lunes, 5 de octubre de 2020
La Extraña Fantasía Zoofílica de la Reina Pasífae
La esposa del rey
Minos, conocida por su encanto y su belleza, sufrió durante años
por la frustración sexual que le provocaba el NO poder seducir a un
animal muy particular, que un Dios le había entregado ¿Qué animal
era? ¿Por qué fantaseaba con él? Aquí te contamos:
Pasífae, cuyo
nombre significa “la luz que brilla para todos” –conocida como
la protectora de la luna- era la esposa del Rey Minos, un hombre muy
prepotente y de mal carácter que la había conquistado en sus
mejores años de juventud. Pasífae era una mujer muy sensual,
cautivadora e inteligente, era admirada por muchos hasta que cayó
rendida por una terrible maldición.
La prepotencia del
rey Minos, quería demostrarle a todos que los Dioses se doblegaban
ante él y que le concederían todo lo que pidiera. Pidió a
Poseidón, el Dios de los mares, que hiciese surgir del mar un
animal, prometiendo que después lo sacrificarían en su honor.
Poseidón hizo salir de los océanos un impresionante toro blanco.
¿Un toro blanco?
Sí. La belleza del
animal era tan impresionante que ni el rey Mino ni su esposa, se
atrevieron a hacerle daño, comenzó a formar parte del rebaño real
y lo consideraban familia. Esto enfureció enormemente a Poseidón,
quien esperaba un sacrificio a cambio del favor, por lo que decidió
vengarse.
La venganza de
Poseidón: Una terrible maldición
Tras la
desobediencia de ambos, Poseidón decidió lanzar una maldición a
Pasífae, que le provocaba una pasión y un deseo sexual
incontrolable por el magnífico toro blanco. Nadie parecía entender
sus impulsos y la catalogaban de demente. La frustración se
apoderaba cada vez más de ella al ver su incapacidad para seducir al
toro, por más que lo intentaba el animal no parecía estar
interesado en la reina. Todo esto cambió de un momento a otro.
Un extraño llegó a
resolver el problema ¿Cómo logró satisfacer su deseo?
La reina pasaba días
amargada, su encanto natural había desaparecido y su vida giraba en
torno a un deseo insatisfecho. Al pueblo llegó un misterioso
carpintero, cuya fama impresionó al rey quien lo contrató de
inmediato. Se trataba de Dédalo, el hombre que –según la
mitología griega- inventó la carpintería. Su talento enamoró al
rey y juntos se pusieron a remodelar el palacio y a crear numerosos
inventos que traspasaban los límites naturales.
Pasífae vio en
Dédalo una posibilidad y le confesó su deseo, él decidió
ayudarla creando una vaca de madera en la que la reina se pudiera
esconder para enamorar al toro. El resultado fue tan impresionante
que logró seducir al animal y tuvo relaciones con él –escondida
en la vaca de madera-.
Una abominación: la
creación de un monstruo
El encuentro sexual
entre el toro y Pasífae, además de aligerar su deseo sexual, dejó
una sorpresa: estaba embarazada. La criatura no sería un ser humano
normal, puesto que la mitad de sus genes venían de un toro. Después
de meses de esperar, nació un terrible minotauro. El rey Mino se
horrorizó, castigó a su esposa y a Dédalo por ser los culpables de
tan terrible abominación.
Para solventar el
problema, le pidió a Dédalo que construyera un laberinto sin salida
debajo del castillo y así lo hizo. Cuando lo terminó, bajaron a la
criatura y la dejaron encerrada para siempre. El animal creció con
el tiempo y según los griegos, cada vez que ruge, tiembla la tierra.
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