sábado, 3 de agosto de 2019
La Novia Cadáver del Dr. Carl Von Cosel
Carl von Cosel dejó
su ciudad natal de Dresde (Alemania) en 1927 rumbo a Key West,
Florida, en busca de una nueva vida. El médico tenía entonces 50
años de edad. Una vez ahí, Cosel comenzó a trabajar en el Hospital
de la Marina de los Estados Unidos como radiólogo y patólogo.
Dotado de gran inteligencia, tenía un taller en su casa, donde
construyó numerosos inventos, como un avión hecho de chatarra y
equipo militar sobrante al que cariñosamente llamaba “Condesa
Elaine“. Y así, el médico experimentado llevaba su vida, hasta
que en abril de 1930 una paciente cambiaría totalmente su historia.
Maria Elena Milagro
de Hoyos, una bella joven cubana de 21 años de edad que había sido
diagnosticada con tuberculosis y recibía la atención del Dr. Cosel,
que en la primera quedó totalmente enamorado de la chica.
Obsesionado por esta pasión, Carl intentó recurrir desesperadamente
a todo tipo de tratamiento para salvar a la pobre Elena, desde
invenciones de pociones hasta descargas eléctricas en la paciente,
pero todas sin éxito. Elena murió poco después, a los 22 años en
su casa, y Cosel se mantuvo a su lado hasta el último aliento.
Devastado por la muerte de su amada, el médico se ofreció a pagar
el funeral y construyó un mausoleo diseñado por él mismo, con un
ataúd lleno de sustancias metálicas tales como formaldehído para
preservar el buen estado del cadáver, todo para darle un descanso a
su digna musa. Hasta ahora, una historia de amor triste ¿no? Pero
ahí es donde comienza la rareza …
Cada noche Carl
visitaba el sarcófago de Elena y pasaba horas conversando con lo que
él imaginaba era la joven, hasta que un día, de acuerdo con el
médico, ella le pidió ser retirada de la prisión en que estaba,
para que pudieran ser felices juntos. El doctor no lo pensó dos
veces y saco el cadáver de su lugar de descanso, llevándolo a la
Condesa Elaine (el avión).
A partir de ahí la
obsesión de resucitar a Elena hizo a Cosel capaz de las mayores
locuras. El médico fijó los huesos del cuerpo con ganchos de
alambre y cuerdas de de piano, llenó de trapos mojados con
sustancias los órganos ya deshidratadas de su ex paciente, reparó
su piel con cera, seda y yeso, sustituyendo sus ojos podridos con
ojos de vidrio para así recrear una cara muy espantosa de la joven,
que una vez había sido tan hermosa. Días después Cosel la vestía
con vestido de novia, tiara, velo y perfumada sobre su cama celebró
una ceremonia de casamiento. Y sí, el matrimonio se consumó con el
cadáver de la pobre Elena. Carl pasó nada menos que siete años
viviendo con la difunta.
La “alegría”
del médico sólo terminó en 1940, cuando sospecharon de los rumores
sobre lo que podría estar ocurriendo, Florinda – una hermana Elena
– descubrió la relación macabra de su “cuñado” con el
cadáver. La historia generó conmoción general y durante tres días
el cuerpo momificado de Elena fue expuesto en la funeraria. Hay
informes de algunas personas mayores, niños en el momento, de que
pasaron muchas noches sin dormir después de ver a la espantosa
muñeca cadáver. Poco después fue enterrada sin identificación en
el cementerio de la ciudad para que finalmente descansara
tranquilamente, sin correr el riesgo de ser robada de nuevo.
En cuanto al doctor
Carl von Cosel, lo que siguió fue un poco curioso. Mientras el
médico despertó el odio de la familia de su ex paciente y “esposa”,
al mismo tiempo se había ganado muchos fans debido a su “historia
de amor”. Dos de ellos consiguieron la libertad bajo fianza y el
enamorado pudo vivir en libertad en espera de juicio. Además, Carl
“ganó” el derecho a “disfrutar” de los servicios de un grupo
de prostitutas cubanas “de forma gratuita”. Como el delito
prescribió, el médico ganó la libertad y, sorprendentemente, fue
declarado mentalmente sano, sin ningún tipo de enfermedad.
La historia acaba de
terminar el 3 de julio de 1952, cuando Carl fue encontrado muerto
abrazado a una imagen de cera de su amada Elena.
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