Ian Stevenson fue un psiquiatra que dedicó gran parte de su vida a estudiar más de 2500 casos de niños que tenían algunos recuerdos sobre sus anteriores vidas, contrastando la información que daban con los testimonios o el legado de aquellas personas en las que decían que se habían reencarnado.
LA REENCARNACIÓN DE LAS HERMANAS POLLOCK
John y Florencia Pollock era un matrimonio británico que tenía dos hijas, de 11 y 6 años. En 1957 perdieron la vida después de ser atropelladas por un coche, lo que sumió en una gran tristeza a la pareja.
El padre era un gran creyente en la reencarnación y desde que perdieron a sus hijas no dejaba de repetir a su mujer que las hijas volverían de nuevo a la familia, pero reencarnada como gemelas.
Nadie hizo caso a aquella aseveración de John y pensaron que solo era fruto de su invención o simplemente para tranquilizar a su mujer ante aquel momento tan duro de sus vidas. Pero todo cambió el 4 de octubre de 1958, donde nacieron dos gemelas que nacieron con 10 minutos de diferencia y a quienes bautizaron como Gillian y Jennifer Pollock.
COMIENZAN LOS SUCESOS EXTRAÑOS
En un principio todo fueron alegrías y las dos nuevas niñas llegaban para la ilusión de sus padres pero cuando tuvieron 3 años, comenzaron a suceder cosas que nadie se explicaba y que a día de hoy siguen siendo una auténtica incógnita.
Lo primero es que comenzaron a hablar a esa edad y misteriosamente tenían recuerdos de sus anteriores hijas fallecidas tiempo atrás, lo que dejó impresionada a la madre y comprendió que lo que le había dicho su marido hacía tiempo no era para consolarla sino que era verdad.
Ian Stevenson, que se encargó de estudiarlas, descubrió que Gillian recordaba a la perfección la vida de Johanna, la niña de 11 años y Jennifer la de Jacqueline, de 6 años. Recordaban vivencias, nombres y muchas situaciones a las que no podrían haber tenido acceso porque nadie se lo había contado.
Un día, las gemelas encontraron unas muñecas de las anteriores hijas del matrimonio y según sus padres, reconocieron inmediatamente cada uno, quedándose cada una con el que más le gustaba, coincidiendo con las niñas fallecidas.
Pero el misterio no queda solo ahí, sino que tanto John como Florence aseguraron haber escuchado a las pequeñas haber hablado sobre las niñas fallecidas, con detalles como la sangre saliendo de su boca o el impacto del coche contra sus cuerpos, algo realmente estremecedor.
Además ambas coincidían en lo mismo, le tenían miedo a los coches y cuando veían uno acercarse se abrazaban muy fuerte o se escondían tras los padres, como si fueran conscientes del daño que podría volver a hacerles un vehículo.
Las misteriosas coincidencias no se limitaban únicamente a emociones y sentimientos sino que también se manifestaban a nivel físico, donde las gemelas reproducían incluso marcas de nacimiento y tejido cicatricial en los mismos sitios que las niñas fallecidas, lo que sorprendió aun más a los investigadores, especialmente a Stevenson.
Cuando las pequeñas tuvieron cinco años se olvidaron absolutamente de todo y volvieron a ser unas niñas normales. Esto coincide con lo que muchos investigadores aseguran, que es a partir de los cinco años cuando los niños dejan de tener capacidad de recordar acontecimientos de sus vidas anteriores.
¿Qué llevó a esas pequeñas a recordar tan fielmente su pasado? ¿Por qué no se dan más casos como este? Puede que las respuestas a estas preguntas no las encontremos nunca.
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