domingo, 3 de mayo de 2020
Las Brujas de Salem
La apacible aldea de
Salem, hoy estado de Massachussets, Estados Unidos, recibe
curiosamente más de 800.000 visitantes por año. Y es que en el
pequeño pueblo aún resuenan los ecos de uno de los episodios más
curiosos y sangrientos en la historia de la intolerancia humana.
A principios de
1692, los actuales Estados Unidos, por entonces todavía una colonia
británica, vivían un período de mucha agitación. En la aldea de
Salem, la efervescencia era aún mayor, ya que a las luchas por el
poder entre familias rivales se sumaba la creciente influencia de los
puritanos extremos, que en la práctica gobernaban la colonia, sobre
la vida personal de sus habitantes. La tensión era enorme y podía
estallar en cualquier momento. Lo haría de la manera más terrible.
El origen de todo
Todo comenzó cuando
llegó a Salem, Samuel Parris, un reverendo proveniente de las
Antillas, junto a su hija Elizabeth de nueve años y su prima Abigail
de 12.
Pero no fueron las
únicas que llegaron hasta Salem, junto a la familia Parris llegó
Tituba, la fiel y eficiente esclava negra que, por sus raíces
antillanas, practicaba una serie de ritos como el vudú y la lectura
de la suerte.
En ese entonces el
reverendo Parris no veía que tuviera nada de malo que las niñas
jugaran con Tituba, ya que no estaba al tanto de que ésta realizaba
prácticas que en ese entonces eran condenadas por la Iglesia
Católica.
Tituba sabía leer
la fortuna y la clara del huevo. Esta ultima consistía en echar agua
y la clara de un huevo en un vaso de cristal que contuviera una vela
encendida dentro, para poder ver la silueta del futuro esposo en el
humo de la vela cuando esta se apagara. Según otras fuentes
utilizadas para la investigación, solo Tituba y la anciana Martha
Cory eran las únicas capaces de realizar con exactitud este acto.
Paulatinamente,
empezaron a ocurrir cosas raras, pues por ejemplo, la actitud de las
niñas Parris iba cambiando. Según algunos testimonios la primera
comenzaba a llorar sin motivo, mientras la otra corría en cuatro
patas y ladraba como perro. Otras chicas también se comportaban de
forma extraña, como por ejemplo, Ann Putman, de 12 años, quien
declaró ante la corte que había peleado con una bruja que había
intentado decapitarla.
Ante esto, William
Griggs, el médico de Salem fue llamado para que examinara a estas
jóvenes. Sin embargo, fue incapaz de descifrar cuál era el mal que
aquejaba a las jovencitas. Fue así que el doctor, al verse superado,
determinó de que se trataba de un caso de brujería.
Un tiempo después
Tituba declaró que era una bruja, y que uno de sus espíritus había
atacado con un cuchillo a Ann Putman intentando decapitarla. También
dijo que ella no era la única bruja en Salem y acusó a las niñas
Parris de ejercer esta actividad.
Por otro lado las
niñas Parris declararon que obraban obligadas por Satanás, y que
ellas podían reconocer a los que practicaban la brujería y de esta
manera “ayudar“ a los ministros a capturar a los “enemigos”.
Tras este
diagnóstico, el reverendo Parris comenzó a investigar y a hilar
situaciones, fue así que descubrió que su hija y su sobrina
participaban en los rituales de Tituba e incluso llegó a la curiosa
conclusión que el marido de Tituba elaboraba un pastel de brujas que
estaba hecho de harina de centeno y orina de niño.
Luego de estos
acontecimientos fue que comenzó la historia más oscura y delirante
de Salem: la caza de brujas.
Elizabeht, Abigail y
sus amigas entraron en pánico y aseguraron que no sólo Tituba las
había embrujado, sino que también acusaron a Sarah Good, una
indigente, que según se dice, tenía problemas mentales, y Sarah
Osborne, una inválida que convivía con un hombre sin estar casada,
algo que para la época era pecaminoso.
Todo esto provocó
histeria entre la población, por lo que se realizó una audiencia en
marzo de 1693 en donde Tituba confesó que efectivamente era una
bruja y que a raíz de un embrujo suyo, un espectro maligno había
atacado con un cuchillo a Ann Putman. Pero eso no fue todo lo que
dijo en esa ocasión, agregó que un hombre le había entregado un
libro en donde aparecían los nombres de todas las brujas que habían
en Salem.
Como era de
esperarse, sus palabras provocaron aún más histeria en Salem, fue
así que tanto Ann Putman como su madre Rebecca Nurse, fueron
acusadas de brujas. Más tarde otra mujer llamada Susanna Martin,
también fue acusada de bruja.:¿la razón? De acuerdo a su vecino,
ella había embrujado a sus bueyes. Pero en esta caza histérica de
brujas, también hubo hombres que fueron acusados, entre ellos estuvo
el reverendo George Burroughs quien fue señalado como jefe de las
brujas y más tarde John Alden quien fue identificado como el hombre
que le habría entregado a Tituba en libro en donde aparecía todas
las brujas de Salem.
En estos juicios, se
aceptaba la existencia de fantasmas, espectros malignos y por
supuesto, del diablo. Podía acusar cualquier persona que pensara que
había sido testigo de alguna brujería. Es por esto, que el grupo de
niñas que iniciaron esta histeria colectiva, muchas veces señalaba
y acusaban a diversas personas.
¿Y cómo hacían
que los demás les creyeran? En varias ocasiones, este grupo de
adolescentes al divisar a una bruja o a alguien que tuviera algún
pacto maligno, se quedaban mudas, paralizadas e incluso hasta se
tiraban al piso y se retorcían. Era tal el espectáculo que sus
acusaciones de inmediato eran creídas.
Comenzaron a existir
tantas personas, especialmente mujeres, acusadas de brujería que se
debió crear un tribunal especial que se concentraba en esta caza de
brujas y que fue presidido por el juez William Stoughton, un hombre,
extremadamente religioso y que no tuvo ningún problema en sentenciar
a quienes era acusados de realizar prácticas malévolas.
Una audiencia
celebrada en marzo de 1963 provocó varios tormentos en una familia,
los Proctor. Por ejemplo, Tituba declaró sobre la existencia de un
hombre alto de Boston, el cual fue identificado como John Proctor, el
cual poseía el libro sagrado, un libro que contenía los nombres de
todos los brujos y brujas que habitaban el Salem.
También se
descubrió que Proctor tuvo un romance con Abigail Williams,
cometiendo así adulterio contra su esposa, Elizabeth Proctor, quien
fue acusada de brujería por Abigail antes del arresto de Proctor,
aparentemente por celos.
Otro acusado fue
Giles Cory, de 80 años, quien se negó a declarar cuando se le acusó
a él y a su esposa, Martha Cory, de brujería. Falleció por
aplastamiento con piedras por los guardias encargados de hacerlo
hablar. A este brutal sistema se le conocía como “el detector de
mentiras” y se utilizaba de la siguiente forma:
Se amarraba al
acusado a cuatro postes a unos centímetros del suelo y se le iba
haciendo preguntas, si este no contestaba se le colocaba una enorme y
pesada loza de piedra sobre la espalda; mientras el acusado se
siguiera negando a declarar se le seguiría agregando mas lozas. Si
el acusado sobrevivía dos días a esta masacre se le consideraba
inocente, pero como es de suponerse nadie lo logró, lo que según
los ministros demostraba que todos los acusados eran culpables.
En siete años
fueron ejecutados 7 hombres y 13 mujeres, y 200 personas fueron
arrestadas y otras 200 más habían sido acusadas por las niñas
Parris.
Nadie fue quemado en
la hoguera como se cree. Cuatro años después de los juicios de
Salem, los jurados firmaron una confesión de error y suplicaron
clemencia. Esto causó un gran alboroto en la sociedad, pues fue la
prueba de que muchas personas inocentes habían muerto sin razón.
14 años mas tarde
Ann Putman declaró que había obrado engañada por el diablo, pero
ha de entenderse que si ella sabía con quien estaba tratando, debió
de imaginar las consecuencias que esto traería.
Según se dice,
esta caza decayó cuando los acusados comenzaron a pertenecer a las
clases altas, por lo que el Gobernador de Salem, Williams Pipps,
decidió disolver el tribunal especial y dejó de admitir la
existencia de espectros como prueba para acusar a alguien de brujo.
Se trata de uno de
los casos más peculiares de la historia, pues vemos como, lo que
empezó como un juego para las niñas Parris marcó un punto muy
importante en la historia. Las consecuencias que dejaron sus actos
fueron muy grandes, pues por ellas murieron cientos de inocentes.
Pero ¿cómo es que
pudo ocurrir todo esto? eso es aún un misterio, sin embargo, hay
varias teorías. Una de ellas indica que Salem en ese tiempo estaba
atravesando por un período de fanatismo religioso, en donde
cualquier cosa extraña era sinónimo de diabólico, otra explicación
tiene una base un poquito más lógica y esta es que existía entre
las familias colonizadoras muchas rivalidades, por lo que había un
complot para destruir a determinadas familias, por su parte, los
amantes de los fenómenos paranormales, aseguran que efectivamente
habían brujas en Salem.
Hoy día, Salem es
uno de los lugares más visitados de los Estados Unidos, pues el
pueblo en sí es el gran atractivo turístico.
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