lunes, 1 de octubre de 2018
Las Cataratas Del Iguazú
Cuenta la leyenda guaraní que hace muchos años, vivía en el
río Iguazú una gran serpiente llamada Boi. Una vez al año, los indígenas
guaraníes debían ofrecer a la serpiente una bella doncella, arrojándola al río.
A este ritual acudían todas las tribus de la zona y cierto
año, el jefe de una de esas tribus fue Tarobá. Éste, al conocer a la muchacha a
la que se debía sacrificar, se enamoró. Tarobá intentó convencer a los ancianos
de la tribu para que no sacrificaran a Naipí, como se llamaba la joven, pero no
consiguió su cometido; Naipí sería sacrificada.
Pero Tarobá no se rindió, y la noche antes del sacrificio,
raptó a Naipí. Juntos se subieron a una canoa y navegaron por el río Iguazú.
Enterada de lo sucedido, la serpiente, colérica, partió con su cuerpo el río en
dos, dando lugar a las cataratas. Tarobá y Naipí quedaron atrapados. Boi
convirtió a Tarobá en un árbol, justo encima de las cataratas y la caída de
éstas estaba formada por la cabellera de Naipí.
Hecho esto, la diosa Boi, volvió a sumergirse en la Garganta
del Diablo, como es conocida la parte baja de las cataratas, y desde ahí vigila
que los amantes no vuelvan a unirse jamás.
Pero cuentan los indígenas, que los días que hay arcoíris,
Tarobá y Naipí unen de nuevo su amor...
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