domingo, 9 de diciembre de 2018
Ammon, El Licántropo Enamorado
Ammón no siempre fue un demonio. Antiguamente fue una
divinidad originaria de los ammonitas, aquella tribu aramea derrotada por
Jefté, Saúl y otros grandes caudillos de Israel.
En aquellos tiempos Ammón era representado como un ser de
estatura prodigiosa con cabeza de lobo, y luego con la de un búho. En este
contexto, Ammón fue uno de los primeros dioses con aspecto de licántropo.
Se dice que el temperamento de Ammón era temible, aunque
como toda criatura afín a los lobos era también sociable y buscaba la compañía
de sus pares.
Cuando Ammón se enfurecía solía vomitar lenguas de fuego
capaces de arrasar con regiones enteras, aunque estos episodios son bastante
raros en su historia.
La verdadera pasión de Ammón era descubrir los secretos del
pasado y los enigmas del futuro. De hecho, se creía que Ammón era capaz de navegar
a través del tiempo.
Casi todos los grimorios coinciden en llamarlo príncipe,
aludiendo de este modo a su noble alcurnia. Los libros prohibidos de la Edad
Media sostienen que la ocupación principal de Ammón era reconciliar a los
amantes y a los amigos que por una razón u otra se han distanciado; con la
condición de que el motivo de sus disputas sea inferior a las posibilidades de
su amor proyectado hacia el futuro.
Tal vez por eso la mayoría de los libros malditos sostienen
que Ammón fue el primer licántropo enamorado.
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