viernes, 7 de diciembre de 2018
La Doncella Quemada
Los días me atormentaban a cada hora, a cada segundo, aquel
día mi vida marcó para siempre y la de mi familia también.
Han pasado seis años de aquel día pero los últimos tres años
han sido horribles y dolorosos.
Para una madre es difícil tener que ver a su hija en ese
estado, marcada para siempre. Todo por culpa de un estúpido accidente que se
pudo a ver evitado.
Era el día de su cumpleaños, los tan esperados dieciséis
años, un juego de adolescente destruyó a mi hija, el famoso juego de la
botellita. Rebuscando entre las cosas del sótano encontraron una botella pero
ignoraban el contenido de esta. Todos sentados en el piso esperando la botella,
uno de los amigos de mi hija se subió arriba de unas cajas pero estas no
soportaron el peso, mientras abría la botella el muchacho cayó, el problema fue
que las cajas y las cientos de botellas con distintos tipos de ácidos cayeron
sobre mi princesa.
Los cobardes no la ayudaron, decían llamarse amigos pero
estos lo primero que hicieron fue dejarla sola debajo de cientos de cajas y
ácidos; no sé cuánto tiempo el ácido estuvo consumiendo a mi hija. Cuando
llegue mi pequeña era un mounstro su bello rostro totalmente destruido, mi
corazón se partió en mil pedazos.
La llevamos al hospital y poco se puedo hacer, estuvo internada
dos semanas, le habían dado cuatro semanas pero ella se escapó, desesperados la
buscamos por todas partes, al llegar a casa nos llevamos la sorpresa de que
nuestro hogar se estaba incendiando y todo comenzó en la habitación de mi niña.
Los bomberos lograron apagar las llamas y sacar a mi hija,
solo que ya no era la misma. Tardamos dos años en restaurar por completo
nuestra casa, pero la habitación de mi hija no pudimos arreglarla, algo se
apoderó de su habitación pero eso no le importó, ella siguió en esa habitación
aunque estuviera quemada.
La primera noche en la nueva casa al parecer sería tranquila
pero en la mañana mi hija estaba encadenada, ya no había nada que hacer, por
más que la miraba y trataba de buscar a mi hija no la encontraba, solo veía un
ser lleno de odio y con deseo de venganza. Traté de sacarla de ahí pero recibí
tres rasguños en mi brazo izquierdo. Nunca más trate de hacerlo.
Desde ese día mi hija pasa encerrada y encadenada en su
habitación gritando y gimiendo con tanto sufrimiento, mi familia no aguanto más
y se fueron de ahí dejándome sola con quien era mi hija. Todas las noches eran
iguales yo ya no podía dormir me desesperaba no poder ayudarla, sus gritos me
atormentaban cada noche.
El día de ayer visité su tumba y le rogué que se fuera, que
me dejara en paz, que descansara tranquila.
Al llegar a casa la puerta de su habitación estaba abierta y
sus cadenas rotas… y una nota en su pared que decía: “mami, voy en busca de
venganza y de piel para restaurar mi cuerpo y rostro.
Cuidado que mi princesa busca venganza y una de estas noches
puedes caer tú.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario