sábado, 1 de abril de 2017
El Enigma De Los Santos Incorruptibles
La creencia de que un cuerpo incorrupto era señal de milagro
divino se constata desde la Edad Media. La Iglesia Católica ha considerado
tradicionalmente la incorruptibilidad cadavérica de santos y beatos, como un
signo milagroso de su santidad, y por esta razón son muchos los cuerpos
llamados incorruptos que se veneran en santuarios católicos, sobre todo en
Italia.
En algunos casos la reliquia consta del cuerpo entero
incorrupto del santo, otras veces se trata de una parte del cuerpo. De mayor a
menor importancia podemos encontrar el corazón, la cabeza, las vísceras, manos
y pies. Los cuerpos que se exponen públicamente suelen estar recubiertos de
capas de cera que ayudan a evitar el continuo deterioro del cuerpo propiciado
por la exposición. Otros cuerpos se exponen en su estado natural y es
apreciable el deterioro de estos.
Durante la Edad Media los santuarios emprendieron una lucha
para ver quien tenía la mejor reliquia, ya que hacían el lugar más sagrado. Los
devotos se agolpaban ante ellas sin ninguna grima pidiéndoles sanaciones y
haciéndoles ofrendas.
Cuando se celebraban las ceremonias de beatificación los
cuerpos de los beatos se exhumaban, habían pasado hasta cientos de años, pero
en muchas ocasiones el cadáver parecía como recién enterrado. No se trataba de
una momificación natural, ya que el cuerpo parecía fresco y en ocasiones
flexible. Este hecho corroboraba la gracia divina del beato atribuyendo tan
extraña conservación a la acción milagrosa de Dios sobre el difunto.
Pero la incorruptibilidad no era el único milagro que se
asociaba a estos cuerpos, ya que un olor característico y agradable perfumaba
la estancia donde se encontraba el cuerpo. Un olor floral y dulce, que algunos
describen que no se parece a ningún olor conocido, manaba de los santos
impregnando muebles y paredes que estuvieran cerca.
Otros fenómenos menos frecuentes pero que también se daban
era los movimientos, la incorporación o incluso la levitación espontanea de los
difuntos. Algunos irradiaban una extraña luz, otros sudaban o sangraban.
San Francisco Javier, era miembro del grupo precursor de la
Compañía de Jesús y estrecho colaborador de su fundador, San Ignacio de Loyola.
Murió en el año 1552 en China a los 46 años, trasladaron su cuerpo a la India a
donde no llegó hasta dos años después y antes de enterrarlo pudieron comprobar
que su cuerpo estaba incorrupto. Mientras lo examinaban para comprobar si
estaba embalsamado pudieron observar como aun sangraba. Su cuerpo aún se
conserva en la India pero fue muy maltratado por la caza de reliquias.
A muchos santos se les embalsamaba al morir, por eso en los
80 el Vaticano ordenó a un grupo de científicos a que examinaran los cuerpos
haciendo dos juramentos, el primero que se respetara la integridad de los
cuerpos y el segundo que fueran totalmente sinceros con las pruebas que se
hallaran.
Santa Margarita de Cortona, murió en 1297, siendo una
franciscana de la Tercera Orden. Los habitantes del pueblo la veneraban tanto
que pidieron que se la hiciera santa. En 1719 se la exhumó y se comprobó que
estaba incorrupta, lo que reafirmó su categoría de santa, pero en 1988 se
descubrió que había sido momificada artificialmente. Sus vísceras habían sido
extraídas y la habían rellenado con ungüentos que dificultaban la aparición de
microorganismos, técnica aprendida de los antiguos egipcios. Curiosamente, si
se había registrado el embalsamamiento de Santa Margarita, pero para su primera
exhumación debieron olvidar comprobarlo.
Se descubrió que muchos santos habían sido embalsamados,
pero que, el extremo respeto que tuvieron con las reliquias años atrás, había
impedido que se descubrieran las marcas de suturas, ya que no desvestían los
cuerpos. Pero muchos otros, no sólo no habían sido embalsamados, si no que
mantenían la flexibilidad y carnosidad de hace siglos.
El cuerpo de Santa Zita de Lucca es uno de los que se conserva
a pesar de no se momificado artificialmente. Esta trabajadora doméstica murió
en 1278, conocida en su pueblo por sus innumerables obras de caridad, dicen que
en el momento de su muerte las campanas de la iglesia del pueblo comenzaron a
tocar espontáneamente. La exhumaron 300 años después y se conservaba
incorrupta, en 1988 se examinó y se comprobó que no había sido embalsamada. Es
considerada como la santa incorrupta mejor conservada. Sobre su momificación
natural, sólo se pudo demostrar que el sarcófago de piedra donde fue enterrada
habría conservado su cuerpo incorruptible hasta nuestros días, así como altos
niveles de plomo en su cuerpo, que podían deberse a la medicación que recibió
en los días previos a su muerte. El plomo pudo actuar como antiséptico y
detener el proceso de putrefacción.
Las condiciones climáticas en las que se halle el cuerpo son
importantes para la conservación del cadáver, pero también se han dado casos
más sorprendentes como el de Santa Catalina de Génova, venerada por su acción
entre los pobres y enfermos, especialmente durante la plaga que asoló a Génova
en 1497 a 1501. Falleció en 1510 y a los 18 meses de su muerte su cripta se
inundó pudriendo su ataúd y parte de sus ropas, en cambio su cuerpo parecía
como si lo hubieran enterrado el día anterior. 450 años después se la volvió a
exhumar y se comprobó que no estaba embalsamada. En este caso las condiciones
climáticas eran muy adversas a la conservación del cuerpo, aun así se mantuvo
intacto.
Otro caso fascinante es el de Santa Catalina de Bolonia, fue
una religiosa italiana, fundadora y primera abadesa del monasterio de las
Clarisas de Corpus Domini en Bolonia. Murió en 1463 y la enterraron sin ataúd
siguiendo las doctrinas de su orden. Las
monjas comprobaron que de su tumba emanaba un agradable olor que inundaba el
jardín. A los 18 días la desenterraron y quedaron asombradas porque no mostraba
signos de descomposición. 12 años después el
cuerpo seguía sin tener signos de rigidez cadavérica por lo que las
monjas decidieron sentarla en una mecedora y exponerla en el altar. Durante los
siglos XV y XVI muchos afirmaban que su cuerpo se movía espontáneamente y que
incluso emitía inquietantes sonidos. Hoy en día se encuentra sentada en su
capilla sin sellar, sin máscara y visible para todos, sólo tiene una fina capa
de cera en manos y pies.
Santa Catalina Labouré fue una religiosa de las Hijas de la
Caridad y una vidente, que sostuvo transmitir el pedido de la Virgen María de
crear la Medalla Milagrosa, que hoy en día llevan millones de católicos. Murió
en 1876 y se desenterró en 1933, 57 años después, en el momento de la
exhumación dos monjas que estaban presentes se desmayaron porque parecía que
estaba viva. Su cuerpo se encuentra actualmente en un féretro de cristal en la
Capilla de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa de París, con tratamiento de
cera en manos y cara.
A Santa Rita de Casia se la conoce porque pidió sufrir el
tormento de Jesucristo en sus carnes, y una larga astilla de madera que se le
clavó en el hueso de la frente. Se trataba de la marca de la corona de espinas
que Jesucristo había exhibido en la cruz. Le extrajeron la astilla y la
guardaron como reliquia sagrada. Pero cada madrugada el estigma se le volvía a
abrir espontáneamente, hasta que empezó a emanar un fuerte olor repulsivo, que
le acompañó el resto de su vida. Por eso, Rita tuvo que vivir en el retiro
hasta su muerte en 1457. Días antes de su muerte, de la herida le salía un haz
de luz y su habitación se impregnó de un agradable olor. Cuando la exhumaron su
cuerpo se mostraba tan flexible que incluso se le abrió un ojo. El cuerpo
incorrupto de Santa Rita se encuentra expuesto en la Basílica de Santa Rita en
Casia con un tratamiento de cera para restaurar sus cejas y pómulos. Lo curioso
de este caso es que el cuerpo de esta santa se ha ido moviendo solo con los
años, sus fieles aseguran que estaba tumbada hacia un lado y poco a poco se ha
ido girando hacia el opuesto.
Los científicos aseguran que el cambio climático está
acelerando el lento proceso de descomposición de las reliquias. Por eso en
algunos casos ya se han tenido que restaurar con cera partes del cuerpo de
estos incorruptibles.
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