lunes, 11 de mayo de 2020
Los Espantabrujas De Las Chimeneas
Piedras
antropomorfas o cruciformes con un orificio en el centro para que el
aire silbara al pasar que en realidad eran realidad eran figuras con
los brazos abiertos para impedir el paso, bolas redondas que no eran
bolas sino cabezas, chimeneas que no eran chimeneas, que en realidad
eran espantabrujas.
En muchos pueblos
del norte de Aragón, a modo de chimenea sobre sus casas, aparecen
estos curiosos objetos a menudo de apariencia terrorífica.
Cuenta la sabiduría
popular que estos objetos evitaban que las brujas sobrevolaran los
tejados de las casas montadas en sus escobas y que entraran en los
hogares a través del único que siempre permanecía abierto, la
chimenea, de ahí su nombre de espatabrujas.
Como refuerzo al
espantabrujas, se solían dejar las tenazas del hogar abiertas en
forma de cruz, o hacían una cruz en las cenizas que quedaban en el
hogar después de apagado el fuego, antes de irse a la cama. Y además
en la campana de la chimenea se colocaba el “motilón” o
“motilonot”, un muñeco de barro sin cocer, de fabricación
casera, tal vez un trasunto de los dioses lares, que defendía la
entrada de las brujas.
Desgraciadamente
para ver las espantabrujas originales en la actualidad solo las
podemos ver en algunos pueblos abandonados, ya que en casi todos los
habitados estas han sido reformadas, no sabemos si porqué sus
moradores han dejado de creer en brujas o porque estás han
encontrado otra forma más cómoda de acceder a sus hogares.
Existen otro tipo de
espantabrujas también curiosas con forma de gato, de pájaro, de
campana y de vasijas boja abajo o boca arriba.
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