jueves, 7 de febrero de 2019
Némesis, La Diosa de la Venganza
Némesis es la diosa de la justicia retributiva, la
solidaridad, la venganza y la fortuna, en la mitología griega, Castigaba a los
que no obedecían a aquellas personas que tenían derecho a mandarlas y, sobre
todo, a los hijos desobedientes a sus padres. Recibía los votos y juramentos
secretos de su amor y vengaba a los amantes infelices o desgraciados por el
perjurio o infidelidad de su amante.
Némesis ha sido descrita como la hija de Océano o Zeus. Por
su parte, Hesíodo la cree hija de la oscuridad y la noche (Érebo y Nix)
mientras que el dramaturgo Eurípides afirmaba que su padre era él mismo. En los
Cantos ciprios se habla de la unión de Zeus y Némesis, para dar nacimiento a Helena,
lo cual expresa la idea de la cólera celeste. Némesis fue perseguida por el
dios del cielo, y para librarse de él tomó formas de monstruos marinos y de
diversos animales terrestres. Finalmente se transformó en una oca. Zeus
transmutado en cisne logró alcanzarla y, fruto de esta unión, la diosa puso un
huevo que fue recogido por unos pastores y entregado por ellos a Leda, que lo
cuidó. Ésta es una de las versiones del origen de Helena de Troya.
Es una deidad primordial, por lo que no está sometida a los
dictámenes de los dioses olímpicos. Castiga sobre todo la desmesura. Sus
sanciones tienen usualmente la intención de dejar claro a los hombres que,
debido a su condición humana, no pueden ser excesivamente afortunados ni deben
trastocar con sus actos, ya sean buenos o malos, el equilibrio universal. Un
claro ejemplo lo encontramos en Creso, que al ser demasiado dichoso fue
arrastrado por Némesis a una expedición contra Ciro que provocó su ruina.
También se considera que era la diosa griega que medía la felicidad
y la desdicha de los mortales, a quienes solía ocasionar crueles pérdidas
cuando habían sido favorecidos en demasía por la Fortuna. Con este carácter nos
la presentan los primeros escritores griegos, y más tarde fue considerada como
las Furias, es decir, como la diosa que castigaba los crímenes. El poder
irresistible de Némesis está expresado por su asociación con Adrastea,
divinidad asiática que se confundió con ella, hasta ser este nombre uno de sus
epítetos. Némesis es uno de los atributos del dios supremo, y era, en unión de
Adrastea, el instrumento de la cólera divina.
Se la representa con una corona y a veces con un velo que le
cubre la cabeza; suele llevar una rama de manzano en una mano y una rueda en la
otra. Algunas veces sale de ella un asta de ciervo para indicar la prontitud
con que da a cada uno lo que le corresponde. La flor del narciso adornaba
también su corona como símbolo de un joven orgulloso enamorado de su propia
hermosura. Solían representarla los artistas de la antigüedad con alas para
expresar la prontitud con que atendía todas sus funciones y armada de
antorchas, espadas y serpientes como instrumentos de su venganza.
El origen del culto a Némesis hay que buscarlo en el temor
que sentían los griegos a la cólera divina. Hesíodo presenta a Aidos y Némesis
indignados del espectáculo de la perversidad humana, huyendo de la Tierra,
envueltos en velos blancos; de suerte que, para él, Némesis no es más que una
personificación del sentimiento moral, reprobador de toda violencia y de todo
exceso. El primer templo y los primeros altares que tuvo Némesis estuvieron en
Ramnonte, situado en la región del Ática. Durante mucho tiempo su culto no
salió de allí.
Considerada por algunos como la fuerza o poder del Sol, su
culto se había extendido por toda la tierra. Era venerada por los persas,
asirios, babilonios, egipcios y etíopes. Orfeo llevó su culto a Grecia e Italia
y la colocó entre sus principales divinidades bajo el nombre griego de Némesis.
Tenía un altar en el Capitolio al que los guerreros iban a sacrificar antes de
partir para los combates y le ofrecían un machete o una cuchilla.
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