La policía revisó minuciosamente el lugar y, evidentemente, no encontraron nada ni a nadie, pero es aquí cuando queda registrado de forma oficial uno de estos sucesos paranormales. En el informe presentado por uno de los funcionarios se explica el momento en que los policías observaron cómo una silla del comedor se desplazaba sola a través del pasillo, sin la influencia de nada visible.
Días después de la visita de los oficiales, los sucesos paranormales comenzaron a empeorar. Los muebles seguían moviéndose solos, los platos salían volando y se intensificaron los golpes en la pared que despertaron la primera vez a las pequeñas. Llegados a este punto, se involucró uno de los investigadores paranormales más importantes del momento: Maurice Grosse, quien por aquel entonces ya contaba con una larga experiencia como miembro de la Society for Psychical Research. Dedicó 6 meses a investigar el caso. Grosse explicó que cuando llegó allí, durante un tiempo no sucedió nada, hasta que un día pudo ver como “piezas de lego cruzaban volando la habitación, y canicas. Y lo más extraordinario es que, cuando las cogías del suelo, estaban calientes, lo que es un signo claro de actividad poltergeist”.
Posteriormente, también colaboraron en el caso Ed y Lorraine Warren, un matrimonio también célebre por sus investigaciones sobre el mundo paranormal.
Otra de las personas claves que se involucró en la investigación fue Anita Gregory, una psicóloga cuyo objetivo era demostrar que toda esta historia era una farsa. Los aportes realizados por Anita han sido uno de los principales aspectos por los que muchas personas creen que esta historia fue una gigantesca broma que involucró a policías, reporteros y diversos investigadores. Ella se mantuvo muy escéptica respecto al caso. Especialmente porque, durante los periodos en que las niñas hablaban con voces extrañas, cuando se suponía que los espíritus se manifestaban a través de ellas, no dejaban que nadie entrara en la habitación. Seguidamente una grabación de lo que podía oírse:
Cuando dejaron entrar a la señora Gregory en la habitación, esta aseguró que se trataba de una pantomima. Un montaje.
En este sentido, una de las niñas, Janet, llegó a reconocer años más tarde que en algún momento había fingido alguna situación paranormal. Al parecer, a veces los sucesos no se daban y los investigadores se cansaban de estar pendientes de algo que no llegaba a ocurrir. Janet confesó que -de algún modo- se sentía “obligada” a fingir un poco, para mantener el interés y evitar escepticismo, pues si no las abandonarían. Aseguró que sólo un 2% de lo ocurrido fue ficción.
Sin embargo, cabe destacar que la familia nunca recibió ni un centavo por la historia. En otras palabras, fueron sometidos al escarnio público sin ninguna clase de retribución para ellos, lo cual les da el beneficio de la duda. Además, ¿cómo podrían unas niñas crear la ilusión de que unos muebles, aunque sólo fuera una silla, flotan?
Algunos investigadores paranormales aseguraron que el fenómeno ocurrido en la casa Enfield era un poltergeist. El poltergeist es un fenómeno paranormal perceptible, ya sea de forma violenta o no. Gracias a la ayuda de los expertos, la familia logró dominar el miedo y con ello los extraños sucesos fueron desapareciendo. Al parecer, al perder el miedo, el poltergeist pierde su atención en las personas involucradas. Por otra parte, algunos profesionales como la señora Gregory siguieron defendiendo que todo había sido un montaje, un simple intento de llamar la atención.
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