miércoles, 16 de mayo de 2012
Historia De Los Ángeles Caídos O Demonios
Antes de admitir a los Angeles a la visión plena de Su
Gloria (Visión Beatífica), Dios los sometió a una prueba, al igual que el
hombre tuvo su prueba.
La naturaleza de la prueba no se conoce con certeza, pero
muchos teólogos sostienen que el Padre Eterno reveló a los Angeles la futura
Encarnación de Su Divino Hijo, y les hizo saber que al Dios-hecho-Hombre
deberían rendir adoración.
Luzbel, uno de los más gloriosos, elevados y bellos Angeles
de la Corte Celestial,
deslumbrado y ofuscado por el orgullo, habiéndose atribuido a sí mismo los
maravillosos dones con que el Creador lo había dotado, se rebeló contra Dios,
no aceptó el supremo dominio del Señor y se constituyó así en el
"adversario" de su Creador levantando su gran grito de rebelión y de
batalla: "No serviré" (Jer. 2, 20). "Seré igual al
Altísimo" (Is. 14, 14). Muchos Angeles le siguieron en su orgullo. Se dice
que hasta un tercio de ellos (ver Ap. 12, 4) ). Pero en ese momento otro gran
Arcángel, igual en belleza y gracia que el arrogante Lucifer, se postró ante el
Trono de Dios y, en un acto de adoración profunda, opuso al grito de batalla de
Lucifer uno de amor y lealtad: "¿Quién como Dios?"
("Miguel").
Y es así como San Miguel Arcángel obtuvo su nombre con su
grito de fidelidad, y es así como Luzbel se constituyó él mismo en Lucifer,
"Satanás" ("adversario"), el Enemigo, el Diablo. A éste se
han aplicado las palabras del Profeta Isaías: "¿Cómo caíste desde el
Cielo, estrella brillante, hijo de la
Aurora? ¿Cómo tú, el vencedor de las naciones, has sido
derribado por tierra? En tu corazón decías: 'Subiré hasta el Cielo, y levantaré
mi trono encima de las estrellas de Dios ... subiré a la cumbre de las nubes,
seré igual al Altísimo' Mas ¡ay! has caído en las honduras del abismo."
(Is.14, 12-15). (Según los exégetas estas palabras son una parábola alusiva
directamente al Rey de Babilonia e indirectamente a Satanás, cuyo espíritu y
acciones se reflejaban en la conducta del Rey)
La conclusión de esta batalla entre los Angeles Buenos y los
ángeles malos se encuentra en el Apocalipsis (12, 7-10): "En ese momento
empezó una batalla en el Cielo: Miguel y sus Angeles combatieron contra el
Monstruo. El Monstruo se defendía apoyado por sus ángeles, pero no pudieron
resistir, y ya no hubo lugar para ellos en el Cielo. Echaron, pues, al enorme
Monstruo, a la Serpiente
antigua, al Diablo o Satanás, como lo llaman, al seductor del mundo entero, lo
echaron a la tierra y a sus ángeles con él".
Dice San Pedro: "Dios no perdonó a los ángeles que
pecaron, sino que los encerró en cavernas tenebrosas, arrojándolos al
Infierno" (2a. Pe. 2, 4). "No hay arrepentimiento para ellos después
de la caída, como no hay arrepentimiento para los seres humanos después de la
muerte" (San Juan Damasceno). Y el Catecismo nos dice que no fue por un
defecto de la
Misericordia Divina que el pecado de los ángeles caídos no
fuera perdonado, sino debido al carácter irrevocable de su elección. (cfr. CIC
392 y 393).
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que buen articulo!!!!
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