viernes, 1 de febrero de 2019
El Arcángel Zadkiel
Él es uno de los siete grandes arcángeles y uno de los
llamados “Ángeles de la Presencia” (los ángeles que están en presencia de
Dios), además de uno de los nueve Regentes del Paraíso según ciertas fuentes.
El nombre “Zadquiel” significa “Justicia de Dios”. La Cábala asocia a éste
arcángel con la sefirot (emanación divina correspondiente a uno de los 10
aspectos esenciales de Dios) Jesed, sefirot que expresa la Piedad-Compasión-Misericordia,
o bien la Bondad entendida básicamente en base a las fuerzas anteriores. De
allí que se le haya dado los siguientes títulos: Ángel de la Misericordia,
Ángel del Perdón, Ángel de la Compasión, Ángel de la Transmutación, Ángel de la
Liberación, Ángel de la Memoria, Ángel del Recuerdo, Ángel de la Magia, Ángel
de la Alquimia, entre otros.
Pero entonces: ¿cómo se concilian todos esos aspectos dentro
de la naturaleza de Zadquiel, sobre todo la justicia con el perdón? La
explicación es la siguiente:
La justicia, sobre todo la divina, es indisociable del
perdón, hecho este que llevó a Juan Pablo II a decir que “no hay justicia sin
perdón”. No obstante la justicia no es el perdón, pues aquel es solo uno de sus
aspectos-manifestaciones. Así, ya que Zadquiel está asociado a la sefirot de la
Piedad, la justicia que representa es la justicia del perdón, la cual es el
aspecto compasivo, misericordioso y piadoso de la justicia en general. Es por
eso que el título de Arcángel de la Justicia es más propio de Uriel, quien
representa a la justicia en sentido integral y por tanto a los aspectos
coercitivos y rigurosos de aquella (por algo es el arcángel que porta las
llaves del Infierno).
Pasando a la relación perdón/liberación, se ve con claridad
que el perdón representa una liberación tanto para quien perdona como para
quien es perdonado: el que perdona, al menos en el plano humano, se libra del
resentimiento, del rencor, del odio (si acaso existe), de la herida que representa
el recuerdo constante y nocivo de la falta de la cual se ha sido víctima; el
perdonado, se libra en cambio de la amenaza de una posible venganza o castigo
(según sea el caso), como también de toda la mala voluntad y energía que lo
tenían como blanco. Y es que el perdonar es indisociable de una cierta limpieza
interior en relación a la actitud que se tenía frente al recuerdo de la falta
que se cometió contra uno: es por esto que, siendo Zadquiel el Ángel del
Perdón, lo es también del Recuerdo (por ende de la Memoria) y de la
Transmutación, puesto que la transmutación representa una transformación
espiritual de carácter elevador y purificador, tal y como acontece en el marco
de la limpieza interior requerida para otorgar el perdón verdadero.
Por lo anterior, para ciertos ocultistas Zadquiel es el
arcángel que custodia los archivos de las vidas pasadas y del karma de cada
cual, estando así asociado a la limpieza del karma en virtud de su papel de
Ángel[4] del Perdón. La razón es tan simple como sigue: al perdonar, estamos
quitando karma (la mala actitud merecida que le hemos guardado) a quien
perdonamos, por lo cual nos hacemos merecedores de que Dios nos libre de parte
de nuestro karma, estando esa liberación en función de la gravedad de la falta
que perdonamos y de la calidad de nuestro perdón.
Resulta ahora claro el que en la Metafísica (no como rama de
la Filosofía sino del Esoterismo) se lo haya asociado al Rayo Violeta (o Llama
Violeta), diciendo que controla a los Ángeles Violetas y que ministra y esparce
los poderes de la Llama Violeta, sobre todo a quienes la invocan y solicitan.
En cuanto a qué es la Llama-Rayo Violeta, aquella es una fuerza espiritual
compuesta de distintos atributos relacionados entre sí: Transmutación, Perdón y
Liberación, básicamente; para los ocultistas (sobre todo los seguidores de
Saint Germain), este rayo es el más poderoso de los siete y es un rayo que
transforma o transmuta todo lo malo, elevando la frecuencia vibratoria de las
energías espirituales. En total hay Siete Rayos o Siete Llamas,
correspondiéndose cada una de esas llamas a un arcángel particular.
Debido a su papel como Arcángel de la Llama Violeta,
Zadquiel se ha convertido en el arcángel más importante dentro de todos los
círculos esotéricos derivados a partir de la obra de Madame Blavatsky, quien es
prácticamente la madre del esoterismo occidental actual, al menos de aquel que
más se ha difundido y practicado.
Por ese papel de Arcángel de la Llama Violeta es en gran
parte que a Zadquiel se le llama el Arcángel de la Invocación, puesto que cada
una de las Siete Llamas, y sobre todo la Llama Violeta, actúan y se manifiestan
(a nivel invisible pues son llamas espirituales, no físicas) cada vez que se
las invoca mediante tales o cuales decretos metafísicos.
Para los creyentes en la Llama Violeta, aquello es posible
desde que el conde Saint Germain (fallecido en 1784), Maestro Ascendido de la
Llama Violeta, consiguió que la Administración Celestial le permitiese
regalar a la Humanidad la libre disposición de la Llama Violeta, abriendo así
la posibilidad de convocarla con decretos en los que suele estar la presencia
“YO SOY” (las mayúsculas son parte del nombre…).
Por último, se ha creído que Zadquiel dirige a los Ángeles
Ceremoniales puesto que él es el Arcángel de la Invocación. Ellos, los Ángeles
Ceremoniales, son seres que ayudan al hombre a incorporar los ritos y
ceremonias en su vida cotidiana, procurando así el que cada sentimiento,
pensamiento y acto humano, participe en la vivencia del día como un ritual de veneración
a Dios.
EL ARCÁNGEL ZADQUIEL EN EL JUDAÍSMO
La tradición rabínica considera a Zadquiel como el Ángel de
la Piedad debido a que el sefirot que le corresponde es Jesed, sefirot de la
Compasión-Piedad-Misericordia. Indisociable de aquello es el papel que se le
atribuye como el ángel que Dios envió para detener la mano de Abraham cuando
iba a sacrificar a Isaac, su hijo. No obstante hay fuentes que afirman que el
ángel que detuvo a Abraham no fue Zadquiel sino otro: en esta línea, muchos
creen que fue Gabriel debido a su papel de Arcángel Mensajero.
Algunos escritos rabínicos plantean que Zadquiel es el jefe
de los Hashmallim, una orden equivalente al coro de las Dominaciones, sin
embargo no hay consenso total en eso debido a que otros escritos plantean que
el líder de los Hasmallim es Hashmal, mientras que hay quienes dicen que es
Zacharel.
Suponiendo que en efecto Zadquiel perteneciese a la orden de
los Hashmallim y por tanto al coro de los Dominios, eso ayudaría a explicar por
qué, a más de la razón obvia de no formar parte de los cuatro arcángeles
destinados al cuidado de la Tierra, sus interacciones con los humanos no han
sido muy abundantes que se diga; puesto que, al menos para ciertas fuentes de
la tradición judía, los Dominios no suelen interactuar mucho con los humanos.
Por otro lado, su posible pertenencia a los Dominios explicaría por qué, a más
de por su papel ligado al perdón, se le ha asociado a la libertad: y es que,
para algunas fuentes del misticismo judío, los Dominios fueron el primer grupo
de ángeles que obtuvo autorización para operar en el universo sin supervisión
alguna.
Difiriendo de la postura anterior, el Maseket Azilut (texto
cabalístico del s. XIV) coloca a Zadquiel como quien, junto con Gabriel, dirige
a la orden de los Shinanim.
Para acabar, tanto el misticismo judío como la magia ritual
occidental, han asociado a Zadkiel con el planeta Júpiter, otorgándole el papel
de regente astrológico de dicho planeta.
EL ARCÁNGEL ZADQUIEL EN EL CRISTIANISMO
El Catolicismo solo reconoce de manera oficial a tres
arcángeles debido a que solo esos tres están en la Biblia: Miguel, Gabriel y
Rafael. A Zadquiel, junto con los otros arcángeles, no los niegan pero tampoco
los afirman en el sentido de que dentro de la doctrina oficial sean referidos
como seres reales. Lo mismo ocurre con las Iglesias Cristianas Ortodoxas: solo
reconocen a Miguel, Gabriel y Rafael.
Por su parte, en general las iglesias protestantes solo
reconocen a dos (Miguel y Gabriel).
Solo la Iglesia copta de Etiopía lo reconoce, debido a que
tiene como canónico al Libro de Enoc, en el cual se nombra a este arcángel.
EL ARCÁNGEL ZADQUIEL Y LOS MITOS DE LA METAFÍSICA
De entre todos los siete arcángeles, el arcángel Zadquiel es
el que mejor muestra como las corrientes del movimiento de la Nueva Era[8] (o
“New Age”) tomaron, distorsionaron, ampliaron y renovaron elementos originarios
del judaísmo y la cristiandad. Y es que su caso no es como el de Gabriel,
Miguel o Rafael, casos aquellos en los que simplemente se agregaron ciertas
cosas pero el perfil del arcángel siguió mostrándose como esencialmente propio
de la tradición judío-cristiana: no. Aconteció, en el caso de Zadquiel, que el
perfil del arcángel fue, por así decirlo, absorbido y conquistado por la Nueva
Era, llegando así a poderse decir que Zadquiel es más un arcángel de la Nueva
Era que de la tradición judía o el cristianismo primitivo (no actual, pues en
sus inicios aún se aceptaban los siete arcángeles).
La problematicidad de lo anterior está en que, en ese
proceso de absorción, el perfil del arcángel Zadquiel pasó a formar parte de un
conjunto de teorizaciones esotéricas absurdas que, lejos de ser respetables como
fe ajena, fueron mentiras muchas veces conscientemente elaboradas por los
teorizadores; quienes, lejos de tener una actitud intelectual objetiva y
honesta como Orígenes de Alejandría (que, en el marco de su fe, busco racional
e imparcialmente una verdad revelada), simplemente buscaron el dinero y el
poder; o bien, en otros casos, posiblemente (nunca se sabrá a ciencia cierta)
entretejieron teorías extrañas a partir de delirios místicos carentes de
percepciones objetivas. Todo esto no es una opinión sino un hecho, el cual es
inherente al proceso que muestra cómo Zadquiel, al igual que los demás
arcángeles, terminó siendo asociado con una de las Siete Llamas, con
innumerables mensajes (muchos de ellos visibles en la web) dados a través de
innumerables “transmisores psíquicos” espiritualmente “iluminados y
evolucionados”, y con invocaciones absurdas a través de las cuales se puede
invocar el majestuoso poder transmutador de la Llama Violeta:
‹‹Oh Saint Germain, envía llama violeta,
atraviésala por lo profundo de mi ser;
bendito Zadkiel, Oromasis[10],
expandan e intensifiquen más y más.
(Estribillo): Ahora mismo resplandece y satura,
ahora mismo expande y penetra;
ahora mismo libera para ser
la mente de Dios
ahora mismo y en la eternidad››
…[…]…
‹‹YO SOY la llama de Dios en mi alma
YO SOY el faro de Dios que ostenta la meta,
YO SOY, YO SOY el fuego sagrado,
Siento el flujo de júbilo inspirar.››
…[…]…
‹‹Oh Jesús, envía Tu llama violeta
santifica la esencia de mi ser;
bendita María, en nombre de Dios
expande e intensifícala más y más.››
En cuanto a la historia de cómo Zadquiel y los otros
arcángeles acabaron relacionándose con las Siete Llamas, aquella es la
siguiente según se muestra en el artículo Mentiras de la Nueva Era: Maestros
Ascendidos:
‹‹Los Maestros Ascendidos imaginados, inventados, creados,
necesitados, diseñados por Blavatsky,
heredaron todas las características de aquella generación mitológica de
semi-dioses budistas. Pero ahora fueron dotados de una identidad más definida.
Al principio la Teosofía tuvo que lidiar con “maestros” más o menos ocultos
detrás del telón, pero poco a poco comenzaron a adquirir nombre, rostro,
historia personal; y, lo más importante, comenzaron a dar “discursos”. Ese ha
sido el modelo precedente de todos los grupos de Nueva Era que pregonan la
existencia de una Hermandad Blanca formada por Maestros Ascendidos. Los
elementos del grupo son más o menos los mismos: un maestro o varios, un
discurso o mensaje, y un transmisor/receptor llamado “mensajero”››.
Como se ve, “al principio era Blavatsky”. Sin embargo en el
caso de ella, a diferencia de muchos embusteros que le sucedieron, no se puede
afirmar que haya tenido la intención de mentir, lo cual lógicamente no implica
que, en el caso de no haber tenido tal intención, las teorías que propagó sean
ciertas. No obstante hay quienes dicen que si tuvo plena intención de engaño.
Por otra parte, el método de Blavatsky no era muy fiable:
sueños lúcidos, escritura automática, o el tan afamado “dictado” en el cual
ella se limitaba a escuchar, dentro de su cabeza, lo que le decía la voz de un
espíritu. Sea que haya querido engañar o no, Blavatsky escribió, por decirlo
eufemísticamente, extravagancias esotéricas. Bien dijo David Hatcher Childress
en su libro Las ciudades perdidas de Lemuria: ‹‹La Doctrina Secreta de
Blavatsky es un libro casi imposible de leer, pesado, oscuro y lleno de
contradicciones…[…]…Según esta información somos la quinta “raza matriz” que
habita la Tierra, y nuestro planeta está destinado a tener siete de tales
razas. A su vez, cada raza la forman
siete subrazas. La primera “raza matriz”, que se componía de seres
formados de fuego y niebla, vivía en una Tierra Sagrada Imperecedera, pero que
al parecer terminó desapareciendo. La segunda “raza matriz”, apenas visible,
habitaba el antiguo continente ártico de Hiperbórea. …[...]… La tercera “raza
matriz” fue la de los lemures, término que tomó Blavatsky prestado de las
ciencias biológicas del momento, que por entonces clasificaba como “lemures” a
una serie de animales cuyos restos se hallaban tanto en Madagascar como en
Malasia.
Los lemures de
Blavatsky eran unos seres gigantescos,
sin cerebro, de aspecto entre reptil y simiesco. La cuarta “raza matriz” fue la
de los atlantes, los primeros seres plenamente humanos. Nosotros somos la
quinta. La sexta será una evolución de la nuestra y regresará a Lemuria.
Después de la séptima “raza matriz” la vida abandonará nuestro planeta y
empezará de nuevo en Mercurio››. Ahora, fue Blavatsky quien hizo la asociación
entre los Siete Rayos (o Siete Llamas) y los arcángeles; sin embargo, en este
punto sus elucubraciones sí estaban revestidas de racionalidad hasta cierto
punto, siendo que fue después, con el Movimiento YO SOY, que se introdujeron
los disparates metafísicos propios de los decretos y otras cosas asociadas al
“YO SOY”, el cual es, como ya se dijo en una nota a pie de página, “el supuesto nombre de la mónada espiritual
individualizada que expresa la “presencia de Dios” en cada persona y ser dotado
de alma”.
Así, tras Blavatsky y a principios del s. XX, apareció el
Movimiento YO SOY (“I AM Activity”), un movimiento fundado por Guy Ballard y su
esposa, un movimiento que no dudó en usar a los “mahatmas” con los que
Blavatsky supuestamente se comunicaba, afirmando que también a ellos, a los
gurús del Movimiento YO SOY, esos mahatmas y otros “seres de luz” les
transmitían sus fantásticas revelaciones sobre rayos, decretos —ellos iniciaron
la fiebre espiritual por los decretos del YO SOY— y cosas por el estilo, todo
en la línea teosófica iniciada por Blavatsky. Pero su gran “revelación” fue
decir que el mismísimo Saint Germain (fallecido en el s. XVIII) se comunicaba
con ellos y que él, Saint Germain, era el “heraldo” y “jerarca” de la Era de
Acuario, era que ya había empezado a pesar de que, los cálculos matemáticos de
la Astronomía y de la Astrología, mostraban de manera
contundente que la Era de
Acuario recién iniciaría en el 2200 después de Cristo…Lo peor fue, como bien
notó el articulista (del artículo tomado como fuente), que los directores del
Movimiento YO SOY, “no imaginaron que después de ellos surgiría toda una serie
de sectas y grupos que modificarían, maquillarían, alterarían y contradecirían
lo que el Conde Saint Germain había dictado como “palabra sagrada”…”
Había así empezado la gran fiebre metafísica. En
Latinoamérica, la venezolana Conny Mendez se encargó de difundir las enseñanzas
de Blavatsky y el Movimiento YO SOY, convirtiéndose en la primera traductora al
español de tales doctrinas y, con ello, despertando una ola de grupos
esotéricos en los que a veces se introducían nuevos maestros, se cambiaban los
nombres o las funciones de maestros que ya existían; y, desde luego, se
recibían o “canalizaban” mensajes de estos espíritus iluminados, dando como
resultado incoherencias como que, según un grupo, Saint Germain dirigía el
Séptimo Rayo (Rayo Violeta), mientras que simultáneamente otro grupo afirmaba
que no, que habían recibido tales o cuales mensajes y que se habían enterado de
que Saint Germain había ascendido y que por ende otro maestro había pasado a
dirigir la Llama Violeta. No obstante, dentro de toda esta ola metafísica sí
existieron exponentes respetables por su honestidad intelectual. Ejemplo de
ello es Rubén Cedeño, quien en 1993 publicó su famosa obra Los Siete Rayos, en
la cual se sigue manteniendo la asociación entre arcángeles y rayos o llamas,
además de los decretos del YO SOY y la creencia en las arcangelinas o
complementos femeninos de los arcángeles (a cada arcángel le han asignado una…),
ya que él está en una línea teórica semejante a la de Conny Mendez. Interesante
pues resulta la actitud de Rubén Cedeño; quien, manteniendo una fe casi ciega
en lo que muchos han considerado “disparates” esotéricos, elaboró el artículo
Metafísica Aclarada, dentro del cual se defiende y defiende a muchos otros
teorizadores del movimiento.
Volviendo a Norteamérica, luego del Movimiento YO SOY
apareció el Puente de la Libertad, movimiento que amplió las teorías de su
antecesor (el Movimiento YO SOY) y recibió las enseñanzas de maestros
“exóticos” y “misteriosos” como El Morya o Maha Chohan, quienes desde el más
allá transmitían su sabiduría…
Y así siguieron apareciendo más y más revelaciones de los
supuestos Maestros Ascendidos, los cuales conformaban la insigne Hermandad
Blanca, que era nada más y nada menos que la jerarquía espiritual de la Tierra,
conformada única y exclusivamente por los Maestros Ascendidos. Y claro, hubo
quienes afirmaron recibir mensajes de la Hermandad Blanca; sin embargo, lo realmente
impactante fue que, el hijo de dos de esos transmisores o canalizadores de
mensajes de la Hermandad Blanca, declarase que todo era una farsa
conscientemente inventada, contribuyendo así a robustecer la sospecha de que la
Metafísica esotérica no es más que un conglomerado de movimientos en el que
innumerables mentes incautas e inocentes siguen a unos cuantos embusteros o
alucinados, según sea el caso. Cuenta pues lo siguiente el articulista de
Mentiras de la Nueva Era: Maestros Ascendido: ‹‹Los Ballards dijeron ser los
únicos mensajeros de la Hermandad, luego Geraldine Innocente aprovechó ese
trabajo hecho para su soñada religión ecléctica pseudo neometafísica. Luego
aparecieron Mark y Elizabeth Prohet …[…]… En apariencia exudaban luz y
perfección de Dios por todos lados. Hasta que mi curiosidad natural me llevó a
conocer a Sean Prophet (el mismísimo hijo de los Prophets) por Internet en el
año 2001. Sean había sido miembro y ministro de la Iglesia de sus padres
durante su juventud, y cuando estaba siendo preparado para ser el siguiente
mensajero de Los Maestros, rompió relaciones …[…]… Su testimonio en primera
persona es muy simple: asegura que toda la doctrina y enseñanza de los Maestros
Ascendidos escrita y diseminada por sus padres, había sido toda inventada. Que
no existían los maestros porque él mismo presenció cómo sus padres inventaron a
dichos personajes y cómo utilizaron los que ya habían sido inventados por los
Ballards y por Geraldine Innocente, entre otros, para construir una especie de
“imperio religioso” que, por sus intereses políticos y materiales, no tenía
nada de espiritual››
FUNCIONES, VIRTUDES, DONES Y SERVICIOS DEL ARCÁNGEL ZADQUIEL
Primeramente y en un contexto de sincretismo religioso
propio del esoterismo, Zadquiel aparecería como una especie de guardián del
karma, debido esto a que se cree que él custodia los archivos de las vidas
pasadas de la gente y los archivos del karma tanto de cada individuo como de
cada grupo humano; pero, a la par de esta labor de registro kármico, él
intentaría disolver las cargas kármicas de la gente a través de una influencia
espiritual dirigida a la liberación del perdón.
Para los metafísicos, la función primordial de Zadquiel
sería la de dirigir a los Ángeles Violetas y a los Ángeles Ceremoniales; y,
principalmente, ejercer una labor de transmutación energética a través de la
propagación y ministración de la Llama Violeta.
En cuanto a sus virtudes o cualidades, estas son: libertad,
compasión, misericordia, piedad, bondad, transmutación, transformación.
Los dones espirituales que nos puede otorgar son estos:
liberación espiritual, capacidad de perdonar, compasión y misericordia,
saneamiento de experiencias y recuerdos dolorosos, disolución de energías
negativas que se han anclado en nosotros, transmutación y consecuente evolución
espiritual, alegría, tolerancia y eliminación del pesimismo y el sentimiento de
derrota, impotencia y desesperanza.
Es a él a quien debemos acudir cuando no podemos encontrar
esa libertad interior que día a día nos arrebata el vacío inherente al
condicionante orden del mundo, o bien cuando somos nosotros mismos los que,
guardando rencores y odios, nos oponemos al despertar de nuestra libertad
interior. Así mismo, podemos orarle si deseamos librarnos del negativismo o
acelerar nuestra evolución espiritual.
REPRESENTACIÓN
A Zadquiel casi siempre se lo retrata con ropas moradas o
violetas. Aquello representa su asociación con la Llama Violeta y por ende
simboliza la transmutación y todo lo que es inherente a la Llama Violeta;
representa su vínculo con lo ceremonial y con el perdón, ya que el púrpura es
el color de la penitencia y, en una perspectiva religiosa, la penitencia comporta
el perdón pues solo hace penitencia quien ha sido perdonado o está buscando ser
perdonado.
La cruz que suele portar puede interpretarse de dos formas.
En la primera, es la cruz de Cristo y representa el perdón divino, ya que
teológicamente es ese el significado primordial de la crucifixión. En la
segunda, representa la apertura del hombre a la energía divina, ya que se la
puede interpretar como un hombre que, con los brazos abiertos, está recibiendo
la energía de su Creador, la cual circula en el centro de los cuatro elementos
(cada una de las extremidades de la cruz), siendo cada elemento un aspecto del
espíritu humano.
Por último está la copa y puede interpretarse de las
siguientes maneras. En la primera, es el elixir de la vida eterna y por tanto
una exhortación a buscar la unión con Dios para alcanzar dicha plenitud. En la
segunda, es el cáliz de la misa, cáliz que alude a la transubstanciación y por
tanto, en una perspectiva esotérica, a la transmutación (pues la
transubstanciación es un tipo de transmutación).
TABLA DE DATOS ADICIONALES
Día de la semana: Sábado
Lugar de retiro etérico: Cuba
Color: Violeta
Rayo: Violeta
Chakra: segundo chakra, séptimo según algunos
ORACIONES
‹‹Amado Arcángel Zadquiel, te invoco para que me ayudes a
liberarme de la energía negativa que guardo en mi corazón, libérame del rencor
y del dolor. Ayúdeme a perdonar y a olvidar las ofensas y la humillación.
Zadquiel, purifica mi corazón y llena mi alma de amor divino. Gracias Amado
Ángel por ayudarme a perdonar. Amén››
‹‹Amado Arcángel Zadquiel, corta y libérame con tu espada de
Luz Violeta, toda cosa negativa que esté atrasando mi evolución y la de toda la
Humanidad››
‹‹En nombre de la Divina Presencia ¡YO SOY! que hay en
nosotros, y con la fuerza magnética del Fuego Sagrado que reside en nuestros
corazones, apelamos a vos, poderoso Arcángel Zadquiel: encended cada célula de
nuestro cerebro, de nuestros cuatro cuerpos inferiores, de nuestras auras,
chacras y conciencias con la Llama Violeta, traspasándonos con sus flameantes y purificadores rayos,
liberándonos de todas las limitaciones y
dificultades que están ocultas y constituyen obstáculos en nuestro camino hacia La Luz; transformad
todo en pureza, libertad y perfección. Os lo agradecemos››
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario