miércoles, 3 de junio de 2020
La Verdad Del Cuento: Las Aventuras De Pinocho
El escritor italiano
Carlo Collodi publicó «Las Aventuras de Pinocchio» en el primer
semanario dirigido a niños, llamado «Giornale Per I Bambini»,
entre 1881 y 1882, el cual contaba con las ilustraciones de Ugo
Fleres y Enrico Mazzanti.
La imagen original
de Pinocho es la de un ser de madera, pero nada muy elaborado, un
niño de palo que vagaba por las calles, pobre, hambriento,
mentiroso, avaro, sin escrúpulos ni emociones, que no acepta las
críticas o correcciones de personas que lo quieren aconsejar.
De hecho, en una
oportunidad el grillo parlante del cuento, más conocido como el
querido Pepito Grillo gracias a Disney, advirtió a Pinocho de que
estaba actuando mal y que regresara a casa, pero el muñeco reaccionó
violentamente:
«Al oír estas
últimas palabras, Pinocho se levantó enfurecido, agarró del banco
un martillo y lo arrojó contra el Grillo parlante. (…) Lo alcanzó
en toda la cabeza, hasta el punto que el pobre Grillo casi no tuvo
tiempo para hacer cri-cri-cri, y después se quedó en el sitio,
tieso y aplastado contra la pared. ¡Muerto!»
En vez de sentir
remordimiento por el asesinato que cometió, aseguró a Geppetto que
el Grillo había tenido la culpa de todo y que él no tenía la
intención de matarlo.
Por eso, en el
siguiente episodio el karma lo castigó para darle una lección.
Durante una noche de
tormenta, Pinocho salió a mendigar, pero los vecinos no le dieron
nada y le tiraron una cubeta llena de agua encima.
Entonces el muñeco
volvió a su casa mojado y sin comida, se sentó cerca de una hoguera
para secarse y se quedó dormido, pero sus piernas comenzaron a arder
y se convirtieron en cenizas.
Geppetto golpea la
puerta repetidas veces y grita para que Pinocho le abra, pero éste
le contesta que no puede caminar.
Su padre creador no
le cree, pero logra entrar y ve que sus piernas están totalmente
quemadas.
El pobre carpintero
reconstruye las extremidades de la mentirosa figura de madera, pero
más tarde se dará cuenta de que habría sido mejor no hacerlo,
porque Pinocho comienza a vender sus pertenencias y el dinero que
obtiene los derrocha en vicios y diversos líos.
El último violento
episodio que vivió se produjo cuando escapaba de un par de ladrones
que lo persiguieron para robarle, pero él logró entrar en una casa
encantada para refugiarse, donde tuvo una extraña conversación con
una niña que habría estado muerta, al igual que toda su familia
(hay otra versión que es el fantasma del grillo el que se le aparece
para decirle que no se fie de quien le diga que existe el monte
mágico).
Tras esto, los
delincuentes ingresaron a la vivienda y comenzaron a acuchillarlo.
Como vieron que no
resultaba herido, pensaron en ahorcarlo y así lo hicieron, hecho
relatado en una terrible escena no apropiada para menores:
«Y corrieron tras
de mí y corrí y corrí, hasta que al fin me atraparon y me colgaron
de un árbol, diciendo: ‘Mañana volveremos por ti y estarás
muerto y tu boca estará abierta, y luego tomaremos las piezas de oro
que has escondido bajo la lengua'».
Collodi había
pensado que ésta fuera la historia final, pero el editor del
periódico le solicitó que continuara con su obra y le diera un
final más feliz.
Es por eso que pensó
en el hada azul, quien salvaría a la marioneta y le indicaría el
camino correcto en la vida.
Sin embargo, en
otros violentos capítulos ella también muere y luego aparece como
un fantasma, al igual que el grillo parlante.
Finalmente, ambos
logran que Pinocho siente cabeza y cuide a su anciano padre, no sin
antes protagonizar duras escenas en las cuales quisieron freírlo en
un sartén, lo convirtieron en burro, le quitaron la piel para hacer
con ella un tambor (eso se lo hace un músico).
Para ello le ata
piedras al cuello y lo sumerge en el agua, aunque antes de ahogarse
los peces se comen la carne del burro y el esqueleto, que es de
madera, vuelve a ser Pinocho.
A pesar del claro
mensaje moral, es evidente que se trata de una historia muy poco
apropiada para niños que, además, se sospecha que pudo estar muy
influenciada por el mundo de la alquimia y de la masonería.
No es solo la
historia se base en el concepto del «homúnculo», encarnado en el
protagonista, es que la obra está llena de simbolismos alquímicos y
de secretos ocultistas cuyo significado aún hoy en día se sigue
discutiendo.
En 1940, Walt Disney
popularizó el cuento a través de una película, donde Pinocho
conservó sus peores características de mentiroso y terco, pero
ahora en un mundo mucho más infantil y colorido, pero muy alejado
del original.
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