jueves, 5 de enero de 2017
¡Ven!, La Viejecilla Azul
Era una noche muy calurosa, estaba de vacaciones en la casa
de mi hermano yo dormía en una habitación junto al baño con mi madre, en la
habitación de enfrente mi hermano y su familia.
En mi cuarto no había
televisión así que me dormí temprano, no sé cuánto tiempo pasó, pero me
desperté porque tenía frio, me senté en la cama, algo en la puerta me llamo la
atención, una especie de luz azul iluminaba de manera muy tenue el descanso
entre las habitaciones, me quede sentado ahí viendo con curiosidad, la luz de
pronto empezó a tomar mayor intensidad por el lado derecho de la puerta, algo
que parecía una tela traslucida se asomo de pronto hasta formar una figura
humanoide en el centro de la puerta, ahí sentí miedo, no sé si grite o que pasó
pero mi madre se despertó, al verme ahí inmóvil viendo hacia la puerta me
preguntó – ¿Qué pasa?¿tienes miedo? ¿Hay algo en la puerta?
No imagino cómo era mi expresión en ese momento que sin
decir palabra alguna ella supo lo que pasaba, lo más que puedo recordar es que
no podía moverme, solo estaba ahí sentado viendo como la figura cada vez se
aclaraba mas su rostro era el de una anciana, pero no tal cual, si no como si
su piel fuera muy delgada y se rompió con el viento, el cabello largo casi
hasta sus pies, flotaba a su alrededor igual que su ropa como si estuviese bajo
el agua, porque la luz azul era densa, con burbujas brillantes, en lugar de
ojos tenia huecos profundos y negros, la boca la estaba muy abierta como si
estuviera gritando pero yo no escuchaba nada, absolutamente nada, ni los
grillos que son tan comunes en esas épocas. Su manos estaban tan rasgadas como
su ropa, en ningún momento pude verle los pies, el vestido era muy largo y no tocaba
el suelo, más bien flotaba y se movía como si fuera una hoja de papel en el
agua.
No se movía de la puerta, parecía que no pudiera pasar, pero
igual mi horror creció porque mi madre se puso inquieta, en ningún momento
despegue mi vista de la anciana, creo que ni parpadee, entonces le dije –Tengo
miedo, acuéstese aquí conmigo-, en el momento en que ella se levanto la
viejecilla azul en la puerta hizo un gesto de desaprobación, estiró la mano y
me dijo -¡Ven!- al mismo tiempo que se inclinaba hacia enfrente y con impulso
volaba muy rápido hacia mi…
Caí desmayado y no supe de mí, pero a la fecha no olvido
como parecía algo tan real, su ropa era traslucida pero el cuerpo no, se veía
muy solida…estaba ahí.
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