sábado, 11 de marzo de 2017
El Impactante Caso De Beth, La Niña Psicópata
Muchos ya conocerán el caso de Beth Thomas, una intrigante
historia que está impactando fuertemente en las redes sociales y que no ha
dejado indiferente a nadie. Tanto para los que no hayan oído hablar aún de esta
niña como para los que sí, recomendamos seguir leyendo este artículo.
Beth Thomas: la historia de la niña psicópata
Esta historia trata de una niña que perdió a su madre cuando
solo contaba un año de edad. Ella y su hermano quedaron bajo la tutela de su
padre biológico, el cual abusó sexualmente de los dos menores. Por suerte, los
abusos fueron detectados por médicos y los niños fueron acogidos por una asistente
social seis meses después.
Por suerte para Beth y para su hermano pequeño Jonathan,
ambos fueron adoptados por una pareja cristiana llena de ilusión por ser padres
pero que no podían concebir. Todo parecía ir bien hasta que Beth empezó a
manifestar que tenía pesadillas muy extrañas, y estos se dieron cuenta de que
algo no marchaba bien.
Pesadillas, un preludio de la conducta antisocial de la
pequeña Beth
Las pesadillas de la pequeña trataban sobre un hombre que se
“caía encima suyo y la hería con una parte de él”. En adición, Beth manifestaba
conductas violentas hacia su hermano, sus padres y animales (a los cuales llegó
a matar). Además de ira, también encontraron que Beth manifestaba conductas
sexuales inadecuadas: la niña se masturbaba públicamente y de manera excesiva,
llegando a producirse sangrado.
Estos hechos hicieron considerar a los padres la posibilidad
de acudir a un psicólogo. Precisamente en el transcurso del diagnóstico y la
terapia psicológica a Beth se graba el vídeo que ha recorrido el mundo: una
entrevista a Beth realizada por el Dr. Ken Magid, un psicólogo clínico
especialista en el tratamiento de niños víctimas de severos abusos sexuales. Lo
que descubrió este psicólogo sobre las causas y los efectos del abuso sexual es
objeto de estudio en todas las facultades de psicología.
La pequeña admitió haber maltratado físicamente a su hermano
Beth admitió, en sus conversaciones con el Dr Ken y con
total frialdad, haber maltratado a su hermano desde siempre, dándole cabezazos
contra el suelo, clavándole alfileres en todo el cuerpo y en sus partes
intimas, estirando y pateando sus genitales… Incluso llegó a explicar que una
vez lo intentó matar, y solamente paró debido a que sus padres la descubrieron.
Admitió que también había pensado seriamente en matar a sus padres en varias
ocasiones y que maltrataba a sus mascotas habitualmente. No contenta solo con
eso, llegó a matar a varios animales que merodeaban por el patio de su casa.
Ante todos estos hechos que ella misma iba relatando, Beth
reconoció no sentir ningún tipo de remordimiento ni culpa, su tono de voz ante
todas sus declaraciones era frío y calmado, como si estuviese explicando
cualquier anécdota trivial. Preguntada sobre el motivo por el cual actuaba de
esta forma, respondía que quería hacer sentir todo lo que ella sintió en el
pasado durante los abusos de su padre. Asimismo, ante todas las preguntas del
doctor referidas a si ella era conciente de que estos actos producirían
sufrimiento en la otra persona, admitió con serenidad que sí, que era eso, precisamente,
lo que ella desea.
Internamiento en un centro especial y tratamiento
psicológico
Después de una larga entrevista, el psicólogo obtuvo la
información suficiente como para llevarle a decidir internar a la niña en un
centro de tratamiento de niños con distintos trastornos de comportamiento. Beth
fue diagnosticada con un grave trastorno del apego, el cual se caracteriza por
el desarrollo de la incapacidad de establecer relaciones sanas y adecuadas,
debido en este caso a la historia de abuso sexual y maltrato por parte de su
padre.
El trastorno del apego precisa recibir atención psicológica
urgente, pues sino podría convertirse en un peligro para la propia Beth y para
sus familiares, debido a la completa falta de empatía que manifestaba, que
podría ser equiparable a trastornos como la sociopatía o la psicopatía. El
motivo por el cual Beth no fue diagnosticada como psicópata en ese momento es
porque en esa época aún no se conocía la existencia del trastorno disocial de
la personalidad (trastorno antisocial de la personalidad antes de los 18 años),
sobre el cual todavía perdura un extenso debate entre los académicos de la
salud mental.
Tratamiento psicológico para controlar sus impulsos
antisociales
El tratamiento que le impusieron a Beth fue muy estricto y
ordenado. Especialmente diseñado para niños con su mismo trastorno, a los
cuales les es muy complicado respetar reglas y hábitos. Durante la noche, y
para impedir que lastimase a otros niños, Beth era encerrada en una habitación.
Asimismo, debía pedir permiso para todo, desde ir al baño hasta incluso para
beber agua.
Con el paso del tiempo, las restricciones fueron siendo
menos estrictas y Beth fue mejorando progresivamente.
Beth pudo recuperarse totalmente y hoy en día es una persona
con una vida común
Al final del video podemos observar el gran avance del
tratamiento a Beth. Al cabo de los años, podemos ver a Beth como una persona
con capacidad para empatizar y para ser conciente de las consecuencias de sus
actos. Obviamente, su aparente ‘maldad’ tenía su génesis en el maltrato
continuado del que fue víctima siendo un bebé, y su caso sirve para ilustrar
las calamitosas consecuencias del maltrato físico y psicológico a corta edad.
Actualmente, Beth lleva una vida normal y trabaja como
enfermera. Sus méritos profesionales le han hecho merecedora de varios
galardones.
Este caso nos hace llegar a las conclusiones siguientes: la
importancia de una buena crianza, especialmente en los periodos críticos del
niño. Pero también nos habla sobre la efectividad (al menos en este caso) de la
terapia psicológica, incluso en casos de extrema gravedad y que pueden parecer
irreconducibles.
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