sábado, 3 de agosto de 2019
La Leyenda de la Planchada
De esta leyenda hay
muchas versiones, pero la más sonada ocurrió en el Hospital Juárez,
fundado en 1857, y ubicado desde entonces en el cruce de las calles
José María y Fray Servando, colonia Centro. Se dice que en ese
lugar trabajó una atractiva mujer llamada Eulalia, cabello rubio y
ojos claros, pero lo más característico de ella era su uniforme
bien planchado y limpio.
Cuentan que además
de ser muy bella, también estaba muy comprometida, en todo momento
mostraba amabilidad, tanto con el personal como con los pacientes, y
así siguió, hasta que una mañana llegó al hospital un joven
médico de nombre Joaquín, que, según se dice, era un hombre guapo,
alto e inteligente.
Pero en aquella
ocasión Eulalia no tuvo el gusto de hablar con él, ya que se
encontraba atendiendo a uno de sus pacientes, tiempo después supo
por voz de otros que el nuevo doctor era arrogante y grosero, por lo
que no le interesó tener trato con él.
Un día le pidieron
que ayudara al doctor Joaquín a extraer una bala de un paciente, en
ese momento surgió el flechazo, varias veces le advirtieron a
Eulalia que ese hombre no era buena persona y que además tenía
amoríos con otras enfermeras, pero ella no hizo caso y en pocos días
se hicieron novios.
Al paso de un año,
él le propuso matrimonio, situación que llenó de alegría a la
enamorada enfermera, sin embargo tenían que esperar un poco para la
boda, ya que el doctor Joaquín tenía que viajar durante 15 días a
un seminario. Antes del viaje, él le pidió que le planchara un
traje y que en la tarde pasaría por él, cuando el médico pasó a
recoger el tacuche, se despidió, no sin antes prometer amor eterno.
Así pasaron varios
días, ella atendiendo a los enfermos con la devoción que la
caracterizaba. En una ocasión se encontraba en uno de los pasillos
del hospital cuando una mano en la espalda la sorprendió, era un
joven enfermero que se acercó a ella, para invitarla a una fiesta y
de paso le confesó su amor, ofendida respondió que no, y le recordó
que ella sostenía una relación con el doctor Joaquín.
Pero en aquella
ocasión Eulalia no tuvo el gusto de hablar con él, ya que se
encontraba atendiendo a uno de sus pacientes, tiempo después supo
por voz de otros que el nuevo doctor era arrogante y grosero, por lo
que no le interesó tener trato con él.
A partir de ese
momento la vida de Eulalia cambiaría, ya que se enteró por boca de
ese joven que su enamorado se encontraba de luna de miel y que además
había renunciado al hospital. Con la esperanza de que aquello fuera
mentira, corrió al registro para averiguar si la noticia era cierta,
y efectivamente, él había renunciado.
A raíz de ello, la
enfermera impecable y amable se fue, se volvió una mujer amargada y
que además dejó de realizar su trabajo con el mismo entusiasmo.
Dejó de preocuparse por su aseo personal, además de que también
descuidó a sus pacientes, maltratándolos y causando la muerte de
muchos al no medicarlos correctamente.
Corrieron los años
y ella cayó enferma, formando parte de los pacientes del Hospital
Juárez. Se cuenta que ella se arrepintió de causar tanto
sufrimiento a los internos y hasta antes de morir lo hizo saber.
Desde el día de su muerte se dice que ronda el alma en pena de la
enfermera por el hospital para pagar su culpa y hay quienes aseguran
haberla visto con su uniforme bien planchado y limpio.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario