglesias pentecostales) son grupos cristianos carismáticos que profesan la Unicidad de Dios. Ellos conciben a Dios como un Espíritu absolutamente único e indivisible, eterno, perfecto en santidad y atributos, que no comparte su gloria con nadie y que no es una pluralidad de personas. Creen además que ese único Dios fue manifestado en carne como el Hijo de Dios (el hombre perfecto, Efesios 4:13), a fin de redimir a la humanidad del pecado y de la muerte (Hebreos 2:14-15). Por eso afirman que Jesús es Emanuel (Dios con nosotros, Mateo 1:23) o el Dios único viniendo en carne para salvar (Mateo 1:21), Dios mismo puesto a favor de la humanidad.
Para esta rama de los pentecostales, el Dios único se manifestó simultáneamente como Padre y como Hijo. En cuanto a su divinidad, Jesús es el único Dios y Padre eterno, pero en cuanto a su humanidad, Jesús es el Hijo de Dios o el ser humano sin pecado que nació por la voluntad del Padre.
Otros grupos cristianos no trinitarios
Algunos grupos cristianos no específicamente pentecostales que surgieron en la segunda mitad del siglo XIX tienen una teología no trinitaria. Cabe mencionar entre ellos a los Cristadelfianos, que sostienen que Jesús es hijo de Dios en cuanto a que fue engendrado en María por el poder de Dios, pero que es humano por naturaleza y no tuvo preexistencia consciente antes de nacer sino solo en los planes de su Padre, el Yahweh de la fe judía. Ese poder de Dios impersonal, es para los cristadelfianos llamado en las escrituras el Espíritu Santo.
Una postura idéntica respecto a Dios y Jesús es sostenida por la Iglesia de Dios (fe de Abraham), la Iglesia de Dios (fe abrahamica), la Meggido Church, las organizaciones Judías Mesianicas y diversas iglesias denominadas "unitaristas bíblicas" de los Estados Unidos. Todas estas corrientes basan su fe en una interpretación literal de las escrituras hebreas (Antiguo Testamento) y griegas cristianas (Nuevo Testamento) y generalmente revindican el cristianismo primitivo previo al concilio de Nicea, así como a diversos grupos de disidentes a lo largo de la historia que mantuvieron una fe similar (ciertos monarquianistas, socinianos, ciertos anabaptistas, lolardos, ciertos albigenses, etc).
Finalmente, las iglesias denominadas Unity, derivadas de la corriente conocida como Nuevo Pensamiento, que pone su énfasis en la presencia de la divinidad en todas las personas y la curación a través de la fe, afirman que Dios estaba presente en Jesús del mismo modo que está en cualquier ser humano, y por lo tanto no tiene sentido hacer distinciones sobre su persona que conduzcan a especulaciones de tipo trinitario.
La Trinidad en la teología mormona
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días cree que la Trinidad está integrada por tres personajes distintos y separados físicamente: Dios el Eterno Padre, Su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo (Véase en «Artículo de Fe 1».). Dicho concepto es diferente al propuesto en el concilio de Nicea.
Según las revelaciones divinas que el profeta José Smith afirmó haber recibido, el mormonismo enseña que el Padre y el Hijo tienen cuerpos tangibles de carne y hueso, mientras que el Espíritu Santo es un personaje de espíritu sin carne ni huesos (Véase «Doctrina y Convenios 130:22».). Estos tres personajes son “uno” en el sentido de perfecta unidad y armonía de propósito y doctrina (2Nefi 31:21; 3Nefi 11:27, 36 y Jn. 17:21–23). El propósito de la Trinidad es, para ellos, "...llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre" (Moisés 1:39).
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