Según la versión oficial, la muerte fue debida a un suicidio ocasionado por una sobredosis de barbitúricos, pero la escueta información que se dio por la que era un verdadero icono del cine y sueño de muchos hombres y mujeres en todo el mundo, no fue suficiente ni demasiado creíble, por lo que comenzaron a aparecer hipótesis, dejando de lado el suicidio y dando paso a diferentes teorías sobre su muerte.
Una de las teorías fue la complicidad de los hermanos Kennedy en el asesinato de la actriz. Ambos hermanos mantuvieron al mismo tiempo relaciones íntimas con Monroe, de quien se dice que incluso llegó a contar con una línea directa especial con la Casa Blanca.
Tras muchos años de hipótesis y teorías de asesinato, un periodista llamado Donald Wolfe publicó un libro donde se presentaba una exhaustiva investigación periodística llevada a cabo después de la muerte de Marilyn Monroe titulado: Marilyn Monroe. Investigación de un asesinato.
En su trabajo, el periodista va desgranando poco a poco el hecho de que Marilyn conocía muchas cosas sobre la política interna del país y algunos secretos que podrían comprometer a la familia Kennedy, algo que no gustaba a la alta cúpula del poder en Estados Unidos y que hizo que desde las altas esferas se tomase la decisión de quitarla de en medio.
Pero no era lo único que se aseguraba que se sabía de ella, en la publicación se puede leer el siguiente párrafo: “una estrecha relación con el fiscal general Robert Kennedy y su hermano, el presidente de los Estados Unidos John Fitzgerald Kennedy, así como con Frank Sinatra y sus amigos de la mafia. Además, sin que ella lo supiera, algunos integrantes de su círculo de amistades estaban vinculados estrechamente con el comunismo; hecho conocido por los servicios secretos.”
El FBI también tenía indicios de que Monroe contaba con información muy delicada que podía poner en serios aprietos a los hermanos Kennedy y poner en peligro la seguridad nacional. En sus pesquisas destaca la desaparición del diario de la actriz, el cual siempre guardaba celosamente en su dormitorio y donde se supone que ella escribía toda la información delicada de la gente con la que se movía. De este diario, solamente dos personas han afirmado haberlo visto, el ayudante judicial Lionel Grandison y el periodista Robert Slater aunque no revelaron su contenido.
Años después se encontraron diversos archivos donde estaban fotocopiadas las páginas de aquel diario, las cuales revelaban conversaciones con John y Robert Kennedy sobre la Unión Soviética, Cuba, Frank Sinatra e incluso la mafia. Con estos apuntes tan importantes, era de esperar que tarde o temprano alguien decidiese acabar con la vida de la actriz para evitar poner en peligro a personalidades tan importantes. Aún así, el motivo oficial de su muerte sigue siendo el suicidio, pero a pesar de haber pasado más de 50 años, muy poca gente se cree que la tentación rubia se suicidó.
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