miércoles, 9 de septiembre de 2020
El Origen del Cosmos
Al principio solo
existían dos cosas: Kóoch, que siempre estuvo y una oscuridad
absoluta que no dejaba que las cosas existiesen.
Tanto tiempo pasó
Kóoch en medio de las sombras y su soledad era tan grande que empezó
a llorar por tan enorme pena. Y lloró tanto y tan sinceramente por
su profundo dolor que sus lágrimas formaron el Arrok, el Mar Amargo
de las tormentas y las tristezas.
Más tarde, aún en
medio de tanta pena, pudo advertir como crecía la enorme cantidad de
agua que había llorado y entonces suspiró. Así creo a Xóchem, el
viento, que inmediatamente comenzó a correr arrastrando a las
tinieblas y preparando el camino para la llegada de la luz. Así fue
como todo se iluminó y nació la alegría en Kóoch. Entonces tuvo
ganas de seguir creando los restantes elementos que le permitieron
luego modelar el mundo en el que finalmente vivirían los hombres.
Un día, en medio
del mar que sus lágrimas habían creado, Kóoch quizó contemplar su
obra y vió que la luz no era suficiente. Enojado, levantó su brazo
y sucedió que razgó de lado a lado el velo de la penubra y encendió
así una gran chispa de fuego: Kóoch había creado el sol al que
llamó 'xaleshem' cuya calidez al entrar en contacto con las aguas,
creó las nubes y el viento, que empezó a jugar con ellas
corriéndolas por todo el cielo, con su risa alocada creo el trueno
(katrú) y ellas, que lo amenzaban con la mirada, crearon el
relámpago (lüfke).
Un día Kóoch
volvió a aburrirse, por eso pensó que su obra no estaba aún
terminada. Entonces hizo elevar parte de la tierra que se encontraba
debajo del mar y formó una isla en la cual modeló montañas y
llanuras separadas por valles y cañadas. Todos sus hijos, el sol, el
viento, las nueves admiraron la belleza de la isla y comenzaron a
derramar sus bondades sobre ella, lo cual dio como reslultado la
formación de ríos, arroyos, lagos... el nacimiento de los peces,
las plantas, los árboles y las aves.
Pero sucedió que
los primeros hijos de Kóoch sintieron al final, celos de esta nueva
greación y en ocasiones destaban su furia sobre la isla castigando
duramente a árboles y otros habitantes. Entonces Kóoch decidió
reprenderlos hablándoles con firmeza y así la luz continuó
brillando para el deleite de la creación.
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