domingo, 5 de mayo de 2019
Caso Tivissa
Todo empezó el 27 de
agosto de 1968. Ese día el desaparecido rotativo barcelonés Tele
Express publicaba en sus páginas una extensa carta al director en la
que se daba cuenta de la observación y posterior aterrizaje de un
Objeto No identificado en la zona de la conca de Tivissa. Hasta aquí
nada extraordinario para los lectores, acostumbrados entonces a ver
casi a diario en los medios de comunicación nuevos incidentes OVNI.
Sin embargo el
remitente, que decía ser el cuñado del testigo, describía en su
misiva a dos seres con forma de“pulpo”, pero con cuatro
extremidades en lugar de ocho, que habían descendido a plena luz del
día de un misterioso objeto semi circular, como una “media sandía”
que se hallaba suspendido a poco menos de un metro del suelo. Esto
era yamás llamativo.
El firmante de la
carta, Sebastián Mateu, aseguraba que su cuñado Juan se había
desmayado de la impresión y queél mismo había podido comprobar al
día siguiente como en el lugar del incidente, situado en la Sierra
de Almós, desde donde era visible el mar, habían aparecido dos
circunferencias negras en el suelo así como restos de hierba
quemada. No era un incendio convencional porque según explica Mateu,
“cuando regresé de ver los manchones quemados, el reloj se me
había parado”.
Sorprendido, el
hombre puso en conocimiento de aquellos extraños incidentes a una
pareja de alemanes que descansaba en una tienda de campaña próxima
al lugar que no sólo escucharon con atención su relato sino que,
incluso,experimentaron en sus carnes la misteriosa parada de los
relojes. Tras advertirle que aquellos “pulpos” podían ser seres
de origen extraterrestre, Hans Volkert –así decía llamarse el
campista- tomó fotos del reloj con objeto –segúndijo- de publicar
la noticia en “Wien”, Austria, donde se halla domiciliado. Nunca
más se supo de él ni de su esposa…ni tampoco de Sebastián Mateu…
Me explico.
No es extraño que
frente a la publicación de una noticia tan llamativa los
investigadores del fenómeno OVNI se movilizaran y trataran de
corroborar la historia visitando el lugar del suceso y entrevistando
a los testigos. Pero justo aquí empezaron a complicarse las cosas.
El histórico CEI
(Centro de Estudios Interplanetarios) de Barcelona se puso en
contacto con la redacción del rotativo Tele Express y consiguió la
carta original. Allí no supieron darle razón de dónde localizar al
autor del escrito, tan sólo poseían la misiva en la que no figuraba
el remite. La única pista se hallaba al principio ya al final del
texto cuando su autor daba cuenta que vivía en la Sierra de Almós,
en una masía situada a 7 kilómetros deTivissa. Y, al final, cuando
firmaba como “Sebastián Mateu -Caserío de Darmós, Tivisa,
Tarragona”.
Con esos datos, a
finales de agosto de aquel año,varios investigadores del CEI se
desplazaron a la zona en busca del caserío, pero nada. Ni rastro.
Tampoco ningún vecino supo reconocer a Mateu alguno. Y lo que era
más desolador. Desde el sitio donde –presuntamente- había
ocurrido la experiencia y al que habían acudido numerosos curiosos,
no era visible el mar. ¿Podía ser aquello un bulo,un sainete, la
broma pesada de algún desalmado?
Con la intención de
resolverlo el 13 de septiembre de 1968 Tele Express publicó en su
sección de cartas un llamamiento de Vallés Tuset, en nombre del
CEI, con objeto de recabar información sobre Sebastián Mateu y los
hechos que tuvieron lugar en la Sierra de Almós. Para entonces el
asunto ya había trascendido a más medios y agencias de prensa
ocasionando que una legión de curiosos se desplazara los fines de
semana a Tivissa en busca de extraterrestres y otros fenómenos
singulares.
Pero el llamamiento
tuvo respuesta. ¡Y qué respuesta! El 25 de septiembre, contrariado
por el comunicado del CEI Mateu dio de nuevo señales de vida. Peoren
esta carta, visiblemente molesto, no facilitó datos de contacto. Se
limitó a decir que era contable de una empresa metalúrgica y que,
por el hecho de no haber dado con él no podían negar ni su
existencia ni su experiencia. Con ironía contaba que él mismo había
preguntado en las señas del CEI y nadie le había sabido decir nada
del “famoso Centro de Estudios Interplanetarios” y que tampoco
constaba en la Guía Telefónica. Y, sin embargo, no negaba su
existencia. Pero cabía preguntarse: ¿Era el verdadero testigo o, a
la luz de la escandalera, algún oportunista terció en el asunto
para confundir más? No hay nada claro.
Lo único cierto es
que gracias a esta rocambolesca historia mucha gente se interesó por
el asunto de Tivissa,incluidos los suicidas de Terrassa, de los que
dábamos cuenta en nuestra pasada edición. Uno de los investigadores
que se involucró notablemente en el asunto fue el investigador
valenciano Vicente Juan Ballester Olmos. Hoy reniega del asunto. En
su Enciclopedia de los encuentros cercanos con OVNIs (Plaza &
Janés, 1987) se limita a tildarlo de fraude pero quienes vivieron
cerca de él en aquellos años conocieron su interés desmedido por
el asunto.Hoy en día es el único que posee copia completa de los
informes pues el expediente original desapareció del archivo del CEI
en 1972. “Es el único que ha sido robado de estainstitución”
–me confiesa Vicente Pérez que ocupó cargo directivo de este
centro hace algunos años y quien añadió que sólo 15 personas
poseían llave del local. La cerradura nunca fue forzada. ¿Quién
podía estar, entonces, interesado en este informe? Y lo que es más
importante: ¿Qué quería ocultar?
Según consta en el
archivo restituido del CEI (del que poseo copia) las expediciones a
Tivissa se sucedieron por doquier sin hallar más detalles de Mateu o
del suceso.Bueno, a medias, porque Mateu siguió mandando cartas
–almenos dos- en una de ellas, además, adjuntó una postal sellada
en Checoslovaquia, en la ciudad de Prerov en la que un misterioso V.
Azvhik le comunica en inglés que le va a enviar las “películas de
los Ovnis lo antes posible: las muestro a nuestro gobierno”. ¿A
qué OVNI se refería? ¿Al deTivissa? ¿Llegó verdaderamente el
gobierno Checo a interesarse por el asunto? La postal parece
auténtica pero no demuestra nada. Como las anteriores, la carta de
Mateu había sido franqueada en Barcelona y no en Tivissa como sería
normal y, además, ¿Quién era Azvhik? ¿Tal vez el campista
austríaco? Por si las cosas no estaban todavía suficientemente
complicadas, un periodista, Alex Botines, no sólo aseguró haber
entrevistado personalmente a Mateu en un bar de la localidad sino que
aseguró haber pisado, incluso,el lugar del aterrizaje dejando a los
investigadores del CEIa la altura del betún. Sin embargo jamás
fueron publicadas las fotografías que dijo haber tomado y cuando
años más tarde los investigadores del CEI fueron a su encuentro no
supo decir si el testigo se llamaba Mateu o no. De lo que no había
duda es que desde el lugar del presunto aterrizaje lo más acuático
que se veía era el Ebro y se trataba de un paraje muy árido sin
hierba que pudiera “quemarse”.
Poco después
entraría en escena el parapsicólogo catalán Julio Roca Muntañola
quien consideraba verídico el suceso en un 85%. Roca decía que en
la cuenca “sucedió algo extraño por dos veces, especialmente en
‘La cabeza delíndio’” pero se mostraba muy cauto en explicar
qué evidencias había rescatado durante sus pesquisas. Siempre se
mostró muy oscurantista, desconfiado, “obedeciendo órdenes”de
silencio pero sin especificar de quién ni por qué. Sí aportó
numerosos nuevos casos ocurridos en la zona y que se relacionaban con
el “magnetismo” que presuntamente paró el reloj de Mateu y de
los turistas austriacos. Es el caso, por ejemplo, de un piloto de
avioneta que tuvo que aterrizar deemergencia en los terrenos de un
ingeniero agrónomo de la localidad de Ginestá, en la zona de
Tivissa. La razón aducida es que “un campo de fuerzas desconocido
le quitó la electricidad” a la avioneta Piper en la que volaba. Y
es queel célebre parapsicólogo estaba convencido de que Tivissaera
una zona especial que, por alguna razón atraía a los visitantes del
cosmos. Anduvo por aquellos áridos lares durante años en busca de
una cueva que creía el paso a otras dimensiones.
Y muchos siguieron
su estela viviendo espectaculares experiencias. Algunos
investigadores, incluso, tuvieron allí su “bautismo” ufológico,
como los biólogos Miguel Seguí o el aludido Vicente Pérez. Éste
último se despertó repentinamente una noche de la Semana Santa de
1984 cuando creyó notar una presencia extraña mientras pernoctaba
muy cerca del desvío que conduce a Pratdip. Algunos vecino
smanifestaban que en esa zona habían visto a unas extrañas“monjas”
acompañados por unos niños “cabezudos”. Seguí, que frecuentó
la zona a finales de los setenta, tuvo también varias experiencias
cerca de la ermita de San Blas. Luces que efectuaban maniobras
“imposibles”, moviéndose en ángulos rectos.
Hay muchas
contradicciones en el caso Tivissa,muchas preguntas por resolver,
pero no cabe duda que la experiencia narrada por el evanescente
Sebastián Mateu sirvió de espoleta para disparar un fenómeno
sociológico.Fueron cientos los que visitaron la zona en busca de
la“base extraterrestre” o la mágica cueva donde Muntaño la
creía haber encontrado el paso a otros Universos. La escasa
vegetación, la aridez de aquellas tierras azotadas por los
incendios, el silencio sepulcral que se percibe y la abundante
mitología local hacen de la zona un escenario fantasmagórico.
La leyenda de
Tivissa se ha extendido en el tiempo aunque están lejanas aquellas
peregrinaciones domingueras en busca de nuevos casos, de nuevos
testigos, de nuevas sensaciones. Uno de los últimos incidentes tuvo
lugar en 1996. Arturo Altés y su hijo Jordi se vieron sorprendidos
el 3 de febrero de 1996 por un espectacular fenómeno luminoso
mientras recogían las basuras del pueblo.
De Sebastián Mateu
nunca más se supo. En el CEI se convencieron que el personaje nunca
existió. Es más en su informe aseguran que el fraude –si
finalmente lo fue- se perpetró por alguien de Barcelona y desde
Barcelona, lo que explicaría por qué las cartas fueron siempre
franqueadas en la Ciudad condal. Nunca hubo en las proximidades de
Tivissa industria metalúrgica alguna, tampoco es visible el mar
desde la Sierra de Almós y en cuanto a los turistas alemanes…
bueno, no hay ninguna ciudad germana llamada“Wien” lo más
parecido es Viena, la capital de Austria.
Tal vez, sólo tal
vez, alguno de los investigadores que tomaron parte en el asunto
tenía interés en activar la zona por algún motivo e inventó el
suceso con ánimo de rescatar nuevos casos o puede que con la
intención de atraer el interés del público por esta zona catalana.
Pero es sólo una hipótesis, la Verdad espera ser desvelada algún
día.
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