sábado, 7 de noviembre de 2020
Leyendas de la Iglesia de Santa María de Melque
La Iglesia de Santa
María de Melque guarda una estrecha relación con el Castillo de
Montalbán que se encuentra cercano a la iglesia.
Existen muchos
testimonios de pastores que veían estupefactos como algunas de sus
ovejas se perdían en las inmediaciones del castillo para
posteriormente aparecer en Melque, muy probablemente debido a la
existencia de túneles subterráneos que conecten ambos lugares.
Los
túneles subterráneos construidos en los Montes de Toledo fueron una
importante vía de salida de la gran ciudad para facilitar la huída.
Se piensa que estos túneles fueron parte de la trayectoria del
Tesoro de Guarrazar, un tesoro de orfebrería visigoda compuesto por
coronas y cruces que fue hallado a mediados del siglo XIX en la
localidad de Guadamur, muy cerca de Toledo.
Además en las
inmediaciones entre el Castillo de Montalbán y la Iglesia de Santa
María de Melque se han encontrado otros restos arqueológicos
importantes que hacen vislumbrar la naturaleza sagrada de estas
tierras y como por aquí han pasado personajes e historias
importantes de diversas épocas de la historia de la humanidad.
Aún es una
incógnita el uso que se le dió a algunas partes de esta misteriosa
iglesia como por ejemplo, las cámaras situadas a los lados del
ábside central o el arcosolio del extremo sur, pero todo apunta a
que habría sido el lugar ideal para esconder temporalmente algún
tesoro.
Los templarios, la
Mesa del Rey Salomón y el Santo Grial
Existen algunos
historiadores que piensan que la Mesa del Rey Salomón pasó por aquí
o incluso el Santo Grial.
Bien es sabido que
esta iglesia fue ocupada temporalmente por los templarios de la
época, y algunas investigaciones llevadas a cabo hacen conectar la
intrincada red de galerías de Toledo, junto a la presencia de
templarios y su gusto por los tesoros más esotéricos, parece
conectar los puntos para pensar que algunas de estas reliquias de
este valor pueden haber sido depositadas en este lugar durante algún
tiempo.
La Mesa del Rey
Salomón, la cual estaba hecha con esmeraldas y oro, fue pasando de
unas manos a otras desde su construcción en el año 950 antes de
Cristo. Salomón la depósito en el Templo de Jerusalén.
Posteriormente tras la toma de Jerusalén por parte de Nabucodonosor
II, trasladó el tesoro a Babilonia, para cuarenta años más tarde
regresarla a Jerusalén.
Con la toma de
Jerusalén en el año 70, se traslada a Roma. En el año 410 Alarico
I saqueó Roma y trasladó el tesoro al sur de Francia,
posteriormente tras la derrota a manos de los francos, Teodorico
lleva el tesoro a Rávena, y fue en el año 526 cuando Amalarico
reclamó el tesoro a Teodorico para trasladarlo a Barcelona y después
a Toledo.
Tras la conquista de
los musulmanes de la península ibérica se perdió el rastro de este
valiosísimo artefacto, al que algunos atribuyen algunos poderes
místicos como la posibilidad de ver a través de él, el pasado, el
presente y el futuro.
De momento sigue
siendo un misterio qué ocurrió en esta iglesia y en su vecino
Castillo de Montalbán, pero sintiendo las paredes de esta iglesia,
quizás estés tocando un testigo de algunos de los acontecimientos
más importantes de las historias antiguas aún no reveladas.
Hay leyendas que
dicen que las verdaderas cuevas de salomón se encuentran bajo las
piedras de esta iglesia.
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