lunes, 1 de octubre de 2018
La Calzada De Los Gigantes
Cuenta la leyenda celta que una vez existieron dos gigantes;
Finn MacCool, que habitaba en tierras irlandesas y Benandonner, un gigante
escocés.
Tal era la rivalidad entre ellos aunque nunca se hubieran visto, que
un día Finn decidió construir una calzada hecha a su medida para, por fin,
enfrentarse con su enemigo y demostrar quién era el más fuerte.
Así fue
colocando prismas hexagonales sobre el mar uniendo las costas irlandesas y
escocesas. Cuando el camino estuvo listo, el gigante MacCool cruzó el mar, pero
en cuanto vio la enorme figura de Bernadonner, asustado, regresó a Irlanda
antes de ser visto.
Fue entonces el turno del gigante escocés, que aprovechó la
calzada para ir a pelear contra MacCool. Éste, sin saber que hacer, pidió ayuda
a su mujer, Oonagh, que urdió una estratagema para evitar la contienda;
disfrazó a su marido de bebé y lo metió en una cuna. A la llegada de
Bernadonner, Oonagh le invitó amablemente a pasar y le ofreció una taza de té,
advirtiéndole que no despertara al bebé.
Cuando Bernadonner vio las inmensas
proporciones del bebé, decidió escapar, pues creyó que el padre sería mucho
mayor y más fuerte, por lo que no tendría nada que hacer si se enfrentaba al
gigante irlandés. De regreso a Escocia, Bernadonner destruyó la calzada, de la
que solo se conservan el principio y el final, para que MacCool no pudiera
seguirle.
La Calzada de los Gigantes se encuentra ubicada en el
condado de Antrim, en Irlanda del Norte.
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