sábado, 11 de febrero de 2017
La Magia Del 137
La constante de la estructura fina de la física sigue
convenciendo que el universo tiene una sintonía fina numerológica: por ejemplo,
la edad del universo podría considerarse como aproximadamente 137 veces el
cuadrado de un gran número de años.
La palabra hebrea קבלה
(Kabbalah) tiene un valor Gematrico de 137.
Cabalá significa
"recibir", como se desprende de su raíz en KBL hebrea (kof-bet-lamed),
para "recibir". Sin embargo, un matiz adicional de significado se
puede derivar de la primera aparición de su raíz (KBL) en la Torá. En Éxodo 26:
5 y 36:12, la KBL raíz parece implicar un estado de "correspondiente"
y no se utiliza para describir las "correspondientes bucles" que,
cuando entrelazadas, requirió las dos secciones de "recibir". el
techo del Tabernáculo. Estos lazos se suspendieron directamente sobre el velo
que separaba el Lugar Santo y el Lugar Santísimo. Simbólicamente, este es el
umbral entre la dimensión física y la dimensión completamente espiritual. En
otras palabras, en la línea fronteriza del mundo físico, es donde el número 137
emerge.
No hace mucho tiempo, yo estaba estudiando con el kabbalista
Rav Berg en su casa. Discutíamos el número más importante en toda la física.
Ese número es el 137.
El 137 es el mayor misterio y el número más importante en
toda la ciencia. Sin duda.
137 se refiere a los electrones y las probabilidades de que
un electrón absorba a un solo fotón. O en lenguaje kabbalístico simple, se
trata de la Vasija y la Luz o el cuerpo físico del hombre y su habilidad de
encender la Luz de su alma y despertar la Luz en la realidad extraordinaria del
99%, para que brille en nuestro mundo corriente y ordinario.
Por favor no te preocupes si no entiendes la ciencia y la
física asociada con el número 137 (también conocido como la Constante de
Estructura Fina.) Esto no es lo importante en este artículo. A propósito, la
mayoría de los físicos no lo entienden tampoco. Pero admiten y saben que es el
número más importante en el universo. Puedes buscar en google luego si quieres
saber más sobre cómo funciona en la física y por qué es tan importante.
En este artículo, les ofrezco en forma simple la conexión
básica a este número misterioso, un número que tiene a los grandes físicos de
la historia rascándose la cabeza colectivamente.
Por ejemplo, Richard Feynman, uno de los físicos más
importantes del siglo 20, escribió lo siguiente sobre el número 137: “Ha sido
un misterio desde su descubrimiento hace más de cincuenta años, y todo físico
teórico competente coloca este número en su pared y se preocupa por éste. Es
uno de los malditos misterios más grandes: un número mágico que nos llega sin
el entendimiento del hombre. Pudiéramos decir que la ‘mano de Dios’ escribió
ese número y ‘no sabemos cómo El movió el lápiz”.
Otro gran científico del siglo 20, Wolfgang Pauli estaba
obsesionado con el 137. Pauli y otros físicos estaban convencidos de que el 137
era un número místico con un significado secreto más allá de la física. Según
el libro científico Descifrando el Número Cósmico, escrito por Arthur Miller:
“ Pauli dijo una vez que si el señor le permitiera
preguntarle lo que el quisiera, su primera pregunta seria ¿Por qué 1/137?”
En este mismo libro, Arthur Miller revela la siguiente
carta, la cual Wolfgang Pauli escribió a su hermana Hertha:
“Creo que las ciencias naturales darán luz a un polo
contrario a sus adherentes, el cual conecta con los elementos antiguos
místicos”.
Adivina qué descubrió el gran físico y genio Wolfgang Pauli.
Se sorprendió al aprender que el valor numérico de KABBALAH es 137! קבלה , Q= 100, B=2, L=12, H=5,
Todo, 137, Pauli estudió la Kabbalah con la esperanza de encontrar una
solución. Su problema fue que no estudió con un kabbalista.
Ahora sabemos que el número más importante en la física, el
cual trata sobre los fotones y los electrones, tiene el mismo valor numérico
que la palabra Kabbalah, la cual se ocupa de Luz y Vasija.
Wolfgang Pauli también murió en la habitación 137 del
hospital Rotkreuz en Zürich, Suiza.
De cualquier forma, cuando estaba aprendiendo con el Rav,
este confirmó que existe un mensaje profundo detrás del hecho de que el número
mágico de la física tenga el mismo valor numérico que la palabra Kabbalah.
Lo primero que estudiamos es que el Ángel Yofiel, conocido
como el “Ángel Príncipe de la Torá” como se menciona en el Zóhar, tiene el
mismo valor numérico de 137! Adivina qué le enseñó a Moisés este ángel en
particular?.
El Ángel Yofiel le enseñó a Moisés los misterios de
Kabbalah!. Otra conexión entre el número 137 y la Kabbalah!
Luego el Rav explicó que el 137 es el 33° número primo. ¿Por
qué 33?. El Rav dijo, “el número 33 vive una y otra vez”. Y así, 33 es el día
que Rav Shimon partió de este mundo, la festividad conocida como Lag B’Omer.
Este es el día cuando toda la Luz del Zóhar y la Kabbalah se revelan en el
mundo físico o el electrón absorbe al fotón.
El día 33avo del Omer es el día que Rabbi Akiva le enseñó la
Kabbalah a Rav Shimon.
El día 33avo del Omer es también el día cuando Rav Shimon
salió de la cueva después de aprender por 13 años.
Los kabbalistas dicen que el día que Rav Shimon salió de la
cueva es igual a la revelación entera de Luz en el Monte Sinaí con Moisés. Así
que 137 – a modo de 33 – también conecta con la Kabbalah en forma profunda.
33 es el grado más alto de la Masonería de Rito Escocés, la
cual se basa solo en la Kabbalah.
33 es la edad que tenía el kabalista Yehoshua ben Yosef
(Jesús) cuando partió de este mundo.
137 también tiene un rol cósmico. Lee esto:
La wilkinson Microwave Anisotropy Probe (WMAP) ha tomado la
mejor medida de la edad del universo hasta la fecha… Cientificos ahora tienen
el mejor calculo sobre la edad del universo:13.7 billones de años
(De nuevo aparece el 137)
Le pregunté al Rav qué era lo que esta extraña conexión
entre el 137 y la Kabbalah nos quería señalar. El Rav entonces dijo: “Todo se
trata de hacer una conexión entre una fuerza invisible y una visible”.
Entonces, el Rav dijo lo siguiente:
“Si sumas los números individuales de 137, te da once (11),
un número muy poderoso en el Zóhar. En la guerra, con el uso de armas conocidas
por la palabra en hebreo Korbanot (o sacrificios), el otro lado (el mal) trajo
consigo diez artículos y los Israelitas trajeron once. El otro lado (el mal)
sabía que diez era parte de esta realidad física para controlarlo. Pero los
Israelitas sabían que el diez no era el último sino más bien era el once. El
once es parte de las once especias mencionadas en la Torá y en el Zóhar. Y
todas las actividades en la conexión matutina (los rezos matutinos) suman once.
El once es un buen número. Once multiplicado por 2 es 22, el número de las
letras del Aleph Bet (abecedario hebreo). Tres multiplicado por 11 es 33, Rabbi
Shimon y Lag ‘Omer”.
El Rav dejó de hablar por varios minutos sobre este tema.
Luego, después de un rato, el Rav lo retomó:
“¿Por qué se escoge once como un número bueno? El Rav
pregunta: “Diez (sefirot) es limitante porque aún en el Reino de Ein Sof (Mundo
Sin Fin, el reino encima de nuestro mundo físico) no estamos asociados con la
Luz máxima. Por lo tanto, once es más elevado que diez”.
Le pedí al Rav que me explicara por qué el Mundo Sin Fin
(Ein Sof) no era lo máximo.
El Rav dijo lo siguiente: “Once es más elevado que diez. En
el Mundo Sin Fin hay Luz y Vasija. Por lo tanto todavía hay una vasija. Pero
luego hay una Fuente de Luz desconocida, la fuente detrás de la emanación del
Mundo Sin Fin, de la cual el Zóhar no se ocupa. La Kabbalah sólo trata de la
Luz que brilla hacia adelante. La Fuente está más allá del intelecto humano y
nunca se puede comprender, por lo tanto es más elevada”.
El Rav continuó y resumió el concepto entero del
137-Kabbalah:
“El proceso entero de la vida se trata de una cosa –deseo-
el deseo de recibir la Luz, por lo cual llaman a esto Kabbalah – Kabbalah
significa recibir. El motor detrás de toda actividad en la tierra, de toda
acción humana es el deseo, una sed por la Luz. Tenemos guerras, conflictos y
miseria humana simplemente porque no hemos satisfecho ese deseo. Esa es la
razón única”.
Le pregunté al Rav por qué la ciencia está usando todos
estos términos como electrones, quarks, leptones.
El Rave comentó:
“Yo solía enseñar eso en el curso básico años atrás. Creo
que lo cortaron. En electricidad, hay voltios de 110 y de 220. Pero ambos usan
la misma fuerza de electricidad. Es la capacidad del equipo que enchufas en la
fuerza eléctrica que determina si es 110 o 220. Pero la fuerza eléctrica
siempre es la misma. Solo hay deseo de recibir conciencia. Las diferentes
partículas son sencillamente vasijas diferentes con diferentes capacidades,
pero en su totalidad es una fuerza singular de conciencia. Cómo esta fuerza
sola se usa y se recibe es lo que hace la diferencia y representa toda la
diversidad. Nuestro deseo de recibir no puede continuar operando cómo lo ha
hecho en el pasado (egoísta). Debemos cambiar y empezar a recibir por el motivo
de beneficiar a los demás”.
EL RESULTADO FINAL
El número 137 en física corresponde a la interacción entre
un electrón y un fotón o la probabilidad de que un electrón absorba a un
protón. En el lenguaje de la Kabbalah, esto significa la interacción entre la
Vasija y la Luz o cómo una Vasija puede absorber/recibir la Luz. Sabemos que
estamos distantes y desconectados de la Luz cuando estamos opuestos en la
naturaleza, porque en la esfera de conciencia o espiritualidad, polos opuestos
se rechazan mutuamente. La única manera para que nuestro mundo físico
(electrón) absorba (reciba) la Luz es imitando a la Luz, comportándose como la
Luz y esto detiene la repulsión. A su vez, causa atracción.
La pieza del rompecabezas que le falta a la física es la
conciencia. Solo a modo de conciencia podemos absorber y conectarnos a la Luz
en forma duradera y permanente. ¿Cómo? Primero al admitir y reconocer que
nuestro ego es una fuerza distinta y aparte de la conciencia (a veces nos toma
vidas), y luego nos afanamos en removerla, así que damos, en vez de recibir
solamente, entonces nos unificamos con la Luz. En otras palabras, la Luz es la
Causa de la Felicidad. Por lo tanto, cuando nos convertimos en la causa de la
felicidad de otra persona, somos idénticos a la Luz.
¿Cuál es la lección para aprender aquí?. Simple (pero no
fácil): En vez de hacer nuestros propios sueños realidad (lo cual nos
desconecta porque estamos recibiendo, el opuesto directo de compartir Luz),
necesitamos empezar a hacer los sueños de otros realidad. Pero no te preocupes
por dedicarle tu tiempo y talentos a hacer los sueños de otros realidad. No te
tendrás que preocupar porque tendrás al resto del mundo esforzándose en hacer
todos tus sueños realidad. Esto se ha mantenido durante muchos años en secreto.
Es la fórmula para la inmortalidad y el paraíso. Cuando todos estemos
trabajando para hacer los sueños de los demás realidad, usando nuestros dones y
talentos para el propósito único de causar felicidad en otros, todas las diez
dimensiones de las diez Sefirot se alinean y conectan. De repente, el Mundo Sin
Fin y el mundo Físico se unen como uno. El marco 1 de la Luz se conecta a las 3
Sefirot superiores, los cuales se conectan a las 7 Sefirot inferiores y de
repente la Luz fluye. El 1 conecta con el 3, el cual conecta con el 7. Para
siempre. La felicidad se manifiesta.
El 137 crea un todo unificado. La unidad entre las personas
crea la unidad entre el 1, el 3 y el 7.
Ahora desecha todos los detalles y la física y cae en cuenta
de que cuando amas a tu vecino, cambias tu vida y la del mundo. Pero también
reconoce que sólo puedes amar a tu vecino cuando remueves la fuerza que te
impide amar sin condiciones – el ego humano. Entonces, en vez de perseguir al
amor, correr detrás de la felicidad y del regocijo, empieza a perseguir a tu
propio ego y a tus rasgos egoístas, porque una vez que remuevas todo esto, el
amor, la felicidad y el regocijo serán el resultado automático.
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