Era una fórmula medicinal cuya receta apareció en el inicio de la Edad Media y se fue enriqueciendo hasta las primeras décadas de la Ilustración, cuando muchos la consideraban un compuesto mágico: la anhelada panacea capaz de curar todos los males o enfermedades. Es posible encontrarla todavía en las farmacopeas o compendios medicinales de los siglos XVII y XVIII. Los expertos no han podido identificar plenamente los elementos de su fórmula, pues podía contener hasta setenta componentes diversos. Entre ellos puede mencionarse carne de serpiente, eléboro, ruibarbo, opio, jengibre, canela de Ceilán, hongos, mirra, goma arábiga, regaliz, aceite de castor, betún y sulfato de hierro. Los ingredientes se dejaban secar, se trituraban hasta convertirlos en polvo y luego se mezclaban con trementina, vino y miel. Se administraba oralmente, pero también como pomada o loción en distintas zonas corporales. El desarrollo de la química y la medicina hizo que desapareciera, aunque persistió en algunas tradiciones hasta inicios del siglo XX.
viernes, 16 de marzo de 2012
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