lunes, 6 de agosto de 2012
La Chica Que Pisó La Tumba
Una noche, unos chicos celebraban una fiesta en un parque,
entre risas y alcohol comenzaron a contar historias de terror. En la misma calle,
había un cementerio y uno de ellos comentó lo mucho que le aterraba pasar por
allí. Aprovechándose del miedo de su amigo otro de los jóvenes advirtió al
resto con la siguiente frase:
- No se os ocurra nunca pisar sobre una tumba cuando se ha
puesto el sol. Si lo haces, el muerto te agarra y te mete dentro.
- Mentira - replicó Alexandra - Eso son sólo supersticiones.
- Si tan valiente te crees ¿por qué no nos lo demuestras? Te
daré 10 euros si te atreves, apostó el chico.
- A mí no me dan miedo las tumbas ni los muertos, respondió
ella. Si quieres te lo demuestro ahora mismo.
El chico le tendió su navaja. Clava esta navaja en una de
las sepulturas le dijo. Así sabremos que has estado allí. Sin dudarlo Alexandra
cogió la navaja y se dirigió con paso firme al campo santo bajo la mirada
atónita de sus amigos.
El cementerio estaba lleno de sombras y había un silencio
sepulcral y sin quererlo el miedo se fue adueñando de la chica que con cada
paso sentía cientos de ojos vigilarla y un aliento helado en la nuca.
- "No hay nada que temer", se repetía Alexandra
para tratar de calmarse a si misma.
Escogió una tumba y pisó sobre ella. Después se agachó
rápidamente, clavó en el suelo la navaja y se dispuso a marcharse. Pero no
pudo. ¡Algo la retenía! Lo intentó de nuevo, pero seguía sin poder moverse.
Estaba aterrada.
- ¡Alguien me sujeta! gritó, y cayó al suelo.
Al ver que no regresaba, los chicos fueron en su busca.
Encontraron su cuerpo tumbado sobre la sepultura, fría, rígida y con la cara
totalmente desencajada del miedo. Sin darse cuenta, Alexandra se había
enganchado la falda con la navaja al clavarla en el suelo. Era la navaja lo que
la retenía y ella había muerto de miedo tras sufrir un ataque al corazón.
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