sábado, 11 de junio de 2016
¿Cuál Es El Origen De La Fumata Que Anuncia La Elección de Nuevo Papa?
Varios son los rituales que se llevan a
cabo cada vez que se pone en marcha la elección de un nuevo papa que
será el máximo representante de la Iglesia Católica. Uno de ellos
es la peculiar forma de anunciar al mundo que, tras consiguientes
deliberaciones y votación, ya hay un nuevo Sumo Pontífice y es a
través de la fumata que sale por una chimenea instalada en el tejado
de la Capilla Sixtina, lugar en el que se celebra el cónclave papal.
Como bien es sabido, el color de ese
humo es de color blanco y, por el contrario, para anunciar que
todavía no se ha llegado a un consenso es de color negro.
Hay un tercer color, que es el
amarillo, y éste se utiliza previamente al cónclave y sólo para
probar la estufa en la que deberá quemarse los votos.
Para hacer que el humo de la fumata sea
de un color u otro, actualmente se utilizan diferentes compuestos
químicos que garanticen que los presentes en la Plaza de San Pedro
podrán distinguir perfectamente el mensaje que desde el interior se
les quiere transmitir.
Cabe destacar que, cuando ya se ha
escogido nuevo papa y la fumata es blanca, desde el 2005 se
incorporó un repique de campanas que lo hacen más evidente aún si
cabe.
La utilización de la fumata como modo
de comunicar al exterior que, tras realizarse el escrutinio de los
votos, ya hay un cardenal que ha sido votado mayoritariamente es tan
antigua como el propio cónclave y debemos de viajar nueve siglos
atrás para encontrar su origen.
Fue Gregorio X quien en el Concilio de
Lyon, celebrado en el año 1274, promulgó un documento llamado “Ubi
periculum” y en el cual se establecía toda la metodología a
seguir para celebrar el cónclave de elección papal, tal y como lo
conocemos hoy en día.
Hasta aquella fecha muchos eran los
tejemanejes que se habían estado utilizando para escoger un papa,
siendo un cargo que en más de una ocasión se conseguía a base de
pagar una buena suma por él o por pactos y alianzas entre naciones.
También se han dado casos tan extraños como el de elegir a un
imberbe adolescente. Muchos han sido los reyes y poderosos que han
señalado quién debía dirigir la iglesia, haciendo y deshaciendo a
su antojo y voluntad.
Cuando en el siglo XIII, Gregorio X
puso las bases de cómo debía ser un cónclave (él mismo fue
elegido papa tras 34 meses de discusiones y desavenencias entre los
propios cardenales) se determinó que se celebraría aislados del
mundo y sin comunicación alguna con el exterior. Desde entonces se
ha mantenido toda esa liturgia de aislamiento y posterior forma de
anuncio, algo que le confiere mucho mayor atractivo a todo ese ritual
Para conseguir que el humo de la
chimenea saliese de un color u otro se quemaba junto a las papeletas
de los votos un poco de paja: seca para la fumata blanca y húmeda
para que fuese una fumata negra. Actualmente se utilizan dos estufas:
una desde donde se queman los votos y la otra que se encarga de dar
color al humo.
Esto se ha hecho para que no haya
ningún tipo de confusión, ya que son varias las ocasiones en las
que el color quedaba bastante confuso (sin ir más lejos, en el
anuncio tras la elección papal de Juan Pablo I en 1978 hubo una
fumata gris).
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