sábado, 9 de mayo de 2020
La Piedra Maldita de Carlisle
En el condado de
Cumberland (Pensilvania-Estados Unidos) se ubica el pequeño pueblo
de Carlisle que fue azotado por inundaciones que causaron varias
muertes, lluvias torrenciales que inundaron calles, parques y
cultivos, plagas de fiebre aftosa que afectó a la ganadería y a las
principales empresas de la ciudad teniendo que despedir a 600
trabajadores en diciembre del 2004, un gran incendio en la panadería
local «Rathbones» al que tuvo que acudir para extinguirlo 70
bomberos en febrero, problemas en la convivencia local, «sequía de
goles« del equipo de fútbol local, Carlisle United, les llevo a
bajar de categoría, alto índice de desempleo, etc. y todo esto a
causa de la «Piedra del Obispo» o «La Piedra de la Maldición».
Esta maldición
remonta al año 2001 cuando se instaló, en el Centro Cultural Tullie
House de Carlisle, una escultura en forma de piedra de 14 toneladas y
de dos metros y medio de diámetro como monumento conmemorativo del
Milenio. El artista Gordon Young (natural de Carlisle) creó esta
escultura a petición del ayuntamiento, que costó 10.000 libras
esterlinas a la ciudad, y grabó sobre ella una maldición del siglo
XVI que había sido proclamada por el Arzobispo de Glasgow Gabin
Dunbar en el año 1525 y se leyó en todas las parroquias de las
regiones fronterizas de Inglaterra y Escocia. Esta maldición se
encontraba recogida en antiguos documentos en los archivos locales de
1.069 palabras que iba dirigida contra los ladrones de ganado que
cruzaban la frontera.
Un fragmento de la
maldición traducida al español dice:
«Maldigo sus
cabezas y todos los cabellos de sus cabezas;
maldigo su cara, su
cerebro, su boca, su nariz, su lengua,
sus dientes, su
frente, sus hombros, sus pechos, su corazón,
su estómago, su
espalda, sus genitales, sus brazos, sus pies,
sus manos, sus pies
y cada parte de su cuerpo,
desde lo alto de su
cabeza hasta la planta de sus pies,
por delante y por
detrás, por dentro y por fuera«.
Lo interesante es
que Gordon Young es descendiente de estos ladrones a los que llamaron
«Border Reivers«. ¿Podemos pensar que de alguna manera la
maldición funcionó al ser Young el que esculpió la piedra? Quien
sabe.
La preocupación
popular llegó a tal extremo que el pleno del ayuntamiento propuso
que la única solución era quitar la escultura y destruir la piedra.
La propuesta no era precisamente barata, se estimaba unas 7.500
libras. Otra opción era llevar la piedra lejos del límite de la
ciudad, aunque la pregunta es si los municipios vecinos querrían
tener una piedra tan gafe. Pero ninguna de estas opciones fueron
aceptadas por el alcalde Mike Mitchelson y sus palabras fueron: »
vivimos en una edad moderna. La gente de Carlisle es sana, racional y
no sigue creyendo en cosas medievales«.
Si claro, y yo voy y
me lo creo, para rematar en toda esta historia aparece el israelí
Uri Geller el famoso doblador de cucharas (que yo aun dudo que doble
algo).
Al parecer Geller se
ofreció a exorcizar y liberar la piedra y al pueblo de la maldición
y para eso tenían que trasladar la piedra al jardín de su casa algo
a lo cual los vecinos se negaron rotundamente. A ver si también
tiene un centro curativo en el jardín.
La maldición sigue
acechando a esta pequeña localidad y hasta que no decidan qué hacer
con la piedra este pueblo seguirá maldito.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario