jueves, 11 de agosto de 2016
La Misteriosa Región Donde los Relojes se Detienen y las Radios No Funcionan
En las entrañas de México,
sobre el paralelo 27, latitud Norte, se expande un desierto conocido como Zona
del Silencio, en donde -sin explicación científica- las ondas de radio se
interrumpen, los relojes enloquecen y las brújulas desorientan.
Es un páramo planetario, 2
mil metros sobre el nivel del mar, sugestivamente situado sobre el paralelo 27,
latitud Norte, coincidiendo exactamente con la ubicación del Triángulo de las
Bermudas, las cordillera del Himalaya y las Pirámides de Egipto. Un obelisco
férreo, de dos metros y medio de altura, se erige, enigmático, señalando la
confluencia del lugar con las tres míticas regiones planetarias.
La Zona del Silencio ha sido
visitada por muchos científicos de diversas disciplinas, que han constatado la
inusitada concurrencia de meteoritos y varios otros fenómenos sin explicación.
En determinadas zonas de la región, los relojes enloquecen, las brújulas
desorientan y las radios sencillamente no funcionan.
No es que falten sonidos,
ruidos o susurros; el nombre Zona del Silencio obedece al fenómeno por el cual
las ondas hertzianas de radio no fluyen de modo normal. Es preciso localizar
determinadas franjas para poder establecer comunicación, aunque, de cualquier
modo, siempre es deficiente. Es la imposibilidad de comunicación con el
exterior lo que ha dado nombre al lugar.
El área, habitada por
pequeños grupos de entre tres y cuatro casas, separados unos de otros por
distancias muy extensas, es un verdadero páramo. Sus piedras, sin contener
hierro, ni ningún otro material metálico, son sin embargo magnéticas y atraen
los imanes. Se cree que, en la prehistoria, la Zona del Silencio supo formar
parte de un inmenso lecho oceánico, lo que explicaría la presencia de
abundantes sedimentos marinos y esqueletos de peces y rumiantes fosilizados.
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