Durante el medievo
europeo, concretamente en pleno siglo IX, surgió en Occidente la historia de
San Jorge a caballo, victorioso tras derrotar a un dragón. Un relato que,
probablemente, sea el origen de numerosos cuentos de hadas sobre princesas y
dragones. Pero, ¿qué realidades se ocultan tras esta mítica narración?
Jorge de Capadocia,
una vida de leyenda
Según narra la
tradición, un joven romano de nombre Jorge, nacido en la antigua Capadocia
(actual Turquía) entre los años 275 y 280 de nuestra era, tras morir su padre
Geroncio, oficial del ejército romano, se trasladó junto a su madre Policromía
hasta la ciudad natal materna: Lida, la actual Lod de Israel. Una vez allí,
Policromía educaría a su hijo en la fe cristiana.
Jorge, tras cumplir la
mayoría de edad, decidió seguir los pasos de su difunto padre y se enroló en el
ejército, donde no tardó en ascender hasta el punto que antes de cumplir los 30
años, fue nombrado tribuno, siendo destinado a Nicomedia (actual Izmit) como
guarda personal del emperador Diocleciano.
En el año 303, el
emperador decretó un edicto que autorizaba la persecución de los cristianos.
Jorge, que recibió órdenes de participar en esta persecución, confesó que él
también era cristiano, por lo que Diocleciano ordenó que le torturaran y,
finalmente, que fuese ejecutado. Tras ser decapitado frente a las murallas de
Nicomedia el 23 de abril del año 303, el cuerpo de Jorge fue enviado a Lida
para ser enterrado.
Aunque lo expuesto
hasta ahora no constituye un relato exactamente histórico, sí es cierto que su
veneración como mártir comenzó relativamente pronto. Tanto es así que, durante
el siglo IV, dicha veneración se extendió desde Palestina al resto del Imperio
Romano de Oriente para, más tarde, en pleno siglo V, popularizarse en las
regiones más occidentales del imperio.
De hecho, existen
datos proporcionados por los relatos de diversos peregrinos cristianos de la
construcción de una iglesia en su honor durante el reinado de Constantino I en
Diospolis, la antigua Lida. A su vez, Hacia los años 518-530, el archidiácono y
bibliotecario Teodosio afirmaba que Diospolis era el centro del culto a Jorge.
Un peregrino anónimo de Piacenza mencionaba este mismo hecho hacia el año 570.
La iglesia habría sido
destruida en el año 1010 y reconstruida por los cruzados. Posteriormente,
durante la Tercera Cruzada habría sido destruida de nuevo por los hombres de
Saladino en el año 1191. Varios siglos después, en 1872, una nueva iglesia fue
erigida y aún se mantiene en pie.
En el año 494, Jorge
de Capadocia fue canonizado por el papa Gelasio I, lo que motivó la creación de
diversas historias apócrifas sobre su vida, varias de ellas llenas de milagros.
El texto más antiguo sobre su vida que ha llegado hasta nosotros se encuentra
en el Acta Sanctorum. Asimismo, hacia finales del siglo VI, el abad irlandés
Adomanis de la abadía de la isla de Iona dio a conocer algunas de las leyendas
orientales de Jorge reunidas por el obispo galo Arkulf en su peregrinación a
Tierra Santa del año 680.
Además, durante los
comienzos del Islam, a Jorge de Capadocia se le identificó —a través del
sincretismo religioso y cultural— con el profeta judío Elías, el predicador
judío samaritano Phineas y el santo islámico al-Jadir, dando lugar a una figura
religiosa que todavía es venerada en Oriente Próximo.
San Jorge y el dragón
Fue en el siglo IX
cuando surgió la historia de San Jorge a caballo venciendo a un dragón. Dicha
historia conforma el más que probable origen de todos los cuentos de hadas
occidentales sobre princesas y dragones. Se trata de una leyenda que se narra
en diversas regiones de Europa y Asia menor como propia. Incluso nos la podemos
encontrar en Japón, aunque, claro está, los detalles varían según las
tradiciones locales.
La leyenda medieval
comienza con un dragón que decide anidar en la fuente que provee de agua a una
ciudad que, según una tradición cristiana ortodoxa, sería Beirut, capital del
Líbano, de la que San Jorge es santo patrón.
Los ciudadanos
ofrecían al dragón, diariamente, un sacrificio humano que se decidía al azar
entre todos los habitantes del lugar. Sólo de ese modo el dragón les permitía
recoger el agua necesaria. Un día resultó seleccionada la princesa local.
En algunas versiones
aparece el rey pidiendo por la vida de su hija, pero sin éxito. De esta forma,
cuando estaba a punto de ser devorada por el dragón, apareció Jorge que se
hallaba de paso por la comarca en uno de sus muchos viajes, se enfrentó con el
dragón, lo mató y salvó a la princesa. Entonces, los agradecidos ciudadanos
abandonaron el paganismo y abrazaron el cristianismo.
Según una antigua
interpretación cristiana del mito, Jorge personificaría a los creyentes, su
caballo a la Iglesia, y el dragón representaría al paganismo, la idolatría, la
tentación y Satanás. Sin embargo, según muchos historiadores laicos, la leyenda
tendría raíces más antiguas que las cristianas. Para ellos, el dios Sabacio,
padre celestial de los frigios, vendría a ser uno de sus principales
antecesores: en su imagen a caballo, arrollando a una serpiente, estaría el
origen de la popular imagen de San Jorge sobre un caballo blanco. Además, la
historia de San Jorge y el dragón también presenta numerosos elementos comunes
con el mito griego de Andrómeda y su salvador y posterior esposo Perseo,
vencedor de la Gorgona Medusa.
En todo caso, sean
cuales sean sus orígenes, lo que sí es un hecho demostrable es que en el Reino
Franco Merovingio, hacia el siglo VI, ya se veneraba a Jorge de Capadocia,
aunque no sería hasta la Alta Edad Media, con sus caballeros y cruzadas, cuando
su culto se extendería por Europa.
De hecho, San Jorge se
convirtió en patrón de los caballeros y soldados, además de ser considerado el
santo protector de algunas órdenes religiosas militares, como la Orden
Teutónica o la de los Caballeros Templarios.
Hacia el siglo XII, la
leyenda empezó a extenderse por toda Europa. Uno de los principales
responsables de dicha difusión fue Santiago de la Vorágine, arzobispo de
Génova, quien a mediados del siglo XIII escribió la Legenda Sanctorum, una
colección de fábulas sobre distintos santos en la que la historia de Jorge de
Capadocia destacaba entre otras. El libro, por el valor que tenía a ojos de los
lectores, acabó siendo conocido como Legenda aurea o Leyenda dorada. La
información contenida en sus 177 capítulos (algunas versiones presentan 182),
se considera falsa en la actualidad, pero de notable valor por su gran
influencia en la literatura y la pintura de Europa Occidental.
De este modo, durante
los últimos siglos de la Edad Media, San Jorge se convirtió en patrón de
ciudades, aldeas y casas nobles. También llegó a ser el primero de los catorce
santos protectores de los animales domésticos.
Fuente: Leyendas, Mitos, Misterios y Enigmas del Mundo
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