Eruditos de la vida de Jesús, así como importantes historiadores, han destacado que la infancia de Jesús no llegó a tener una gran diferencia respecto a los demás niños a excepción de su rebeldía y soledad continua, porque se asegura que le encantaba estar solo cuando era pequeño, lo que le distanciaba un poco de José.
Se dice que desde que era muy pequeño ya comenzó a dar sus primeros balbuceos y le gustaba mucho hablar con todo el mundo, aunque José no le entendía muy bien y éste sólo quería que le ayudasen en su taller de carpintería, donde trabajaba, pero con Jesús era prácticamente imposible dado que se distraía muy fácilmente y porque contaba con un físico bastante débil como para asumir la carga de un trabajo duro como el de carpintero, algo que hacía que José se exasperara.
Al contrario de lo que ocurría con muchos otros niños de su edad, Jesús no era muy juguetón, por lo que siempre solía atender a lo que opinasen los mayores, haciendo que el niño madurase más rápido de lo que cualquier niño de su edad pudiese hacer, pero a cambio iba adquiriendo conocimiento que poco a poco le resultaría muy útil durante su vida, especialmente conocimiento espiritual y moral.
De esta forma pasó su infancia hasta los doce años, sin demasiada amistad con los niños pero sí con los mayores y ancianos que, sabiamente, le inculcaban buenos consejos en todo momento. Del único amigo que se puede hablar, o al menos los eruditos así lo aseguran, es Eleazar, por quien sentía gran simpatía.
Según hipótesis (esto no se sabe a ciencia cierta), aunque por mucho que lo intentó, José no pudo preparar a su hijo para el oficio de carpintero, por lo que rápidamente comprendió que el niño, por su fácil falta de atención y su débil físico, no era apto para realizar ese trabajo. Además se dice que José era miembro de la Cábala de Jerusalén, lo que le convertía en hermano de creencias del conocido José de Arimatea, a quien, conocedor de su sabiduría, consultó sobre su hijo en una fiesta de Pascua y éste le inquirió a que llevase a su hijo ante su presencia.
También es supuesto por algunos expertos que Jesús llevó consigo una carta para entregarle a José de Arimatea, dado que José sabía que no podía trabajar como carpintero y decidió enviárselo a su compañero de creencias para que fuese instruido. Durante años se formó espiritual y moralmente, adquiriendo una importante base de conocimientos y generando en sí muchos sentimientos hacia las personas más desfavorecidas, algo que conoceríamos en los posteriores años de su vida y que tantas veces se han encargado las escrituras en recordárnoslo.
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