sábado, 9 de marzo de 2019
Historia De Las Hogueras
Desde qué existe la
memoria, en el mundo rural se utiliza el encender hogueras para
festejar los momentos especiales. En muchos de estos rituales se
quemaban fantoches (muñecos toscos habitualmente rellenos de paja),
que se utilizaban como simbolismo para representar a la víctima
sacrificada. Estos podían representar a una bruja, a Judas, a
Herodes o un animal. Una vez quemada la hoguera, las cenizas
se esparcían por
los campos y con ellas se enterraba un pedazo del fantoche.
En el mundo celta
esta costumbre estaba muy arraigada durante el solsticio de verano,
costumbre que ha perdurado hasta nosotros. Durante la Edad Media
festejaban esta fecha encendiendo hogueras y realizando procesiones
con antorchas prendidas por los campos.
Al fuego de las
hogueras se le atribuía el poder de alejar las enfermedades. En
Europa se solían acercar a los enfermos a las hogueras, ya que se
creía que les proporcionaba influencias favorables para la evolución
de la enfermedad. Las cenizas se consideraban con poderes protectores
y purificadores, de ahí la costumbre de saltar sobre ellas para
obtener la protección de los dioses y alejar el mal de ojo.
Julio César en De
bello gallico describe los ritos célticos diciendo que “ciertas
poblaciones construyen estatuas enormes, hechas con mimbre trenzado,
que rellenan con hombres vivos y a las que prenden fuego, dejando que
mueran entre las llamas”.
Los gatos
particularmente fueron durante mucho tiempo víctimas de las
hogueras, y sus cenizas se recogían y conservaban para utilizarse
como amuletos de protección, contra las enfermedades y el mal de
ojo.
En Francia había la
costumbre de tirar al fuego serpientes vivas. También había la
costumbre de alzar una cucaña al lado de la hoguera, y ambas estaban
bendecidas por el cura local. Encima de la leña a veces ponían un
árbol, al que se llamaba árbol de mayo, y sobre éste colocaban una
corona de flores. Durante el reinado de Luis XIV, dicen que sobre la
copa del árbol zz una cesta con dos docenas de gatos y una loba, que
eran los últimos en arder.
Afortunadamente hoy
en día nos hemos quedado con el simbolismo lúdico de las hogueras.
La hoguera tenía
una gran importancia para los jóvenes esposos en el mundo celta.
Simbolizaba el vigor sexual y los jóvenes danzaban alrededor del
fuego para favorecer la fertilidad de la pareja, y a veces,
consumaban el acto sexual junto a los árboles sagrados. El fuego
tenía un valor simbólico ya que la chispa que hacia encender el
fuego se producía al clavar un leño en otro previamente perforado.
El fuego también
era utilizado como oráculo, observando las llamas, la forma , el
color y el movimiento predecían como serían las cosechas y el
ganado. El humo también se estudiaba con los mismos fines.
Actualmente está forma de adivinación perdura en los rituales con
velas.
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